Pais: Chile
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Región: Antofagasta
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Fecha: 2012-03-11
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): 18
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Sección: Economía
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Centimetraje:
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Pie de Imagen
PATRICIA PACHECO, JEFA DF NEGOCIOS TECNOLÓGICOS DE LA FUNDACIÓN.
Consorcio chileno francés estudia llevar agua de ríos entre Bíobío y Arica
RECURSOS. Fundación Chile trabaja en un sistema que permitiría darle uso productivo al líquido que se "bota" al mar.
En un proyecto que permita llevar agua a costos razonables desde los ríos de la zona centro-sur hasta las ciudades del centro-norte del país, se encuentra trabajando un consorcio integrado por la Fundación Chile y el grupo Vinci, un gigante y diversificado holding francés con 195 años de historia. Los encargados de la iniciativa se encuentran en la última fase de un estudio de prefactibilidad y los resultados obtenido hasta entusiasman a sus encargados, que aseguran que es una opción mucho más rentable que otros sistemas existentes para paliar la aridez que caracteriza a la zona más septentrional del territorio nacional.
En la fundación llaman al proyecto como "La carretera del agua". En lo medular, consiste en la instalación de dos ductos especiales en el sector previo a la salinización de la desembocadura de los ríos. El agua captada es llevada a profundidades de 200 metros a través del mar, para iniciar desde ahí su recorrido hacia el norte. Esa distancia es determinada porque a ese nivel el riesgo de que las anclas de barcos arrastren la cañería es mínimo.
La propuesta surgió hace dos años, cuando a la fundación llegó un equipo de la empresa Vía Marina con una oferta que les pareció atractiva. Los ingenieros de esta compañía francesa habían desarrollado un nuevo tipo de plástico, llamado kelpac, similar al utilizado en las mangueras de los bomberos, de alta flexibilidad y gran capacidad para resistir las presiones marinas. Su idea era utilizarla para transportar agua en grandes distancias, y para eso qué mejor que el extendido territorio chileno.
La jefa del proyecto y directora de negocios tecnológicos de la Fundación Chile, Patricia Pacheco, explicó que en ese momento ellos ya llevaban un par de años trabajando en Copiapó. "Los problemas de agua hoy son evidentes, pero ya en ese tiempo nosotros veíamos que era una necesidad muy presente", narró a este medio.
Al analizar la tecnología se dieron cuenta que, a priori, prometía resolver el principal inconveniente que tiene el negocio del agua: su alto costo de transporte. Ante sus buenas perspectivas el consorcio obtuvo US$ 2 millones de parte del Gobierno galo para iniciar su estudio de prefactibilidad.
MEJOR QUE DESALINIZAR En este tiempo ha trabajado en el desarrollo de la iniciativa un equipo multidisciplinario, que involucra a expertos hídricos, en energía y hasta en asuntos legales. Además, se han relacionado con organismos como la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), la Comisión Nacional de Riego (CNR) y la Armada, e instituciones como las intendencias de Coquimbo y Ata-cama, que perciben los beneficios que podría traerles.
Además, la propuesta fue presentada al Consejo Minero y la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), cuyos ejecutivos le habrían solicitado que avancen en la investigación.
Aunque el objetivo central de la propuesta es obtener recursos para el riego agrícola, también se puede emplear para el sector industrial, minero, turístico y hasta para consumo humano, previo tratamiento.
Hoy la disputa por el uso de la escasa agua disponible en el norte es objeto de conflicto entre actividades productivas. El sector industrial ha avanzado en la construcción de plantas desalinizadoras de agua de mar. Sin embargo, esta opción es costosa. Desalinizar un metro cúbico cuesta entre US$ 1 y US$1,4, principalmente por su alta demanda de energía, que es cerca de un 60% del valor total.
Patricia Pacheco contó que han calculado que con "la carretera" el agua que llegue a la orilla valga unos US$ 0,5. "Es que este sistema no consume prácticamente nada en energía. El 90% del costo es su inversión total y operación. Eso cambiaría mucho la dinámica de compra", agregó la bioquímica.
LA VENTAJA DE CHILE
Los encargados visualizaban inicialmente que las desembocaduras de los ríos Rapel o Maipo (en O'Higgins y Valparaíso) podían ser los puntos iniciales de captura de agua. Sin embargo, por sus caudales y posibilidad de abarcar la mayor cantidad de territorio posible es que concluyeron que, por el momento, los ríos Biobío y Maule ofrecen mejores opciones.
Por ejemplo, en sus peores momentos el cauce que separa a las comunas de Concepción y San Pedro de la Paz llega a la desembocadura con 1.000 m3 por segundo, mucho más que los 30 m3 por segundo que aspira a transportar el ducto.
Patricia Pacheco explicó que los 2.041 kilómetros que separan ambos cabos ofrecen dos ventajas que le pueden redituar mayor rentabilidad al proyecto: más ciudades pueden aprovechar el agua y hay más ríos de donde obtener el recurso.
Las exigencias técnicas de "la carretera" favorecen el proceso, pues cada 200 kilómetros el tubo debe salir a la costa para ingresar a pequeñas plantas reimpulsoras. La encargada detalló que ahí se puede recargar con agua de otros ríos; o sacar para nutrir pueblos del secano o proyectos turísticos. "Porque la falta de agua es una de las razones por las que no se instalan más centros hoteleros en zonas costeras", afirmó esta ex profesional de las sanitarias de las regiones de Valparaíso y Metropolitana.
"LOS CAÑONES"
En este instante los encargados del estudio se encuentra trabajando en un informe proporcionado por la Armada. Él les detalla las profundidades del territorio marítimo nacional. El antecedente es clave para configurar un posible trazado, el cual debe sortear los "cañones" o fosas que se encuentren en la zona.
Los ductos tendrían un diámetro de 2 a 3 metros cada uno, los que llevarían agua suficiente para irrigar unas 100.00 hectáreas, que equivalen a 166 canchas de fútbol.
En la fundación creen que este proyecto es complementario a otras ideas que existen en la CNR, donde analizan la posibilidad de construir acuíferos como sistemas de reservas del recurso. De hecho, una delegación viajará a Australia para conocer ese sistema. Los encargados asocian que el agua traída de los ríos sureños podría acopiarse en estas piscinas.
El estudio debe estar terminado en junio, cuando esperan tener los montos estimados que debería costar una iniciativa de este tipo, y que inicialmente podría acercarse a un par de miles de millones de dólares en su totalidad. Pero en la Fundación Chile evitan adelantar cifras. La idea es que los resultados sean entregados a los franceses y la información quede disponible para seguir avanzando en su factibilidad.
"La construcción es rápida e inocua (...) El proyecto toma cada vez más fuerza (...) y como país tenemos que abrirnos a distintas opciones", opinó Pacheco.
Recuadro
El gigante francés del proyecto
La socia francesa en este proyecto es el grupo Vinci, un holding presente en más de 100 países. En Chile tiene las empresas Bitumix, Probisa y Soletanche Freyssinet. A nivel mundial la firma está enfocada en los negocios de concesiones y construcción en sectores del transporte, el agua, energía y comunicaciones. Vinci adquirió hace un año y medio Vía Marítima, que fue la compañía que ofreció originalmente el proyecto de ducto a la Fundación Chile. Aunque tiene proyectos desde 1817, como grupo se formó en 1899.
US$ 2 Millones invirtió el Gobierno de Francia para financiar el estudio de prefactibilidad de la carretera.
US$1,4 Es el costo máximo por desalinizar el metro cúbico de agua de mar por segundo en el norte.
US$ 0,5 Es el valor que estiman en la fundación que costará el traslado del m3 por segundo con su propuesta.
2 a 3 Metros es el diámetro que tendría cada uno de los dos tubos que propone el proyecto en elaboración.
Nex Prensa Escrita
Consorcio chileno francés estudia llevar agua de ríos entre Bíobío y Arica
RECURSOS. Fundación Chile trabaja en un sistema que permitiría darle uso productivo al líquido que se "bota" al mar.
En un proyecto que permita llevar agua a costos razonables desde los ríos de la zona centro-sur hasta las ciudades del centro-norte del país, se encuentra trabajando un consorcio integrado por la Fundación Chile y el grupo Vinci, un gigante y diversificado holding francés con 195 años de historia. Los encargados de la iniciativa se encuentran en la última fase de un estudio de prefactibilidad y los resultados obtenido hasta entusiasman a sus encargados, que aseguran que es una opción mucho más rentable que otros sistemas existentes para paliar la aridez que caracteriza a la zona más septentrional del territorio nacional.
En la fundación llaman al proyecto como "La carretera del agua". En lo medular, consiste en la instalación de dos ductos especiales en el sector previo a la salinización de la desembocadura de los ríos. El agua captada es llevada a profundidades de 200 metros a través del mar, para iniciar desde ahí su recorrido hacia el norte. Esa distancia es determinada porque a ese nivel el riesgo de que las anclas de barcos arrastren la cañería es mínimo.
La propuesta surgió hace dos años, cuando a la fundación llegó un equipo de la empresa Vía Marina con una oferta que les pareció atractiva. Los ingenieros de esta compañía francesa habían desarrollado un nuevo tipo de plástico, llamado kelpac, similar al utilizado en las mangueras de los bomberos, de alta flexibilidad y gran capacidad para resistir las presiones marinas. Su idea era utilizarla para transportar agua en grandes distancias, y para eso qué mejor que el extendido territorio chileno.
La jefa del proyecto y directora de negocios tecnológicos de la Fundación Chile, Patricia Pacheco, explicó que en ese momento ellos ya llevaban un par de años trabajando en Copiapó. "Los problemas de agua hoy son evidentes, pero ya en ese tiempo nosotros veíamos que era una necesidad muy presente", narró a este medio.
Al analizar la tecnología se dieron cuenta que, a priori, prometía resolver el principal inconveniente que tiene el negocio del agua: su alto costo de transporte. Ante sus buenas perspectivas el consorcio obtuvo US$ 2 millones de parte del Gobierno galo para iniciar su estudio de prefactibilidad.
MEJOR QUE DESALINIZAR En este tiempo ha trabajado en el desarrollo de la iniciativa un equipo multidisciplinario, que involucra a expertos hídricos, en energía y hasta en asuntos legales. Además, se han relacionado con organismos como la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), la Comisión Nacional de Riego (CNR) y la Armada, e instituciones como las intendencias de Coquimbo y Ata-cama, que perciben los beneficios que podría traerles.
Además, la propuesta fue presentada al Consejo Minero y la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), cuyos ejecutivos le habrían solicitado que avancen en la investigación.
Aunque el objetivo central de la propuesta es obtener recursos para el riego agrícola, también se puede emplear para el sector industrial, minero, turístico y hasta para consumo humano, previo tratamiento.
Hoy la disputa por el uso de la escasa agua disponible en el norte es objeto de conflicto entre actividades productivas. El sector industrial ha avanzado en la construcción de plantas desalinizadoras de agua de mar. Sin embargo, esta opción es costosa. Desalinizar un metro cúbico cuesta entre US$ 1 y US$1,4, principalmente por su alta demanda de energía, que es cerca de un 60% del valor total.
Patricia Pacheco contó que han calculado que con "la carretera" el agua que llegue a la orilla valga unos US$ 0,5. "Es que este sistema no consume prácticamente nada en energía. El 90% del costo es su inversión total y operación. Eso cambiaría mucho la dinámica de compra", agregó la bioquímica.
LA VENTAJA DE CHILE
Los encargados visualizaban inicialmente que las desembocaduras de los ríos Rapel o Maipo (en O'Higgins y Valparaíso) podían ser los puntos iniciales de captura de agua. Sin embargo, por sus caudales y posibilidad de abarcar la mayor cantidad de territorio posible es que concluyeron que, por el momento, los ríos Biobío y Maule ofrecen mejores opciones.
Por ejemplo, en sus peores momentos el cauce que separa a las comunas de Concepción y San Pedro de la Paz llega a la desembocadura con 1.000 m3 por segundo, mucho más que los 30 m3 por segundo que aspira a transportar el ducto.
Patricia Pacheco explicó que los 2.041 kilómetros que separan ambos cabos ofrecen dos ventajas que le pueden redituar mayor rentabilidad al proyecto: más ciudades pueden aprovechar el agua y hay más ríos de donde obtener el recurso.
Las exigencias técnicas de "la carretera" favorecen el proceso, pues cada 200 kilómetros el tubo debe salir a la costa para ingresar a pequeñas plantas reimpulsoras. La encargada detalló que ahí se puede recargar con agua de otros ríos; o sacar para nutrir pueblos del secano o proyectos turísticos. "Porque la falta de agua es una de las razones por las que no se instalan más centros hoteleros en zonas costeras", afirmó esta ex profesional de las sanitarias de las regiones de Valparaíso y Metropolitana.
"LOS CAÑONES"
En este instante los encargados del estudio se encuentra trabajando en un informe proporcionado por la Armada. Él les detalla las profundidades del territorio marítimo nacional. El antecedente es clave para configurar un posible trazado, el cual debe sortear los "cañones" o fosas que se encuentren en la zona.
Los ductos tendrían un diámetro de 2 a 3 metros cada uno, los que llevarían agua suficiente para irrigar unas 100.00 hectáreas, que equivalen a 166 canchas de fútbol.
En la fundación creen que este proyecto es complementario a otras ideas que existen en la CNR, donde analizan la posibilidad de construir acuíferos como sistemas de reservas del recurso. De hecho, una delegación viajará a Australia para conocer ese sistema. Los encargados asocian que el agua traída de los ríos sureños podría acopiarse en estas piscinas.
El estudio debe estar terminado en junio, cuando esperan tener los montos estimados que debería costar una iniciativa de este tipo, y que inicialmente podría acercarse a un par de miles de millones de dólares en su totalidad. Pero en la Fundación Chile evitan adelantar cifras. La idea es que los resultados sean entregados a los franceses y la información quede disponible para seguir avanzando en su factibilidad.
"La construcción es rápida e inocua (...) El proyecto toma cada vez más fuerza (...) y como país tenemos que abrirnos a distintas opciones", opinó Pacheco.
El gigante francés del proyecto
La socia francesa en este proyecto es el grupo Vinci, un holding presente en más de 100 países. En Chile tiene las empresas Bitumix, Probisa y Soletanche Freyssinet. A nivel mundial la firma está enfocada en los negocios de concesiones y construcción en sectores del transporte, el agua, energía y comunicaciones. Vinci adquirió hace un año y medio Vía Marítima, que fue la compañía que ofreció originalmente el proyecto de ducto a la Fundación Chile. Aunque tiene proyectos desde 1817, como grupo se formó en 1899.
US$ 2 Millones invirtió el Gobierno de Francia para financiar el estudio de prefactibilidad de la carretera.
US$1,4 Es el costo máximo por desalinizar el metro cúbico de agua de mar por segundo en el norte.
US$ 0,5 Es el valor que estiman en la fundación que costará el traslado del m3 por segundo con su propuesta.
2 a 3 Metros es el diámetro que tendría cada uno de los dos tubos que propone el proyecto en elaboración.
Pais: Chile
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Región: Antofagasta
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Fecha: 2012-03-11
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): 18
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Sección: Economía
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Centimetraje:
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