No cabe duda que la tendencia en el mundo es hacia la descarbonización, es decir, el reemplazo de los combustibles fósiles por la energía eléctrica, lo que generará una revolución similar o mayor a la era del carbón, y luego el petróleo, como insumos clave de la revolución industrial. Los países más influyentes han puesto plazos fatales para los autos convencionales, lo mismo que las grandes automotrices, haciendo incuestionable que el cambio ocurrirá.

Esta transición pone en juego una serie de definiciones que marcarán el futuro de la economía global y en particular qué materias primas y en qué cantidad serán la base de los estándares de la nueva era. Tal vez la más importante es qué tecnología será el estándar de la nueva generación de vehículos. Las opciones más importantes parecen ser el auto completamente eléctrico, el híbrido eléctrico y las celdas de hidrógeno. Esta definición no es irrelevante para Chile pues si bien el cobre aumentará su demanda en todos los casos, no será en la misma proporción.

Si el estándar que se imponga es el de los autos completamente eléctricos, la cantidad de cobre por auto sería 4 veces mayor, mientras que en los híbridos 2 veces y en el caso de las celdas de hidrógeno 1,5 veces. En el caso del litio, la demanda se multiplicaría fuertemente, siempre que no sea la celda de hidrógeno la tecnología que se imponga. ¿Qué variables determinarán la tecnología que predominará? Un factor importante es la disponibilidad de materias primas, pues los poderes de decisión relevantes tienen a la vista su escasez o no para fomentar una u otra tecnología. La escasez de cobalto, por ejemplo, es un factor crítico que desfavorece la opción de los autos eléctricos e híbridos y que podría favorecer a las celdas de hidrógeno y de paso afectar los intereses de Chile.

Nuestro país debe poner atención a la pronta disponibilidad de su litio para no salir perjudicado. Un segundo aspecto clave serán las decisiones de los grandes mercados automotrices y las definiciones regulatorias. El próximo hito relevante será el roadmap sobre descarbonización que adoptará la Unión Europea en 2020. Chile debe interesarse desde ahora sobre lo que de allí resulte. El país será beneficiado por la nueva era impulsada por la electricidad, con una mayor demanda para el cobre y probablemente el litio, pero el grado en que ello ocurrirá está aún en juego y debería al menos generar una reflexión mayor, que trascienda el ámbito de Corfo. Hay otros elementos muy relevantes en torno a esta nueva era, como las energías renovables, la autonomía de los nuevos vehículos y la geopolítica económica detrás del dominio de la nueva generación automotriz, lo que hace esta situación aún más estratégica y fascinante.