En términos de crecimiento económico, 2017 presentó una expansión que se ajustó sistemáticamente a la baja y que terminaría en niveles de en torno a 1,5% anual. Claramente, este ritmo de expansión, que dista considerablemente del crecimiento potencial de la economía, ha tenido un impacto sobre la evolución de la industria bancaria, con una evidente reducción en el dinamismo de las colocaciones. No obstante, y a pesar de este ciclo de desaceleración, la banca cuenta con un adecuado mane jo de riesgos y, más importante aún, durante el año ha continuado fortaleciendo su posición de capital, ubicándose como la quinta banca más sólida del mundo.

Para 2018, el consenso de mercado prevé un aumento gradual del crecimiento hasta niveles en torno a 3,0%, que, sin embargo, dependerá de la reactivación del componente de inversión y de la evolución de los mercados internacionales, en particular, del crecimiento de los principales socios comerciales y del nivel de confianza de los inversionistas globales.

Sumado al reto inherente de lograr un mayor dinamismo de la actividad, hacia adelante la industria enfrenta al menos dos enormes desafíos propios de su funcionamiento.

En primer lugar, la discusión del proyecto de ley que modifica la regulación bancaria es, sin duda, uno de los grandes hitos. La ley vigente, que ya mostraba una brecha importante respecto de los estándares internacionales, avanzaría sustantivamente en materia de in stitucionalidad supervisora a través de la Comisión para el Mercado Financiero y, complementariamente, en la adopción de estándares internacionales en materia de capital. Indudablemente, la materialización de los potenciales beneficios de estos cambios dependerá de la discusión legislativa y, posteriormente, su implementación, para lo cual es fundamental el rol de los supervisores y reguladores.

El segundo gran desafío de la industria es seguir avanzando en el proceso de transformación digital, camino que ya lleva un tiempo de recorrido. La evidencia demuestra que la banca digital y el uso de aplicaciones móviles para celulares ha tenido un crecimiento explosivo en el último tiempo, dando cuenta no solo del mayor acceso a internet de los hogares, sino también de las nuevas preferencias de los consumidores que exigen la provisión de servicios financieros más rápidos, seguros y cómodos. En este sentido, la banca sigue realizando innumerables esfuerzos de innovación para avanzar en el cumplimiento de tales necesidades, lo que se ve reflejado en la favorable percepción que tienen los clientes bancarios de los nuevos servicios online y móviles.

Sin embargo, y a pesar de estos avances, la evidencia internacional sugiere que todavía existe espacio para un mayor desarrollo digital. Y para ello, es primordial que estos servicios sean otorgados en un ambiente seguro y confiable. En este sentido, la industria ha realizado importantes innovaciones tecnológicas en materia de seguridad digital, así como campañas de educación a los usuarios, lo que se ha traducido en bajas tasas de fraude. La labor es continuar mejorando los niveles de seguridad, pero cabe señalar que ningún esfuerzo valdría la pena si no se continúa con un trabajo conjunto, que involucre a la banca, a los organismos reguladores y a los propios usuarios.

Para resumir, se avizoran grandes desafíos para la industria cuyo éxito depende no solo del esfuerzo individual, sino más bien del trabajo conjunto y colaborativo y, como he destacado en ocasiones anteriores, del constante diálogo entre los sectores público y privado.