El presidente nacional del Colegio de Químicos -Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile, Mauricio Huberman Rodríguez, manifestó las aprehensiones del gremio sobre el riesgo que implica la oferta y disposición del medicamento como un producto de consumo corriente en góndolas y supermercados.

No obstante, el gremio dijo apoyar cualquier iniciativa que "efectivamente contribuya a mejorar el acceso a medicamentos de calidad, seguros y eficaces, a precio razonable y así como de igual modo, siempre ha respaldado y contribuido a transparentar el mercado de los medicamentos, entendiendo que el buscador de precios, se debe perfeccionar y actualizar permanentemente".

El titular del gremio, precisó que el hecho que existan medicamentos que no requieren de receta médica para su venta, no implica que éstos no puedan causar graves efectos adversos derivados de su uso indiscriminado y de eventuales errores derivados de la automedicación. "Los medicamentos de venta directa son de uso ocasional y no frecuente. como muchos creen".

LOS LABORATORIOS

1 lace unos días, José Luis Cárdenas, presidente de la Asociación de Productores Locales de Medicamentos (Prolmed), gremio que reúne a los laboratorios Abbott, Andrómaco, Bagó, Laboratorio Chile y Sayal, dijo al EL SUR, que la idea de comercializar medicamentos en los supermercados, es una política que Prolmed apoya.

Cárdenas precisó que "los medicamentos que requieren de prescripción médica o de receta solo representan en tomo al 10% del mercado, por lo que el impacto de algo así es bastante menor" y en general, explicó, la gente no tiene problemas en acceder a un paracetamol o a un ibuprofeno, que están en farmacias de cadenas como independientes y a precios módicos y accesibles. El gran problema está en los que sí requieren de receta médica".

Casi el 60% de los medicamentos que sí requieren de receta médica en Chile se pueden comprar sin ella. "Es decir, el riesgo de la auto-medicación existe pero no por los productos que no requieren receta sino con los que sí la requieren, y las farmacias en general no la exigen y eso es algo preocupante", señaló Cárdenas.

Es el caso, expuso entonces, de los anorexígenos, que sirven para bajar de peso, donde denunció que hay un relajamiento bastante importante. Además de la venta ilegal en las redes sociales. "Si nos vamos a preocupar de la automedicación preocupémonos de lo que está pasando hoy. Estoy seguro que si una persona va a la farmacia y pide que le vendan 10 cajas de paracetamol se la van a vender y no va a haber ningún control, porque además quien atiende no es precisamente el químico farmacéutico, por tanto el control en rigor tampoco se hace", dijo Cárdenas.

BIEN SOCIAL

Para Huberman, el medicamento es un bien social, esencial para la salud pública y no debe ser conceptuado como mero bien de consumo, Agregó que el mercado de medicamentos de venta con receta bordea el 77% del mercado total.

"La trascendencia que tiene en la vida humana el uso de medicamentos, hace indispensable el control del Estado en todas las fases de generación del producto farmacéutico, incluida la dispensación y la autoridad sanitaria debe proteger los derechos de las personas y velar por la salud de la población", puntualizó.

Dijo que ante la demanda de un producto farmacéutico el paciente tiene el derecho y el deber de exigir que se le brinde una correcta atención. Eso, ya que todo medicamento -dependiendo de cómo se administre- puede atentar o contribuir a la recuperación de la salud. "El rol fundamental del profesional químico farmacéutico es realizar una dispensación informada de los medicamentos con el objeto de asegurar los efectos terapéuticos deseados".

Cree que la medida no implica una baja de precios, porque ésta sólo ocurriría si los laboratorios estuviesen dispuestos a aumentar la oferta de productos. De lo contrario se generaría un exceso de demanda de los consumidores en farmacias y supermercados, la cual sería contrarrestada por un alza en los precios para alcanzar un nuevo equilibrio de mercado.

Huberman precisó además que los medicamentos son considerados un producto con demanda inelástica, es decir, la cantidad demandada es relativamente insensible a las variaciones del precio, por lo que de existir un aumento en el precio de los remedios los únicos beneficiados serían laboratorios y cadenas de farmacias.

Agrega que la venta de medicamentos en supermercados no mejora el acceso a la población, ya que actualmente, en la mayoría de los supermercados hay una farmacia cerca. "Si se obliga a disponer medicamentos en góndolas, se cenarían farmacias independientes que dan servicio, en general, en las comunas o sectores más pobres del país".

Los laboratorios asociados a las tres grandes cadenas farmacéuticas son además productores de medicamentos de venta libre, por lo cual, podría llegar a generarse algún tipo de alianza que afecte las condiciones de un mercado competitivo.