Pais:   Chile
Región:   Magallanes y de la Antártica Chilena
Fecha:   2017-11-26
Tipo:   Suplemento
Página(s):   4
Sección:   Suplemento - COLUMNISTA
Centimetraje:   28x17
El Pinguino - Análisis
El nuevo clivaje
El surgimiento de posiciones re-fundacionales como el Frente Amplio, que desdeñan profundamente de lo trazado por la centro izquierda chilena durante los últimos 25 años, han dejado un espacio abierto en los ejes que definen el debate político chileno. La pugna actual, en ese sentido, no es electoral sino claramente ideológica. No entre derechas e izquierdas sino entre maximalistas y responsables. La elección presidencial definirá lo que será el mapa ideológico chileno de los próximos años y quiénes serán sus actores relevantes. La vieja tensión basada en el Sí y el No, que definió las identidades políticas durante gran parte de los noventa, ha perdido valor en medio de este proceso de ajustes, que ha implicado cuestionamientos al orden institucional vigente y la revitalización del debate político más allá de lo meramente administrativo.

Sin embargo, el vacío ideológico es generalizado. Ningún sector político tiene claro qué proyecto quiere impulsar pues, aunque digan lo contrario, en realidad están atrapados en una indefinición que ya no se resuelve con buenas políticas públicas ni con buenas intenciones y deseos. Porque ahora la disputa se trata de definir la concepción ideológica de desarrollo para los próximos 30 años. Porque no lo hay. Nadie lo tiene. Porque la Concertación claudicó frente a su propio proyecto transformador de desarrollo basado en mercados libres, democracia estable y responsabilidad fiscal e institucional. Porque la Nueva Mayoría no es la profundización del proyecto concertacionista sino que es el producto de la crisis identitaria e ideológica que sufrió la Concertación.

Es probable que en antes de la segunda vuelta predomine un cierto travestismo entre los candidatos y sus potenciales aliados. Qué quieren hacer las coaliciones en cuanto al desarrollo más allá de sus declaraciones de buenas intenciones actuales. Cuál es el horizonte político que mueve al Frente Amplio, La Nueva Mayoría o Chile Vamos. No está claro, para nada. Sin duda, se ha iniciado un giro radical de la escena política chilena cuyos clivajes no están del todo claros. La tensión entre partidos emergentes y partidos tradicionales se mezcla con la tensión entre lo refundacional que reniega del progreso logrado y lo reformista que pareciera conformarse con lo hecho. En ese contexto, la derecha podría verse obligada a dejar el palco de espectador, que ocupó por varios años mientras la Concertación gobernaba con estabilidad envidiable, para empezar a dedicarse a la política en serio, es decir, tomando una posición ideológica en claro contraste con respecto a las posiciones maximalistas del Frente Amplio, que rechazan o desdeñan del proyecto transformador llevado a cabo durante los últimos 25 años en Chile. Pero eso requiere una definición ideológica más clara y precisa, no simplemente reactiva.

No basta con inventar una nueva forma de ser aliancista bacheletista, como decía Lavín, para no tener que tomar posición. Al contrario, se requiere abrazar un proyecto transformador y radical con miras al desarrollo. Ese que dejó botado la Concertación luego de su mutación hacia la Nueva Mayoría.
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Jorge Gómez Arismendi Director de Investigación Fundación para el Progreso-