Los puertos de San Antonio y Valparaíso son la 'primera línea' del comercio exterior chileno. Pese a que en medio del coronavirus el intercambio de nuestro país ha bajado —cayó 11% en valor en el primer trimestre de 2020—, estos terminales concentran gran parte de los productos que entran y salen del país.

La simple implementación de alcohol gel para los trabajadores —entre otros resguardos—, inéditas mesas de trabajo con sistemas de comunicación remotos y fumigaciones masivas de camiones, que superan los cinco mil vehículos al día entre los dos terminales, son algunas medidas que activaron estos puertos.

Así lo señalan los gerentes generales de las firmas estatales portuarias de San Antonio (EPSA) y Valparaíso (EPV), Luis Knaak y Franco Gandolfo, respectivamente, quienes administran estos recintos donde se desempeñan cerca de tres mil personas, incluyendo dotaciones propias y las de sus concesionarios privados.

Los ejecutivos afirman que ha sido clave la colaboración de los trabajadores portuarios, las empresas y los fiscalizadores, entre otros, para adoptar diversas medidas operativas y sanitarias. Uno de los datos que revela el menor dinamismo en San Antonio, fue la baja de 51% anual en marzo en la internación de automóviles, con casi solo 15 mil unidades.

En este puerto se desempeñan dos mil trabajadores y una cifra similar entre agencias de aduana, transportistas, fiscalizadores, entre otros. Luis Knaak, gerente general de EPSA, comenta que una de las primeras medidas fue coordinar con los tres terminales concesionados —STI, DP World San Antonio y Puerto Panul— un plan de prevención de contagio interno, que se extendió a los otros actores de la cadena logística.

Así, indica, 'se están entregando mascarillas y guantes para todos los trabajadores que deban realizar su turno en la cubierta de la nave, se aumentó la cantidad de puntos de surtido de alcohol gel, se está sanitizando con amonio cuaternario cada maquinaria, equipo móvil y superficie con la que podría entrar en contacto el portuario en el turno. Además, se le toma la temperatura a cada persona que entre al recinto', detalla entre las acciones.

Knaak agrega que desde hace unas dos semanas 'estamos asperjando a todos los camiones que entran al puerto', lo que involucra a 2.500 a 3.000 unidades al día. A la vez, decidieron que las tripulaciones de los buques no desciendan de las naves. En horarios de toque de queda, el puerto está funcionando con sus turnos. San Antonio atiende, en promedio, 90 naves de todo tipo de carga.

Franco Gandolfo, gerente general de EPV, indica que en el primer trimestre transfirieron 2,3 millones de toneladas a través de los frentes de atraque de los concesionarios TPS y TCVAL, y con la colaboración de la Zona de Extensión de Apoyo Logístico (ZEAL).

El ejecutivo admite que en marzo se advirtió una caída de 17% en el movimiento, aunque destaca alzas en carga de fierro y fruta. Gandolfo recuerda que desde enero comenzaron a adoptar medidas en materia de higiene y desinfección de equipos y espacios. En el ámbito operacional, añade, se redujeron los trámites presenciales en toda la cadena.

Afirma que han seguido trabajando al mismo ritmo, pese a los toques de queda, recibiendo en marzo poco más de 60 recaladas de barcos. Esta actividad los ha llevado a fumigar cerca de 2.200 camiones al día. El ejecutivo indica que si bien los trabajadores del puerto son cerca de 700, la comunidad portuaria relacionada a Valparaíso involucra unos 20 mil a 30 mil puestos laborales.