LAS autoridades financieras de algunas de las economías más grandes del mundo dieron un paso hacia un acuerdo sobre cómo dividir las utilidades de las compañías multinacionales, acortando las diferencias entre las visiones de Estados Unidos y Francia sobre gravámenes a firmas digitales y se comprometieron a delinear un plan para enero de 2020. El nuevo impuesto estará basado en la presencia digital –no solo física- de las firmas, de acuerdo con un sumario de las discusiones publicado ayer. La redistribución de las ganancias entre las naciones dependerá de qué tan profundamente involucrada está una compañía en un país en particular, potencialmente a través del uso de modelos de negocios altamente digital, aunque los detalles todavía necesitan ser resueltos. Sin embargo, este no incluirá una cláusula específica que apunte a las grandes compañías tecnológicas, un problema que preocupa a las autoridades de Estados Unidos, quienes han iniciado una investigación sobre si una reciente medida en Francia discrimina contra firmas estadounidenses.

Además, los ministros de finanzas del Grupo de Siete países industrializados (G7) reunidos en Francia acordaron que debe haber un nivel mínimo de carga tributaria global para corporaciones multinacionales, parecida a una reforma tributaria aprobada en Estados Unidos en 2017, algo que los negociadores franceses estaban buscando. El acuerdo representa una conciliación entre las posiciones francesas y estadounidenses y un significativo paso adelante en un impuesto digital internacional. Francia y otros países europeos quienes un Sistema que reparta más de las ganancias de Silicon Valley en sus territorios vía impuestos.

Estados Unidos espera evadir un cúmulo de impuestos unilaterales y se opone a medidas que apunten a compañías digitales específicas. Los ministros indicaron que esperan completar el nuevo impuesto, bajo el amparo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) hacia fines del próximo año. De todas formas, el G7 y otras naciones necesitarán ponerse de acuerdo en los criterios precisos que definan el porcentaje de ganancias que serán repartidas entre los países, un tema que probablemente encenderá el debate.

El ministro de Economía y Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, dijo que su país mantendrá su impuesto nacional a grandes compañías tecnológicas, como Alphabet Inc (Google) y Amazon Inc, hasta que se alcance un acuerdo final. El nuevo impuesto francés, que es retroactivo a inicios de 2019, aplica 3% de impuesto a las ganancias que las compañías cosechen en el país, desde actividades como publicidad focalizada o gestionando un Marketplace digital. Asimismo, un informe que destaca los riesgos que implica Libra (de Facebook) y otros criptomonedas fue ingresado el miércoles por autoridades importantes de los bancos centrales del G7, del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Internacional de Pagos y el Foro de Estabilidad Financiera.

El grupo, liderado por Benoît Coeuré, miembro del Consejo del Banco Central Europeo, dijo que las nuevas monedas digitales aumentan 'un número de serios riesgos a prioridades de políticas públicas, incluyendo, en particular, a medidas antilavado de dinero y contra financiamiento del terrorismo, así como la protección de los consumidores y de datos, ciberresiliencia, competencia justa y cumplimiento impositivo. El informe del grupo, que aún no se ha hecho público, advierte sobre la necesidad de una fuerte regulación financiera. Los ministros dijeron que las criptomonedas, como la Libra 'incrementan serias preocupaciones regulatorias y sistémicas, así como una amplia variedad de temas de política, las cuales necesitan ser consideradas antes de que esos proyectos puedan ser implementados'.

Respecto a las proyecciones económicas, 'el crecimiento global aparenta estar estabilizándose y con la expectativa de un moderado repunte en 2020', aunque los riesgos están inclinados a la baja, dijo el grupo de ministros y gobernadores de bancos centrales. Estos dijeron que las políticas fiscales deber ser 'flexibles y amigables con el crecimiento', y que los bancos centrales apoyarán la actividad económica mientras 'se reconozca que la política monetaria por sí sola no puede hacerse cargo de todos los desafíos económicos'. El G7 incluye a Estados Unidos, Japón, el Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.