Después del revés que sufrió el intento de la oposición venezolana para entregar ayuda humanitaria el fin de semana, el Presidente encargado, Juan Guaidó urgió ayer a los gobiernos regionales a estrechar el cerco diplomático contra el régimen de Nicolás Maduro. Guaidó arribó ayer en Bogotá para participar hoy en la reunión del Grupo de Lima sobre la crisis de Venezuela. Es la primera vez, desde que fue creado en 2017, que el encuentro contará con la asistencia de una autoridad venezolana. La alianza de 14 países —entre ellos Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia y Estados Unidos como colaborador externo— se reunió por última vez el 4 de febrero en Ottawa.

Entonces, 11 de las 14 naciones integrantes pidieron un cambio pacífico de gobierno y llamaron a los militares, sostén del chavismo, a reconocer a Guaidó y permitir la entrada de ayuda humanitaria, rechazada por Maduro, quien la considera el primer paso para una intervención militar en Venezuela. El Presidente encargado adelantó que planteará ante la comunidad internacional 'tener abiertas todas las opciones' contra Maduro, luego de que dos camiones con asistencia humanitaria fueran quemados; cuatro personas fallecieran y casi 300 quedaran heridas tras enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad venezolanas. Las Naciones Unidas, la Unión Europea y una serie de gobiernos locales —entre ellos el de Brasil, Argentina y Chile— condenaron la violencia, que ayer continuaba en la frontera venezolana.

El embajador de Guaidó ante el Grupo de Lima, Julio Borges, aseguró que hoy solicitará en la cumbre acciones diplomáticas más 'contundentes': 'Vamos junto al Presidente Guaidó a la reunión del Grupo de Lima a presentar posiciones firmes que signifiquen una escalada de las medidas diplomáticas, políticas y de uso de la fuerza en contra del régimen por bloquear la ayuda humanitaria y generar una violencia sin precedentes en la frontera'. Borges, diputado en el exilio, sostuvo que junto al mandatario encargado aprovecharán la presencia del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en la reunión para plantear dichas medidas. 'Buscaremos fijar y pedir ese paquete de acciones contundentes porque los choques en las fronteras de Colombia y Brasil con Venezuela abren las puertas a una estrategia más determinante, definitiva e inmediata'.

Estados Unidos también anunciará 'pasos concretos y acciones claras' para enfrentar la crisis venezolana, dijo ayer a Reuters bajo condición de anonimato un alto funcionario del gobierno de Donald Trump. El propio secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, aseguró a la prensa local que 'los días de Maduro están contados' y que 'todas las opciones están sobre la mesa', incluyendo 'más sanciones y más asistencia humanitaria'. El gobierno chavista contestó diciendo que Pompeo está 'desesperado', 'buscando un pretexto para la guerra'. El Presidente colombiano, Iván Duque, pidió ayer a los países 'no dejarse llevar a discursos belicistas'. El mandatario sostuvo que la comunidad internacional tiene 'la obligación de arreciar el cerco diplomático contra Maduro', quien rompió las relaciones diplomáticas con Colombia. Duque insistió en la necesidad de que los militares venezolanos deserten y expresen su lealtad a Guaidó. El fin de semana, unos 120 miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas rompieron con el chavismo.

El factor militar Expertos coinciden con Duque en que las Fuerzas Armadas siguen siendo el actor principal en el pulso entre Guaidó y Maduro. Para Peter Hakim, presidente de Diálogo Interamericano, los gobiernos regionales y EE.UU. no pueden perder de vista este factor: 'El Ejército no es solo la única entidad que tiene el poder de mantener a Maduro en el cargo o destituirlo. También tiene la capacidad de decidir qué pasará con el mandatario chavista si es derrocado; si la Presidencia se transfiere a Guaidó; si se realizan elecciones; si se nombra a otro chavista o si el Ejército decide mantener el control del país', comentó a 'El Mercurio'. El experto consideró que, al no lograr hacer que más militares desertaran del régimen, la oposición 'parece haber perdido la paciencia', y advirtió que considerar una intervención militar puede ser 'un grave error', porque dividiría a los partidarios internacionales de la oposición.

'La ruptura de esa unidad solo beneficiará al régimen de Maduro', añadió. Analistas coinciden en que un quiebre militar es posible si hay un cambio de estrategia. Es decir, si se logra una negociación clara con el régimen, si se crea una amnistía con nombre propio para cada uniformado, que se les garantice un futuro laboral con ingresos económicos y una garantía internacional. Si no se logra una confianza total, no habrá deserción, consignó El Tiempo. Para Christopher Sabatini, experto en Venezuela de la Universidad de Columbia y fundador del portal de noticias latinoamericanas Americas Quarterly, también es importante considerar qué podrá pasar con Guaidó a partir de ahora. El Presidente encargado cruzó a Colombia el viernes pese a una restricción de la justicia afín al chavismo que le impedía dejar el país, y no se sabe cómo volverá. 'Lo más políticamente inteligente que Maduro puede hacer es no permitirle regresar al país. Un mandatario en el exilio será significativamente más débil y menos capaz de reunir a la gente en la calle y motivar la opinión popular', comentó a este diario.