Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2018-10-12
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A3
Sección:   OPINIÓN - EDITORIAL
Centimetraje:   17x16
El Mercurio
Duración de las hospitalizaciones
Los indicadores de la eficiencia de la atención médica no han revelado una evolución comparable a la de la mortalidad infantil o la mortalidad general, por ejemplo.
Un reciente estudio efectuado por un académico de la Universidad del Biobío ha concluido que la duración de las estadías hospitalarias, para el mismo diagnóstico, difiere significativamente entre las clínicas privadas y los hospitales públicos. Mientras en las primeras ellas son breves, en los hospitales se prolongan, incluso duplicando los períodos de internación en las clínicas. Así, por ejemplo, si una operación de vesícula significa que el paciente debe permanecer hospitalizado, en promedio, por 1,7 días en una clínica, en un hospital público permanece 4,3 días.

Es sabido que el día-cama de hospital es uno de los recursos más caros de que dispone el sistema de salud y, por tanto, conviene mantenerlo en un mínimo, pues de esa forma se puede atender a mucha más gente con presupuestos similares. Si los pacientes quedan internados más allá de lo estrictamente necesario, se está dilapidando mucho dinero y dejando a otros pacientes sin atención. Por ello, el autor del trabajo ha señalado que de emplearse con más eficiencia la hospitalización, hasta hacerla comparable a la de las clínicas, podría eliminarse la lista de espera no GES en menos de cinco años.

No es la primera vez que un estudio bien realizado da a conocer resultados semejantes. Hace algunos años se estudió la duración promedio de los períodos de hospitalización antes de que se efectuara una operación y los hallazgos fueron similares. En los hospitales públicos ese tiempo de espera era el doble del que se requería en las clínicas.

Pese a que los médicos se sienten orgullosos de los indicadores de salud que existen en Chile, casi todas las investigaciones tienden a demostrar que la variable de calidad de la atención médica no guarda relación con los indicadores sanitarios principales de mortalidad y morbilidad. Más bien, son las condiciones generales de vida de la población, su situación nutricional, sus hábitos de alimentación, el consumo de cigarrillos, alcohol y otros, y la cantidad de ejercicios que realizan, los que determinan su estado de salud y la extensión de sus vidas. La atención médica puede influir muy decisivamente en la calidad de vida de las personas, pero no es un determinante significativo de los clásicos indicadores de salud. Las diferencias entre salud y medicina son muy grandes, aunque no siempre son bien comprendidas. Los indicadores de la eficiencia de la atención médica no han revelado una evolución comparable a la de la mortalidad infantil o la mortalidad general, por ejemplo. En algunos diagnósticos se ha demostrado más bien una notoria falta de avance, como en el cáncer de cuello uterino, que otros países que tenían tasas comparables a Chile hace 40 años han reducido su mortalidad a una décima parte, en tanto en el país se mantiene sin grandes variaciones desde entonces.

Las condiciones socioeconómicas son cruciales a la hora de medir la salud de las personas. Muchos médicos que trabajan en los servicios públicos de salud se dan cuenta de ello, pues la población que ellos atienden, además de ser más vulnerable, enfrenta condiciones tan adversas que las comparaciones con otros grupos sociales, como las que se hacen en el estudio de la Universidad del Biobío, tendrían una validez limitada. En efecto, una madre pobladora que trabaja informalmente llega al hospital a tener su parto en peores condiciones que una madre que puede acudir a una clínica privada. De esta forma, no es de extrañar que las hospitalizaciones por cesáreas tengan duraciones tan diferentes como las que se han observado en este trabajo. Por ello, si bien la observación de que las hospitalizaciones se prolongan en el sector público es inobjetable, las explicaciones sobre esta diferencia también debieran ser objeto de análisis comparando a ambos grupos antes de que les sobrevenga la enfermedad.