'Sobre la promoción y la protección de los derechos humanos de Filipinas'. Así se titulaba la votación, realizada el jueves de la semana pasada en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que buscaba presionar al gobierno del país asiático para detener las ejecuciones extrajudiciales y detenciones forzadas.

Ese día, a contramano de la mayoría de los países del mundo, y de sus socios más cercanos en América Latina, Chile se abstuvo de aprobar la resolución, generando múltiples críticas desde la oposición y provocando lo que algunos llamaron 'la primera crisis' del ministro Teodoro Ribera.

'La abstención a la resolución presentada por Islandia en el CDH, en el caso de las Filipinas, nos sitúa en el lado equivocado de la comunidad internacional y cómo no puede ser justificada por los antecedentes que se nos han dado a conocer', dijo, por ejemplo, el Foro Permanente de Política Exterior.

No es, sin embargo, la primera vez que las votaciones de Chile en los organismos de Naciones Unidas, y específicamente en el Consejo de Derechos Humanos —del cual forma parte desde principios de 2018— hacen ruido en el mundo diplomático. De hecho, ha habido varias oportunidades en que estas han sorprendido.

Un ejemplo de esto se dio en la sesión 40ª del organismo, llevada a cabo entre los días 25 de febrero y 22 de marzo de este año.

En esa oportunidad, Venezuela, a nombre del Grupo de Países no alineados, puso en tabla para someter a votación el tema del 'Impacto negativo en los derechos humanos de las medidas coercitivas unilaterales', buscando una condena abierta a las medidas económicas en contra del gobierno de Nicolás Maduro tomadas por Estados Unidos.

Aquella vez la resolución fue aprobada, siendo la mayoría de los países integrantes del Grupo de Lima algunos de quienes la rechazaron. La excepción fue, sorpresivamente, Chile, que aprobó la resolución, alineándose con países como Cuba y Bolivia. Esto se produjo en uno de los momentos más duros del Grupo contra Maduro, justo cuando se comenzaba a preparar la Cumbre de Prosur y en los mismos días de la visita del Presidente Sebastián Piñera a Cúcuta. El voto generó la molestia, y suspicacia, de varios, incluyendo algunas autoridades en la misma cancillería.

En el Gobierno explican que esto se produjo debido a que la política tradicional del país ha sido votar siempre a favor de las iniciativas del movimiento de los países no alineados, del cual es parte. Esto, pese a que muchas de estas son contrarias a la política exterior chilena. ¿La razón? Evitar que el grupo pueda resentir el rechazo de sus ideas y apoyar, por ejemplo, demandas como la de Bolivia en la Corte de La Haya.

No obstante, muchas veces, el país ha dado su aprobación, presentando reservas específicas, según el caso. De hecho, al estar Venezuela detrás de la votación, días después el Gobierno envió una aclaración del voto a Ginebra.

Durante los mismos días de sesión, llamó también la atención que Chile se abstuviera de aprobar una iniciativa de Cuba sobre 'un orden internacional equitativo', pero aprobara otra moción levantada por el mismo país sobre los 'efectos de las obligaciones financieras internacionales en los derechos humanos'.

Según el Gobierno, estas situaciones se explican en que las votaciones en el Consejo no son solo 'sobre derechos humanos'. Explican, a su vez, que hay varios factores en juego, como si la resolución es de consenso o divisiva; la opinión de los países de la misma región; si hay un texto negociado o no por el país afectado, y los intereses específicos de Chile. En este caso, se explica que el país siguió la línea de los países asiáticos, que o se abstuvieron o rechazaron la iniciativa. Esto, por los acercamientos que La Moneda está llevando a cabo con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), que no se ha pronunciado al respecto, y la futura organización del foro Apec en Santiago.

Ante las críticas que apuntan a que Chile habría mostrado 'contradicciones' en el tema de derechos humanos, en el Gobierno recuerdan un caso similar, acaecido bajo la administración de Michelle Bachelet, en la Asamblea General de la ONU.

En aquella ocasión, en noviembre de 2017, Chile se abstuvo de aprobar una resolución condenatoria por la situación de los derechos humanos en Irán. 'Hoy, mi delegación se ha abstenido del proyecto en cuestión, como un llamado a la República Islámica de Irán a llevar a cabo un diálogo constructivo, con medidas concretas', explicó el, en ese entonces, embajador ante la ONU Cristián Barros. Aquella vez se criticó que parte de la decisión pasaba porque, esa misma semana, Chile destinaba por primera vez un embajador en Teherán. n