La antofagastina Cristi-a Dorador Ortiz fue elegida una de las 100 Mujeres Líderes del Año, en reconocimiento a su importante aporte en el área de la investigación y en la formación de nuevos talentos científicos.

Su nominación fue una sorpresa para ella, pero no para quienes la conocen y la postularon al certamen que organizó Mujeres Empresarias, junto a Economía y Negocios de "El Mercurio", para destacar a las mujeres más influyentes del año a nivel nacional en tres categorías: empresaria o ejecutiva, servicio público o social, y profesionales, académicas o investigadoras.

En esta última categoría ganó la científica antofagastina, actualmente subdirectora Programa Doctorado en Ciencias Aplicadas mención Sistemas Marinos Costeros de la Universidad de Antofagasta e investigadora titular del Centro de Biotecnologia y Bioingeniería (CeBib).

Justamente este centro de excelencia que cuenta con financiamiento de la-Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) la postuló sin que ella supiera, debido a su fructífera trayectoria y aporte en la investigación en ecología microbiana, limnología, compuestos bioactivos de bacterias y hongos, biogeoquímica.

"Fue una grata sorpresa cuando me llamaron y me siento súper agradecida por este reconocimiento, que también lo es para mi equipo y mi red apoyo", precisó.

Agregó que el trabajo científico es de 24 horas y que sin una red de apoyo, que en este caso es su pareja y padres, no sería posible con la dedicación y pasión que le imprime a su trabajo.

Siempre busca conocimientos y respuestas para contribuir desde su vereda a la comunidad, para que, por ejemplo, las entidades competentes tomen mejores decisiones ambientales visibilizando la fauna microbiana de la zona y única en el mundo, cuyos compuestos tienen propiedades antibacteriana, antiinflamatoria y anticancerígenas, entre otros.

Además, esta destacada académica ha logrado sembrar en sus alumnos amor por la ciencia e interés por la zona, por lo que la mayoría de ellos actualmente realizan sus doctorados en el extranjero enfocando su mirada en la región.

Esa misma mirada que a ella la hizo volver a la zona después de perfeccionarse en Alemania, para hacer un real aporte desde la investigación de la ecología microbiana acuática y desértica.

La premiada científica estudió básica en la Escuela D-75 "Darío Salas" y media en el Liceo Experimental Artístico (Lea), donde aprendió a tocar el contrabajo. De allí que después de estudiar licenciatura en Biología en la Universidad de Chile y perfeccionarse en la Universidad de Kiel Alemania, en su regreso a su ciudad natal compatilizó su vocación científica con la música como contrabajo de la Orquesta de Cámara de la Universidad de Antofagasta.