Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2018-04-14
Tipo:   Suplemento
Página(s):   10-11-12-14-16-17
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   27x102

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"No existe una tecnología que se conecte a Internet y al mismo tiempo sea totalmente infalible", dice el abogado Juan Carlos Lara, director de investigación cíela oficina de Derechos Digitales.

"Lo más difícil sería que ellos pudieran escuchar lo que estás hablando con el micrófono, porque tendrían que estar procesando todo el tiempo lo que hablas", dice el profesor de ingeniería de la UC Juan Reutter.

El miércoles pasado Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, compareció frente a la Cámara de representantes del Congreso de Estados Unidos luego de que se hiciera pública la filtración de datos de millones de usuarios del sitio, lo que habría influido en el resultado de las últimas elecciones presidenciales de ese país.
El Mercurio - Sabado
¿ME ESTÁ ESCUCHANDO FACEBOOK?
¿Es posible que el micrófono del celular procese todo lo que hablamos, que Facebook e Instagram nos escuchen para dirigir su publicidad? Una periodista de "Sábado" hizo el experimento y habló con especialistas tecnológicos, abogados y representantes de la red social para averiguar si hay o no algo de qué preocuparse.
Dejo mi celular sobre la mesa del living y comienzo a decir la palabra: "zapatillas" sin parar. No la googleo, no la escribo, no la etiqueto, no la menciono en una conversación telefónica, solo la digo al aire repetidamente, agradeciendo que nadie me esté mirando: parezco una loca.

Después de unas horas reviso la publicidad en mi Facebook y en mi Instagram. Nada.

No me voy a rendir. Hace meses siento que la publicidad en las dos redes sociales que más uso tienen relación muy directa con lo que digo. Si le comento a una amiga sobre su polera, aparece en mi Facebook publicidad de la tienda donde la compró. Si dijo que quiero ir a hacerme las uñas, aparece una peluquería con descuento en manicure.

Quizá hay algo en el tono con el que pronuncio "zapatillas": zaatillas. Así que cono el riesgo de explicarle ami pololo de mis aprensiones sobre ser constantemente escuchada. Es una persona comprensiva y acepta conversar conmigo sobre zapatillas. Miro el celular: está bloqueado, entremedio de nosotros. "Quiero comprarme zapatillas, cuántas zapatillas tiene, quiero volver a correr y usar nuevas zapatillas, cuál es tu marca favorita de zapatillas".

Al día siguiente me despierto y ahí están. Dos avisos de zapatillas en el marketplace de Facebook, y un anuncio en Instagram de Nike; unas zapatillas que veo y que, más encima, me gustan: las compraría para salir a correr. Me siento menos loca. Y con ganas de tener zapatillas nuevas.

Reviso mi historial de actividades en Facebook y en los últimos cuatro meses no he escrito nada relacionado con zapatillas. He resistido la tentación de subir una foto con mi equipo de fútbol. Según el mismo registro, el 5 de diciembre de 2011 le puse like a Adidas, lo único que encontré, siete años atrás. Nunca lo he hecho con Nike. Reviso la búsqueda avanzada en Twitter y desde que abrí mi cuenta en marzo de 2009, nunca he tuiteado la palabra "zapatilla". Y el historial de mi computador dice que no he googleado zapatillas.

Entro a Facebook y lo uso, como siempre, para reafirmar lo que ya pienso. Escribo: "¿Alguien ha conversado sobre algo en persona y después ve anuncios sobre eso en Facebook? ¿Me estoy volviendo loca?".

Las respuestas llegan rápidamente: "Sí!!! En fb e Instagram, nos ha pasado a varios en la pega".

"Obvio, reconocimiento de voz de los aparatos by google [...] pasa con los lugares que visitaste también".

"Es terrorífico, a mí me ha pasado dos veces, la primera casi me da un infarto [...] estábamos con mis amigas conversando sobre un "proyecto" de pega (medio soñando, sí, jajaja). Los celulares lejos, en la mochila [...]. Llego a mi casa, me meto a Facebook y paaaaaam! me ofrece poner me gusta a empresas
que ofrecían el servicio del proyecto que pensamos!".
"Sí, es verdad. Nos escuchan". "Black Mirror :("
"Sí, pasa y a menudo".
"En Instagram también pasa".

Futurama

Bueno, son mis amigos. Tampoco me habrían dicho: "Estás viendo muchas noticias". Busco fuera de mi burbuja. Me doy cuenta de que el crítico de cine Diego Muñoz, más conocido como Hermes el Sabio, escribió sobre el tema en su muro:

En un capítulo de Futurama, Fry quiere comprarse desesperadamente unos calzoncillos, y luego descubre que es porque en el futuro ponen publicidad en los sueños de la gente. Déjenme decirles que esta weá de la publicidad que te aparece porque HABLASTE de ciertas cosas está bien cerca de eso". Parece alguien dispuesto a discutir sobre mi problema.

—Lo más terrorífico fue hace poco. Estaba hablando con mi polola de que estaba chato de la arena de los gatos de su bario. Porque salen del baño y dejan el pasillo lleno de piedras, que después tengo que barrer. Al otro día me metí a Instagram y había un anuncio de barios de gatos para que las piedras se queden en la alfombra. Y dije basta, hasta cuándo.

—Quizá siempre te salió la publicidad y solo ahora la notaste —le digo para que la conversación no se transforme en un espiral paranoico.

Me da el punto, pero dice que lo específico de la publicidad en su teléfono lo tiene así.

—Pasan estas cosas y entiendo que ese es el negocio. La información de nosotros mismos. Entiendo que estás logeado siempre, y este es el riesgo de siempre estar. Ya perdimos la batalla.

Conozco ese problema: uno acepta dar información y esas empresas las rentabilizan. Puedo vivir con eso, vivo con eso. Otra cosa es tener un micrófono registrando todo lo que digo a cada momento. Días después le comento a Rodrigo, un amigo, la idea del micrófono y Facebook, y me cuenta una historia aún más puntual. Hace unos días le regalaron un whisky Jack Daniels, que no suele tomar, y al día siguiente Facebook le propuso una nueva variedad de la marca. Él no tiene Instagram, ni Twitter y en Facebook no postea hace tres años.

Le digo que quizá geolocalizan sus actividades. Saben, por ejemplo, que va a bares y esa información generó el aviso.

—Si fuera el caso —me dice—, me hubiese salido antes, no el día después de que me regalaron uno. Y revisé hacia atrás; nunca antes me había salido.

Punto para mí: no estoy sola. Si todo esto es real, a más personas en el mundo les tiene que estar pasando, así que busco sobre el tema en Google. Sí, el otro gigante que maneja los datos y preferencias. Quizá mañana me salgan avisos de grupos de conspiradores anónimos.

El primer resultado: "'Facebook me escucha': Por qué la teoría conspirativa se rehúsa a morir".

Segundo y tercer resultado: "¿Está Facebook escuchando mis conversaciones?".

Cuarto resultado: "Facebook reitera que no escucha conversaciones".

Quinto resultado: "¿Está Facebook escuchando tus conversaciones? El denunciante de Cambridge Analytica piensa que sí".

El denunciante es Christoper Wylie, 28 años, pelo rosado y el ex-peno que destapó la olla sobre los datos que Facebook entregó sobre 87 millones miembros de la red social y el uso que le dieron para campañas políticas como la de Trump y el Brexit. El 22 de marzo, Wylie se sentó en el comité de Parlamento británico y por casi cuatro horas dio su testimonio. El presidente del comité, Damian Collins, tenía dudas similares a las mías.

"Ha habido varias especulaciones sobre el hecho de que Facebook puede, a través de la aplicación de Facebook en su smartphone, escuchar lo que la gente está hablando, discutiendo y usar eso para priorizar la publicidad también. Otras personas han dicho que no creen que sea posible y que eso solo pasa porque el sistema de Facebook es tan bueno prediciendo, que puede adivinan ¿Tiene una opinión sobre eso?".

Y esta fue la respuesta de Wylie:

"Según tengo entendido, esa es probablemente una pregunta para Facebook, pero solo sobre los comentarios del uso de audio y el procesamiento del audio, pueden usarlo. Generalmente, las empresas lo usan, no solo Facebook, sino que generalmente otras aplicaciones que extraen audio lo hacen para contexto ambiental; por ejemplo, si estás viendo televisión, si se encuentra en un lugar concurrido donde hay mucha gente hablando o en algo que suena como un entorno de trabajo. No quiere decir que estén escuchando lo que usted dice.

No es un procesador del lenguaje natural, en realidad sería bastante dificil de escalar, sino comprende el contexto ambiental de dónde se encuentra para mejorar el valor con-textual de la publicidad en sí. Pero probablemente sea una pregunta para Facebook".

No me parece menos grave: ahora imagino que mi celular escucha cuando estoy viendo una teleserie en mi casa o cuando estoy en un bar. Reviso en mi iPhone la configuración de privacidad y cuáles aplicaciones tienen acceso al micrófono. Las únicas son Instagram y Whatsapp, las aplicaciones que Facebook compró en 2012 y 2016, respectivamente. Puedo entender que necesiten mi micrófono para las sloys de Instagram y los mensajes de audio que detesto, pero el celular no me permite elegir, como en la localización, cuándo se usa el micrófono (Nunca / Al usar la app). Es como si siempre pudiera estar activo.

—No es descartable que puedan estar escuchando a través de tu teléfono. El teléfono lo pueden intervenir, pueden estar filmando lo que estás haciendo a través de la cámara frontal del teléfono, pero me atrevería a decir que sería mucho que una empresa establecida estuviera haciendo ese tipo de cosas —me dice Jorge Pérez, investigador del Instituto Milenio de Investigación para Fundamento de los Datos y académico de la Universidad de Chile—. No es que ponga las manos al fuego por Facebook, pero creo que es paranoia y va de la mano con que la gente no entiende que los algoritmos son demasiados precisos, no porque te hayan escuchado, sino porque saben lo que te gusta. Entiendo lo que me quiere decir: soy aburridamente predecible. Y paranoica.

Sesgo cognitivo

El martes 10 de abril, Mark Zuckenberg se tuvo que enfrentar a la teoría de que Facebook escuchaba a sus usuarios a través del micrófono del celular. Y no fue en una entrevista: tuvo que testificar por casi cinco horas ante el Congreso de Estados Unidos por las consecuencias regulatorias del escándalo de Cambridge Analytica. Ahí, el senador Gary Peters le preguntó si Facebook usa el audio obtenido de los dispositivos móviles para enriquecer la información personal sobre los usuarios.

"No. Senador, permítame aclarar sobre esto, usted está hablando acerca de esta teoría de la conspiración que dice que escuchamos lo que está sucediendo en su micrófono y lo usamos para anuncios. No lo hacemos. Para que quede claro, sí permitimos que las personas tomen videos en sus dispositivos y los compartan, y los videos tienen audio, por lo que mientras tomas un video, lo registramos y lo utilizamos para que el servicio sea mejor, al asegurarte de que tus videos tengan audio, pero creo que eso está bastante claro", respondió.

Voy hasta la oficina de Derechos Digitales, en Santiago Centro. Ahí está Juan Carlos Lara, abogado de la Universidad de Chile y Director de investigación y políticas públicas de la organización. Usa anteojos, el pelo corto y tiene cara bonachona.

Lleva casi cinco años trabajando en la promoción de los derechos humanos en el entorno digital. Cuando le pregunto sobre los micrófonos activados no cree que pase, porque son demasiados usuarios, demasiados dispositivos, demasiada internet, demasiado procesamiento de voz. Pero sí tiene otra teoría:

"No existe una tecnología que se conecte a Internet y al mismo tiempo sea totalmente infalible. Si hay algo que reveló Snowden era que podían escuchar las conversaciones, incluso si los celulares no estaban prendidos. Por eso él pedía que los periodistas guardaran sus teléfonos en un refrigerador. Incluso, la comunidad más paranoica diseña cajas donde guardan el teléfono para tener conversaciones personales".

Me junto en un café en Providencia con Juan Reutter, profesor de ingeniería de la UC e investigador del Instituto Milenio para los Fundamentos de los Datos. Quiero entender con él si mi teléfono me espía. Es flaco, usa la ropa holgada y antes de irse a su clase en San Joaquín, revuelve su café y con calma me dice:

—Si ellos te quieren escuchar, te pueden escuchar. La teoría conspiracionista nace del hecho de que no pueden garantizar lo que te están diciendo. Cuando pones que Facebook no almacene tus fotos, no tienes ninguna certeza de que no lo haga realmente. Pero lo más dificil sería que ellos pudieran escuchar lo que estás hablando con el micrófono, porque tendrían que estar procesando todo el tiempo lo que hablas. Le explico lo que me pasó con los anuncios de zapatillas que aparecieron en mi timeline, y sonríe.

—La teoría es más simple: funcionamos en base a patrones sociales. Todos quieren pensar que son únicos, pero el perfil de las mujeres de tu edad que les interesa las zapatillas, es detectable.

No se lo digo, pero tiene razón. Voy todos los lunes, por dos horas, a jugar en una cancha de fútbol. Me pueden geolocalizar y ver que hay un patrón ahí, soy alguien que eventualmente va a querer zapatillas. Y pongo like en Instagram a amigos y famosos que corren. Sigo cuentas de mujeres que juegan fútbol. Quizá es demasiado fácil ofrecerme zapatillas.

Juan Reutter se va a su clase y me quedo pensando en que tal vez este tipo de publicidad siempre estuvo ahí, pero yo no la vi. Le escribo a Roxana Cacciuttolo, psicóloga clínica de la Universidad de Chile, para saber si es así.

—Eso es un sesgo cognitivo que te lleva a sobrevalorar tus tendencias y opiniones, pues eso es lo que buscas y desestimas las opiniones contrarias.

-O sea, que si una publicidad no me interesa, ¿no me voy a dar cuenta de que está ahí?

—Así es. Validas tus creencias e intereses y no te das cuenta de que lo haces. Eso disminuye la capacidad de crítica. Genera un error de razonamiento y es visible cuando hay emociones involucradas.

—La respuesta es más profunda de lo que esperaba. Quizá la psicóloga tiene razón y las zapatillas siempre estuvieron ahí, publidtándose, pero solo las vi cuando quise verlas.

—Al consultarles, Nike no quiso referirse al tema.

El sueño del auto propio

Para que funcione realmente, la prueba para ver si el micrófono de mi teléfono está activado la tengo que hacer con algo que no tenga relación directa conmigo, que no pueda ser geolocalizado, que no esté en ninguna lista, privada o pública, de mis datos.

Como un auto. Odio manejar, no quiero tener un auto, no distingo entre modelos, y ando en bicicleta. Sesgo cognitivo aparte, no recuerdo la última vez que vi publicidad sobre autos en Facebook o Instagram. No dejaré detalle al azar: hablaré de autos con otra gente a la que no le interesan los autos, discutiré modelos que no conozco, evaluaré precios que ni loca pagaría. Y esperaré.

Tengo una cuenta en Facebook hace 10 años, en Twitter hace 9 y en Instagrarn hace 7. Subo fotos, busco memes, pongo like compulsivamente y lo primero que hago en la mañana y lo último en la noche es revisar mi celular.

Pero hay algo me da vueltas: todos los expertos con los que hablé en este reportaje no tienen redes sociales o toman medidas digitales que antes me parecían exageradas. Juan Reutter no usa Google, sino que Duckduckgo, un motor de búsqueda que no guarda la información de los usuarios. Apenas supo que Facebook compró Whatsapp, Jorge Pérez borró ambas aplicaciones. Probablemente el más extremo es Daniel Álvarez, quien no tiene Facebook ni Whatsapp y hace tres semanas borró Instagram. Sabe del tema: es abogado, especialista en derecho y tecnología, coordinador ejecutivo del diploma de ciberseguridad de la Universidad de Chile, y en el gobierno de Michelle Bachelet fue secretario ejecutivo del Comité Interministerial sobre Ciberseguridad, además de hacer la política nacional sobre el tema.

Cuando le digo que quiero hablar sobre mi paranoia, me responde: "encantado".

-Trabajo en privacidad. Soy un poquito paranoico. Las prácticas comerciales de la empresa son abusivas. Aunque tu Facebook no esté abierto, igual recopila información. Esto es una caja negra, sabes lo que entra a tu teléfono, pero no sabes exactamente cómo sale la información.

-¿Crees que nos pueden estar escuchando?

-Yo creo que sí. De alguna medida. Pero nadie tiene evidencia de que te escuchan, no hay brechas que den cuenta de eso.

Si sus consejos le sirvieron a la Presidenta, bien podría tomarlos en serio.
Miro mi celular: ningún auto a la vista.

Aló, Facebook

Me aburrí. Voy derecho a los que debieran tener una respuesta más clara: la gente que vende los avisos digitales. Hablo con Missael Azócar, publicista y analista de márketing digital de la Agencia Carat hace un año y tres meses. Me explica una de las posibles razones de mi paranoia frente a los anuncios en redes sociales:

—Utilizamos información para hacer campañas digitales, a través de bases de datos de clientes que cargamos a Facebook o AdWords (Google). Por ejemplo, una persona que entró al sitio web cotizó un producto, lo dejó y ahí se fue, nosotros tenemos esa información. Y hacemos publicidad acorde a eso. Lo legal es no comprar bases de datos a externos, sino que usar las bases de datos del cliente.

Me dice que su agencia tiene 20 clientes y que la inversión en Facebook el último mes fue de 70 millones de pesos. Me parece un número alto, pero Missael me dice que hay agencias en las que un cliente puede invertir 200 millones de pesos en solo un mes.

Le cuento a Missael mi experiencia diciendo "zapatillas" y "auto" varias veces frente al celular: Como todos, se ríe con sutileza y me dice que eso es imposible. "El celular no te escucha, la publicidad la pagan y con los datos la dirigimos", me responde.

Y aunque la teoría conspirativa fuera cierta, un experto en márketing digital no me diría que me escuchan ilegalmente y que luego venden la información de mis conversaciones diarias.

Entonces le escribo a una abogada argentina que trabaja en Facebook y ella me deriva al área de comunicaciones. En Chile no hay oficinas de Facebook, pero sí tienen un equipo que atiende las cuenta del país. La región del Cono Sur se maneja desde las oficinas de Argentina.

A través de un mail, le pido una declaración de la empresa que aclare dos puntos: ¿pueden determinar mi gusto a través de la información que han recopilado de mí? Y, ¿pueden tener acceso al micrófono de mi teléfono y usar esa información para publicitar productos en sus sitios? Un par de minutos más tarde, me responde:

"Hola. Carla, buen día.
Te comparto algunas fuentes donde hablamos sobre estos temas. Tu primer pregunta tiene que ver con la politica de datos que actualizamos hace dos días. Cualquier cosa, avísame.
Espero te sirva todo.
Cariños".

Su respuesta son cuatro links que llevan a la politica de datos de la empresa —14. páginas y 31.235 caracteres sobre qué hacen con mi información—, el aviso del cambio de politica de datos y condiciones del servicio, información sobre los nuevos controles de privacidad para los usuarios y la declaración oficial sobre el uso de micrófonos en Facebook:

"Facebook no usa el micrófono de su teléfono para informar anuncios o para cambiar lo que ve en Noticias. Algunos artículos recientes sugieren que debemos escuchar las conversaciones de las personas para mostrarles anuncios relevantes. Esto no es verdad.

Mostramos anuncios basados en los intereses de las personas y otra información de perfil, no en lo que está hablando en voz alta. Solo accedemos a su micrófono si ha otorgado permiso a nuestra aplicación y si está utilizando activamente una función específica que requiere audio. Esto puede incluir la grabación de un video o el uso de una función opcional que presentamos hace dos arios para incluir música u otro audio en las actualizaciones de estado".

OK. Me queda claro, cariños. Nada aún en mi teléfono.

Pero, ¿podrían?

Si la localización de las personas a través del teléfono es real, y si los sistemas operativos pueden activar micrófonos para escuchar conversaciones de posibles criminales, ese sería probablemente un mejor uso a que el celular me escuche si quiero un auto o no. Facebook, si estás escuchando, no tengo pensado matar a nadie.

—Pero sería dificil porque tienen un nivel de complejidad técnica importante —dice Daniel Álvarez—. A pesar de todo lo que pueda decir contra estas plataformas, ellos manejan volúmenes gigantes de información, tanto que si alguien les pide activar los micrófonos, les dirán que en tiempo real es imposible. Si quieres activar un sistema de escucha, eso está regulado en todos los países. No lo veo tan simple, legalmente no sería tan fácil.

Pido un Uber a mi trabajo. Me recoge en Ñuñoa. El auto sube por Luis Thayer Ojeda. Abro Facebook para ver qué hace la gente que conozco y poder estar segura de que están haciendo lo mismo que yo: nada importante. Ahí lo veo: dos días después de mis falsas conversaciones, Renault me muestra una foto de su modelo Duster en una puesta de sol y me dice que parte en 475 litros y termina en 1.636, sea lo que sea que eso signifique. Quedo helada. Se lo cuento a los expertos.

A Juan Reutter, profesor de ingeniería:

—Para que el experimento funcione, tendrías que decirle a alguien que no conoces que te dé una palabra, porque si soy el abogado del diablo, la palabra que se te ocurrió no la elegiste al azar, sino que es algo que tenías en la cabeza. Pero me sorprende un poco que a través de una escucha de tu micrófono ellos puedan saber lo del auto. Pienso que no lo hacen y si lo hacen, sería escandaloso. Y no puedo negar, no puedo decir que no lo hacen con total propiedad, porque podrían.

Y a Daniel Álvarez, experto en ciberseguridad:

—Puede ser real, pero nadie te va a decir a ciencia cierta de que es real si no hacen un estudio con metodología válida. Pero los únicos que tienen acceso al control de tu equipo, con ese nivel de permiso, probablemente sean aplicaciones de este tipo.

Le pregunto al gerente de márketing de Derco sobre la estrategia digital de Renault en Chile. Me responde que usan "distintos medios de comunicación para sus estrategias comerciales. En este ámbito efectivamente utilizamos publicidad en redes sociales y medios digitales, tales como Facebook y compañías similares, las cuales basan su modelo de negocio en hacer publicidad segmentada, con politicas en cuanto a publicidad y manejo de información privada claramente especificadas en sus sitios oficiales. Bajo ese marco se realizan los acuerdos para publicitar en sus páginas".

Llego al trabajo. Sigo mirando mi teléfono, ahora con más distancia. Me acompaña a todo: al baño, al psicólogo, cuando me junto con mis amigas. Voy a cerrar todas las aplicaciones, desactivar el micrófono, la georeferenciación. Si pude dejar de fumar, puedo hacer esto. Quizá no debería tener ni siquiera un smartphone, para asegurarme. Sí, eso haré. Hoy no, no puedo desaparecer así de golpe. Mañana tampoco. Quizá el lunes.
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POR CARLA MANDIOLA GARCÍA-