El caso de la Universidad Gabriela Mistral es emblemático. Fue la primera universidad privada en Chile en la década de los 80 y el año pasado perdió su acreditación institucional, entre otras razones, por su debilitada situación financiera y por depender de un solo sostenedor e inyector de recursos, los Sodalicios para la Vida Cristiana.

'Efectivamente, el problema financiero era un problema, pero ya lo estábamos gestionando de antes. Hay que dejar claro que el sostenedor siempre ha cumplido sus compromisos y puede que por problemas coyunturales se atrase un poco al hacer las remesas, pero siempre lo ha cumplido. Aquí no había déficit de sorpresa, las cosas estaban más o menos pronosticadas y nos tocó entrar (al proceso de acreditación) en un mal momento, porque nos salpicaron los casos de las universidades Iberoamericana y del Pacífico, pero lo que siempre he dicho es que no tienen por qué meternos en el mismo saco', afirma José Hipólito Zañartu, rector de la Gabriela Mistral.

El abogado ahonda en ese punto. 'Se sensibilizó mucho al aspecto financiero que fue, precisamente, lo que provocó el derrumbe de ciertos proyectos; entonces a veces es fácil extrapolar, y en el caso nuestro creemos que si bien tenemos déficit financiero, este es un proyecto que sigue totalmente adelante', dice.

Lo que sí descarta es que en la pérdida de acreditación haya influido la situación por la que atraviesa la orden de los Sodalicios, intervenida por el Vaticano. 'Honestamente no encuentro razón de que haya uno, dos, cien o cien mil sostenedores, lo que importa es que haya un sostenedor responsable. Prefiero un sostenedor responsable que cuatro sostenedores que no se ponen de acuerdo, y aquí el sodalicio ha sido un sostenedor tremendamente responsable', afirma.

'A pesar de los problemas propios (de los Sodalicios), nunca ha dejado o nunca ha obviado su compromiso. De hecho, el sostenedor ha puesto desde que ingresó a la universidad alrededor de US$ 18 millones a US$ 20 millones', agrega.

Sobre ese punto, Zañartu dice que el déficit financiero de la Universidad el año 2018 fue de US$ 1,5 millones, el que, gracias a un aporte del sostenedor, debería quedar zanjado este año.

'Huechuraba no es la única opción'
Otro de los cambios que plantea el rector para modificar la estructura de la Universidad es pasar de cinco facultades actualmente a tres. 'No es que se eliminen carreras, sino que se reagrupan, es decir, si antes había una Facultad de Educación, hoy eso queda dentro de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, junto con Sicología. Antes, la Facultad de Derecho solo impartía esa carrera, y ahora tenemos tres. Sigue la Facultad de Negocios, Ingeniería y Digitales, y sigue también la Facultad de Ciencias de la Salud, con eso se logra que más o menos haya una distribución relativamente proporcional de planta y alumnos'.

Y sobre el plan de cambiarse de sede desde Providencia, donde están ahora, a Huechuraba, hace matices. Primero, porque el terreno donde se iban a cambiar está con problemas judiciales. 'La judicialización es porque hay una medida precautoria sobre el campus Huechuraba, y mientras esta exista, en teoría no se puede construir, no se puede vender. La medida la presentó una sociedad que se llama Inmobiliaria del Inca, que es una sociedad que tenía un contrato de arrendamiento y uso con la Universidad Ucinf'.

Aunque el terreno de Providencia termina su contrato de arrendamiento el 31 de enero de 2021, siguen viendo otras ubicaciones. 'No es Huechuraba la única alternativa. Estamos mirando otros sectores, porque siempre he dicho que las cosas hay que revisarlas, especialmente cuando pasan los tiempos y había ciertos presupuestos externos que hacían de Huechuraba algo atractivo, como el teleférico u otras infraestructuras que si se atrasan, no es culpa de uno. Hay que estar viendo, pero estamos con todos los tiempos sumamente calculados, se están buscando alternativas', explica el rector.