Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-04-05
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   B4
Sección:   Economía y Negocios
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El ministro de Agricultura, Antonio Walker, ha hecho gestiones para mantener el funcionamiento de centrales de abastecimiento y ferias libres.
El Mercurio
Ministro de Agricultura, Antonio Walker, trabaja con las seis naciones del Consejo Agropecuario del Sur
Chile impulsa un sistema de intercambio de alimentos que, ante una crisis como la actual, asegure el abastecimiento de los países del Cono Sur
Este mecanismo considera que los gobiernos compartan información sobre stock de productos, de modo de reducir la especulación de precios, algo que Walker también espera evitar a nivel local, aunque no ve necesario llegar a fijarlos. Una mejor alternativa, dice, es mantener el funcionamiento de las ferias libres, porque así se asegura la competencia, 'siempre y cuando se logre que estas cumplan las medidas sanitarias'.
Crear dos grupos de WhatsApp fue una de las primeras cosas que el ministro de Agricultura, Antonio Walker, hizo para abordar la crisis del coronavirus en su sector. En uno incluyó a líderes de casi 70 gremios del agro y en el otro conectó a las dirigencias de las confederaciones campesinas. ¿El objetivo? Conocer de primera fuente y solucionar las trabas y los problemas derivados de las medidas implementadas para controlar el avance de la enfermedad, que han complicado la continuidad del abastecimiento de alimentos.

El secretario de Estado reconoce que han sido varias las situaciones. Una de las más complejas, dice, los salvoconductos, porque al inicio del estado de catástrofe y del toque de queda no incluían a todas las actividades que intervienen en la cadena de alimentos. Lo mismo pasó después con las aduanas y cordones sanitarios que en algunas ciudades complicaron en extremo la logística.

'Primero hicimos la gestión con las autoridades regionales para resolver ahí la mayor cantidad de situaciones, evitando que llegaran al Gobierno central. Hoy el sector agrícola es uno de los que está funcionando con mayor normalidad, con un nivel de operación prácticamente del 90%', dice.

Walker precisa que en los puertos de San Antonio y Valparaíso, y también en los cordones y aduanas sanitarias, los camiones llegan a esperar más de seis horas, alterando toda la cadena de los alimentos. Pese a esto, asegura que 'tenemos alimentos suficientes para pasar el covid-19 y todo el invierno'.

Abrir fronteras

El ministro plantea que una lección para países pequeños como Chile —que nunca podrán autoabastecer toda su demanda de alimentos— es priorizar la seguridad alimentaria por sobre la soberanía alimentaria, lo que implica abrir las fronteras.

En base a esta premisa, revela uno de los proyectos que está impulsando. Aprovechando que Chile tiene la presidencia del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), donde también participan Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay —junto a Perú y Bolivia, que están integrándose—, impulsa la creación de un sistema de intercambio de alimentos para el Cono Sur.

Esta semana, los ministros del grupo acordaron que la oficina regional de la FAO coordine el mecanismo, y la próxima semana darán un nuevo paso: cada país declarará sus stocks de alimentos. Esa es la esencia de esta coordinación, pues esa transparencia ayudará a reducir el riesgo de especulación de precios que se da en las crisis. Y luego, en base a datos de las balanzas comerciales, se definirán los volúmenes a comercializar entre ellos, de manera transparente en cuanto a la existencias que cada quien dispone.

Walker aclara que el intercambio, cuyos detalles normativos espera sean definidos lo antes posible, será con productos donde Chile tiene excedentes y que, a su vez, buscarían asegurar acceso a carne, trigo, arroz y frutas (plátano y piña). 'Esto le conviene a todos los países del CAS, porque tenemos distintos climas y algún grado de déficit y superávit de productos, por lo que al avanzar con este modelo le daríamos seguridad alimentaria a buena parte de América Latina', dice Walker.

'He dado la pelea para que las ferias libres sigan funcionando'

En el plano interno, después del anuncio de gremios panaderos de un alza de 20% en el precio de este producto, el titular de Agricultura dice que tras analizar con ellos la situación de los costos que se han elevado —harina, petróleo, mano de obra—, el alza debiera ser no superior al 3%. 'Este año hay que preocuparse mucho de los ajustes de precios, porque la repercusión económica de la pandemia será durísima y tenemos que velar por la estabilidad de la canasta de alimentos', dice y precisa que no ve necesario tener que llegar a la fijación de precios.

Walker estima que una forma de asegurar la competencia y evitar la especulación es mantener la operación de las ferias libres, pese a que por sus características muchos las consideran un foco contagioso del covid-19.

'He dado la pelea para que las ferias libres sigan funcionando, porque para el 70% de la población del país son la única fuente de abastecimiento y también evitan desplazamientos innecesarios entre comunas, especialmente las que no tienen o se quedaron sin supermercados. Pero para que esto suceda, en las ferias tienen que respetar el protocolo sanitario que diseñamos y los municipios lo tienen que fiscalizar', asegura Walker. Agrega que para descongestionar estos espacios es clave que solo se realice venta de alimentos y no de otros productos. Esto implica aplicar medidas para impedir la presencia de los denominados 'coleros'.

Comenta que para enfrentar la crisis, los productores de alimentos están pidiendo liquidez y financiamiento. Por eso permitirán prórrogas y renegociación de créditos de Indap para los pequeños. A los medianos los atenderá BancoEstado y Corfo, mientras que para los más grandes 'queremos llamar a la banca a replicar estas medidas', dice.

Recuadro
>>"Esto le conviene a todos los países del CAS, porque tenemos distintos climas y algún grado de déficit y superávit de productos. Le daríamos seguridad alimentaria a América Latina'.

>>Sector alimentario busca seguir produciendo pese a cambios operativos, presión de costos y trabas por medidas sanitarias

'El agro no para'. Con esa consigna productores de carne, leche, huevos, frutas y otros alimentos están respondiendo a la emergencia sanitaria del covid-19.

Los desafíos de las empresas de este sector son comunes: ajustar procesos y logística a protocolos sanitarios más estrictos para mantener a los trabajadores sanos, en un contexto en que al mismo tiempo enfrentan alza en sus costos.

Según datos del Ministerio de Agricultura, en este sector intervienen más de dos millones de personas, considerando empleos directos e indirectos; y entre el campo y la mesa del consumidor, hay varios procesos intermedios: plantas faenadoras, packing, frigoríficos, transporte y distribución. Cada uno de ellos ha experimentado situaciones que los afectan debido a las medidas adoptadas por las autoridades para controlar la pandemia, aunque coinciden que estas los encontraron en un mejor pie, gracias a los altos estándares sanitarios que aplicaban previamente. Estar alejados de los centros urbanos también ayuda a evitar contagios entre quienes trabajan en estos sectores, asegura el presidente de la Federación Nacional de Productores de Leche, Eduardo Schwerter.

Sin embargo, con matices, dirigentes de estos rubros proyectan lo que esperan para su actividad en los próximos meses: el principal temor es que cuando se alcance el peak de contagios, lo que se proyecta para fines de abril o inicios de mayo es que la cantidad de operarios se reduzca a tal nivel que ponga en riesgo las operaciones. Esto, en las labores más intensivas en mano de obra, como las cosechas de frutas —de las cuales aún falta realizar cerca del 30%— y hortalizas. También en aquellas que, requiriendo menos personal, este tiene mayor especialización, como frigoríficos, plantas faenadoras o mataderos, donde en algunos casos ya se trabaja al 75% o 50% de capacidad, debido al alejamiento de los trabajadores pertenecientes a grupos de riesgo, según comenta Rafael Lecaros, gerente general de Faenacar, la asociación que agrupa a estas últimas instalaciones.

Aunque el 60% de la carne bovina que se consume en Chile es importada y su ingreso podría verse afectado por eventuales barreras adoptadas en sus países de origen, Sergio Willer, que preside la Corporación de la Carne, gremio que agrupa al 80% de los productores del país, dice que en los próximos meses la carne no escaseará. Esto, porque casi la totalidad de la producción interna —que el año pasado alcanzó a 212 mil toneladas— se vende en cortes que él denomina básicos y que son los que usan en la alimentación habitual. Los cortes importados, dice, son los más caros y agrega que de ser necesario se podría dejar en el país la carne que se exporta, y que corresponde al 10% de la producción.

Alza de costos no justifica traspaso a precios

Si bien la producción de carne no ha experimentado alzas en sus costos, ya que para alimentar a los animales predomina el pastoreo, los productores de huevos no pueden decir lo mismo, pues el 100% de la soya y el 50% del maíz que consumen las gallinas, y que representa el 70% del costo total del producto, viene de otros países y sus precios se han visto golpeados por el tipo de cambio. Patricio Kurte, gerente general de Chilehuevos, explica que la decisión de traspasar estos incrementos a precios dependerá de cada uno de los cerca de 340 productores que al mes entregan unos 370 millones de huevos.

El requerimiento de implementos de seguridad, como mascarillas y guantes, se ha cuadruplicado en general en el sector alimentario. El ejecutivo de Faenacar ejemplifica con que si previo a la pandemia estos se usaban solo para manipular los alimentos, ahora se utilizan hasta en los vehículos para transportar a los operarios. Y más allá de que el precio de estos insumos se ha disparado, la preocupación que ronda en el sector es que se produzcan quiebres de stock que impidan acceder a ellos.

El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura, Ricardo Ariztía, descarta que en los próximos meses haya alzas importantes o generalizadas en el precio de los alimentos. Lo que habrá, dice, son incrementos puntuales y habituales para la época, como sucede con los limones por Semana Santa. Otros incrementos se producirán por plagas específicas, situaciones climáticas, la sequía o la escasez previa al inicio de temporada, como sucede en estas fechas con las paltas.

Las restricciones a la circulación, así como la instalación de cordones y aduanas sanitarias, que la autoridad ha adoptado en forma progresiva a medida que los contagios de coronavirus se incrementan en las ciudades, en varios casos han amenazado con romper la cadena de abastecimiento de alimentos. Dos días de gestiones se requirieron en Osorno, por ejemplo, para flexibilizar la aplicación de estas medidas y facilitar el tránsito de los productos de esas zonas, como leche y carne, así como de los trabajadores a la salida e ingreso a las ciudades.

El presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, remarca que solo el 10% de la fruta que se produce en el país se consume internamente, por lo que descarta riesgo de abastecimiento, aunque en lo que respecta a las exportaciones, dice que los embarques de carozos destinados a España debieron ser redestinados a Asia, mientras que en Estados Unidos se ha visto un incremento en los pedidos de algunos frutos, mientras esperan que hacia septiembre, cuando se inicia la temporada de cosechas, la situación global esté mostrando ya señales de recuperación.

>>Las alzas de costos han sido puntuales y hasta ahora no justifican que haya un traspaso a precios, dice el líder de la SNA, Ricardo Ariztía.
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Jéssica Esturillo O.-