Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-02-17
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   22
Sección:   El Día
Centimetraje:   29x23

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Fernando Lucero, cardiocirujano del Hospital San Borja Arriarán.
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El doctor Fernando Lucero ha realizado 50 operaciones con técnica mínimamente invasiva
Pacientes Fonasa pueden acceder a cirugía cardíaca en 3D
Con este procedimiento no se necesita fracturar el tórax, como sí ocurre en las intervenciones a corazón abierto.
El Hospital Clínico San Borja Arriarán, dependiente del Servicio de Salud Metropolitano Central, atiende a personas provenientes de las comunas de Santiago, Estación Central, Maipú, Cerrillos y parte de Pedro Aguirre Cerda. 'Operamos a pacientes del Servicio de Salud Metropolitano Central y del Hospital San José. Tenemos una población asignada de cerca de 2.000.000 de habitantes, que pueden acceder a una cirugía cardíaca si lo requieren y si están inscritos en Fonasa y en la Atención Primaria', destaca Fernando Lucero, cardiocirujano del Hospital San Borja Arriarán, donde se hacen en promedio 300 intervenciones cardíacas al año.

Lucero realiza operaciones de bypass y reemplaza o repara válvulas cardíacas. Todas a corazón abierto. Pero una técnica mínimamente invasiva, con la que no necesita fracturar el tórax para acceder al órgano, le ha permitido intervenir a 50 pacientes, casi sin provocarles molestias: la cirugía de válvula mitral laparoscópica en tres dimensiones. 'Esto es igual que el cine, me pongo unas gafas especiales y el televisor muestra la operación en tres dimensiones', dice el cardiocirujano.

Cómo es la operación

Para acceder al corazón, explica el médico, tradicionalmente se realiza una incisión en la región anterior del tórax y se fractura el esternón. Al finalizar la operación, relata, el paciente deber ser sigiloso con la sutura de 20 centímetros que dejó la cirugía. 'La recuperación es entre 45 y 60 días porque hay una fractura', advierte el médico.

La técnica que utiliza el doctor Lucero tiene una gracia: permite operar la válvula mitral a través de una incisión en el tórax, de no más de seis centímetros. La recuperación dura 20 días. Explica que acceden a las válvulas cardíacas por el espacio entre las costillas, sin fracturarlas. 'Generalmente pasamos por el cuarto espacio intercostal. Separo las costillas. Tenemos instrumentos más pequeños, más finitos, de unos tres o cinco milímetros de grosor, que tienen unas varas largas para poder acceder dentro de los pacientes', detalla.

Para ir directo a la válvula mitral del corazón, describe el médico, utilizan una tomografía. 'Además, tenemos laparoscopia en tres dimensiones. En las clínicas privadas en las que hacen esta operación, que no deben ser más de tres, usan el robot Da Vinci, que no está en ningún hospital público. Pero esta técnica con tres dimensiones ha suplido a la robótica', asegura Lucero, quien también trabaja en la Clínica Las Condes.

Selección de pacientes

Esta cardiocirugía está indicada para pacientes con daño en la válvula mitral producto de la enfermedad reumática, que es una complicación derivada de una amigdalitis por estreptococos. El daño en la válvula demora mucho tiempo en aparecer y generalmente se manifiesta en personas que no tuvieron acceso a antibióticos. 'En algunas personas la amigdalitis libera una bacteremia (bacterias en la sangre). Eso produce una enzima que se aloja en la válvula mitral. Con los años, esa válvula se pone dura y rígida. Hace lo que llamamos enfermedad reumática', dice el médico.

Agrega que no le va a ocurrir a todos las personas que tengan amigdalitis. 'No sabemos por qué algunos sí y otros no. Es una enfermedad lenta. La enzima, que se pegó en algún momento a la válvula, la desgasta y termina endureciéndola después de muchos años. Pueden ser 30 o 40 años después', señala el doctor Lucero. Los pacientes con este tipo de diagnóstico actualmente están dentro del GES.

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Pocos especialistas

Fernando Lucero explica que han realizado 50 operaciones con la técnica desde que se instaló en el año 2016. 'Acá somos cinco cardiocirujanos, dos estamos entrenados con la técnica. Debe haber unas tres instituciones privadas que lo hacen. Hay que capacitarse e ir al extranjero', asegura.

Jorge Wilhelm del Villar, director del Hospital San Borja Arriarán, quiere potenciar la innovación. 'De esta manera impulsamos el crecimiento y desarrollo de nuestros funcionarios, potenciando sus capacidades para una mejor atención a los usuarios", destaca.
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CAMILA FIGUEROA-