Cuando planteamos la necesidad de crear programas municipales y estatales que sean capaces de brindar prestaciones directas a los usuarios, ya sea a nivel salud, o cualquier derecho bien y/o servicio no hablamos de una cuestión meramente asistencialista, que reduce los costos operativos, los intermediarios y el lucro, sino, más bien, hablamos de que el mercado cuando interviene sobre todo en la prestación de derechos sociales genera dinámicas e incentivos perversos que concluyen en brechas de acceso y en absurdos como generar enfermos para seguir con el negocio o como en el sistema carcelario, mantener la delincuencia para seguir el lucrativo negocio carcelario.

En Coquimbo, el cáncer al estómago es la primera causa de muerte en el varón y en la mujer es una de las primeras causas también, y la forma de detectar a tiempo su desarrollo depende de un examen de endoscopía digestiva alta y un test de ureasa que ronda entre los $70.000 y los $110.000 dependiendo de la previsión del paciente, examen que es postergado generalmente por pacientes de escasos recursos, postergación que se vuelve fatal una vez que logra ser priorizado y nos encontramos con un cáncer en estado de metástasis de forma tardía.

El Municipio de Coquimbo, en convenio de resolutividad firmado con el Servicio de Salud de la región recibe un financiamiento de $30.800.000 que cubre alrededor de 270 exámenes de endoscopía, versus una lista de espera de 1.000 pacientes, que generalmente postergan el examen generando esta falla del sistema que clasifica a los usuarios por su poder adquisitivo generando una brecha enorme y una de las primeras causas de muerte totalmente evitable, con un sistema de diagnóstico oportuno, gratuito, y propio, gestionando además convenios con casas de estudios a fin de capacitar profesionales para el uso de esta tecnología que nos permita bajar a Chile y la comuna de Coquimbo de las oscuras estadísticas de cáncer de estómago y de la falta de política pública para su prevención.