Cuando estaba en la clínica, recuperándose de la extirpación de su tiroides (28 de febrero) por un cáncer diagnosticado hacía apenas unos días, Eduardo Fuentes escuchó a su señora Andree Burgat conversar con una amiga. 'Ella le dijo tú cachái que los hombres son mucho más alaracos, me imagino lo terrible que debe ser para ti con Eduardo, que debe sentir que la vida le dio una segunda oportunidad.

Esas frases comunes me dan risa, pero indudablemente sí he reflexionado y valoro más las cosas. Cuando volví a la casa después de la cirugía el abrazo con mi hija fue distinto. Lo mismo con mis perros', cuenta el animador de La Red ('Mentiras verdaderas'). 'Todos sabemos que nos vamos a morir, pero nadie quiere que te digan cuándo. Cáncer es cáncer, aunque te digan que en la tiroides es llevadero.

Creo que nadie podría quedar indiferente o ser igual después de una experiencia así', continúa reflexionando él en un café de Providencia. El cáncer trajo otro cambio de plan en su vida: 'Como Alma (su hija de un año y medio) es fruto de un tratamiento (fertilización in vitro), quedaron unos huevitos (óvulos) congelados. Hace un año hablamos con la Andree de hacerlo en marzo de este año, pero con todo esto no lo pudimos hacer'. -¿Cuándo lo van a hacer?

-Este año de todas maneras. No somos viejos, pero sí mayores. Yo tengo 43 años, Andree cumple 40, y no queremos tener tanta diferencia de edad con los hijos.

-¿Siente que le ha costado más conseguir las cosas que el resto?

-Me lo han dicho, pero siento que a todos de alguna u otra forma nos ha costado lograr las cosas. Algunos nacerán en una situación económica privilegiada y el resto pensará que la tuvieron más fácil, pero como uno no estuvo en los zapatos de esa persona no puedes saber qué tanto le costó o le resultó fácil. Yo no creo que haber nacido en una población estigmatizada como La Legua sea per se el valor agregado en mí. El valor está en la vuelta que di para salir adelante.

Me costó más que la cresta ser papá, pero hay gente que lleva años intentándolo y tal vez nunca lo logre. No me gusta victimizarme. Fuentes se fue de La Legua hace 25 años. 'Vivíamos en una casa grande que tenía seis dormitorios y un parrón grande con árboles frutales. Me crié con una perra policial llamada Erika y cuando falleció con mi papá empezamos a recoger perros. Así llegaron Tifón, Kuky y Ernesto. También había gatos, gallinas y conejos. Cuando me fui de La Legua nunca más pude tener mascotas. Cumplí 18 el 15 de enero de 1993, cuatro días después mi mamá falleció de cáncer de páncreas, mi papá estaba sin pega, sin plata y deprimido y se fue a Curicó, de donde venía, a tratar de montar un negocio. Yo, que iba a empezar a estudiar comunicación audiovisual, me arrendé una pieza en Gran Avenida. Ahí empezó un largo periplo de arrendar piezas'.

-¿Cuándo volvió a tener perros?

-Hace 11 años, cuando me pude comprar una casa, lo primero que hice fue conseguirme un perro. Marcelo Comparini tenía una golden preciosa que se llamaba Blanquita y que se había cruzado con un labrador vecino y me ofreció uno. Los hijos de Marcelo me contaron que se llamaba Lucas y me quedé con él.

Fue mi perro-amigo hasta que falleció el año antepasado.

-¿Cuántos tiene ahora?

-Tres. La Clara que es una bichón frisé, la Emma que se ve como una golden, mas no lo es, y el Patitas, que es una ensalada de quiltro. Los dos últimos son rescatados, la Clara es comprada. También somos hogar temporal de perros y cachorros. Es difícil separarse de ellos después. Con muchos de los perros nosotros establecemos vínculos con las personas que los van a cuidar para seguir viéndolos después.