El Gobierno ha anunciado que planea cobrar impuestos a la economía digital. Aunque se trata de un movimiento global de Estados que en muchos casos enfrentan gastos fiscales insostenibles, esto nada tiene que ver con emparejar la cancha, como alegan algunos. Si así fuera, se propondría paralelamente reducir impuestos a la economía analógica en cantidad equivalente a lo recaudado de la economía digital, generando un efecto neutro para el contribuyente.
Lo cierto es que, al parecer, una vez más, se trata de meterles la mano en el bolsillo a los ciudadanos creando nuevas fuentes de ingreso para los gobiernos, como si el Estado no extrajera ya suficiente de nuestros recursos para malgastarlos y desviarlos a los grupos que lo han capturado. Una lástima que este precedente de aplicar nuevos impuestos, que de seguro crecerán en el futuro, deteriorando aún más la calidad de vida de los chilenos, provenga de un gobierno de centroderecha del que se espera lo contrario, aunque no debería sorprendernos, pues no sería la primera vez.
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-AXEL KAISER
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Impuestos y economía digital
El Mercurio
Señor Director:
El Gobierno ha anunciado que planea cobrar impuestos a la economía digital. Aunque se trata de un movimiento global de Estados que en muchos casos enfrentan gastos fiscales insostenibles, esto nada tiene que ver con emparejar la cancha, como alegan algunos. Si así fuera, se propondría paralelamente reducir impuestos a la economía analógica en cantidad equivalente a lo recaudado de la economía digital, generando un efecto neutro para el contribuyente.
Lo cierto es que, al parecer, una vez más, se trata de meterles la mano en el bolsillo a los ciudadanos creando nuevas fuentes de ingreso para los gobiernos, como si el Estado no extrajera ya suficiente de nuestros recursos para malgastarlos y desviarlos a los grupos que lo han capturado. Una lástima que este precedente de aplicar nuevos impuestos, que de seguro crecerán en el futuro, deteriorando aún más la calidad de vida de los chilenos, provenga de un gobierno de centroderecha del que se espera lo contrario, aunque no debería sorprendernos, pues no sería la primera vez.