Cientos de vecinos de Lo Barnechea protestaron el sábado pasado por la eventual edificación de 54 inmuebles en el Cerro del Medio, en Nueva La Dehesa. Un proyecto inmobiliario que, según critican, afectaría la comodidad de familias del sector y dañaría el ecosistema.

'La comuna tiene una identidad de naturaleza. Buscamos vivir en ese ambiente, no rodeados de cemento', dice Germán Parada, presidente de la organización Salvemos Lo Barnechea.

No es un caso aislado. Distintas agrupaciones de la capital se movilizan actualmente por construcciones en sus barrios. En Peñalolén, por ejemplo, los residentes del sector de Consistorial se oponen a la construcción del proyecto Hijuelas Quilín, que considera edificar 24 torres en una zona que ellos catalogan como 'saturada'.

El vocero de la mesa de vecinos contra el proyecto, Francisco Correa, plantea que 'más allá de las externalidades negativas del tráfico, no tiene sentido que no existan las medidas de mitigación adecuadas cuando hay proyectos de gran envergadura'.

En la Plaza Egaña ocurre algo similar: habitantes de La Reina y Ñuñoa protestan periódicamente contra una iniciativa de más de 1.700 departamentos.

Otro caso emblemático se dio con las megatorres de Estación Central, criticadas por residentes y expertos, pues además de la gran cantidad de departamentos de los edificios, estos taparon el sol de las casas vecinas.

Estos y otros reclamos se vieron reflejados en una encuesta aplicada a 1.710 personas, principalmente de la capital, realizada por la plataforma de gestión inmobiliaria TocToc.

La medición arrojó que más de la mitad de las personas considerarían malo que se construya un gran edificio cerca de su casa. Entre las razones, la mayoría señala como consecuencias negativas la congestión vehicular, la sombra y pérdida de vista por los edificios, y el ruido de la obra (ver infografía).

Los jóvenes toleran más las grandes construcciones. El 33% de las personas de entre 26 y 30 años vio como algo positivo que se densifique su barrio, mientras que 17% de los mayores de 60 opinó lo mismo.

María Luisa Martínez, gerenta de operaciones y socióloga de TocToc, dice que 'es una cuestión generacional', porque los jóvenes asocian la densificación a más servicios para el barrio y la posibilidad de generar redes de contacto o amistades.

Pilar Goycoolea, directora de la Fundación Urbanismo Social, afirma que 'la densificación no es buena ni mala, pero es importante que se ajuste a las características de cada sector'.

Al respecto, el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, advierte que 'se requiere de un desarrollo equitativo y una densificación equilibrada (...). Queremos que las ciudades mejoren con densidad y que esta sea un verdadero aporte y no se dañen barrios existentes'.