Pais:   Chile
Región:   Bío Bío
Fecha:   2019-01-18
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   2
Sección:   Opinión - editorial
Centimetraje:   18x18
El Sur _Concepción
Proyecciones de población y sus efectos
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha realizado estimaciones de población, según las cuales si en 2018 había 18,7 millones de personas, en el año 2050 el número de habitantes del país aumentará en unos 2,8 millones, por lo que habrá 21,6 millones de personas. Y una de cada cuatro será adulto mayor.

Hoy en Chile hay más de tres millones de personas mayores de 60 años y nuestra población está envejeciendo aceleradamente. Se está convirtiendo en la nación más adulta de Latinoamérica. Se trata no sólo de una realidad estadística, sino que es un hecho concreto que debe ser asumido en términos culturales. Además, el buen trato a los adultos mayores tiene una dimensión diversa y extensa. No sólo se relaciona con el respeto que debe existir y que en ocasiones no se da en lo cotidiano, con la inclusión y la capacidad que tengamos como sociedad de reconocer su valor y vigencia, sino que significa también que se requieren planes de salud y de atención integral acordes a esta realidad.

De acuerdo al análisis del INE, hacia el año 20291a fecundidad tendrá su nivel más bajo, con un promedio de 1,57 hijos por mujer al final de su vida fértil, situación muy distinta a la que ocurría hace treinta o cuarenta años, cuando las familias tenían tres o cuatro hijos. Pero esta tasa de natalidad es insuficiente para asegurar el recambio generacional. Resulta evidente que ello abre un problema estructural serio, ya que observaremos una población en franco retroceso y envejecimiento, a menos que como sociedad trabajemos sobre dos ejes: asumir políticas de incentivo a la natalidad, o que se aclare un marco legal de apoyo al arribo de población extranjera.

Muchas familias explican que la baja natalidad tiene que ver también con razones económicas. En efecto, somos el país de la Ocde en el que las familias deben hacer el mayor esfuerzo económico para educar a los hijos, asumiendo un 85% del costo, y donde el Estado hace a la vez el menor aporte. Por ello, el grueso de la clase media opta por tener entre uno y dos hijos, cifra manejable en términos de los costos que implica su cuidado y especialmente por la inversión requerida en educación. Esta se ha extendido en el número de años, conforme se impone la sociedad del conocimiento. Hemos pasado, en el plazo de una generación, desde una exigencia de educación secundaria hasta una profesional, lo que implica al menos cinco años más de estudios de pregrado.

Relacionado a lo anterior está otro fenómeno global: el fuerte ingreso de la mujer al mundo del trabajo, en pos de la búsqueda de recursos y el necesario crecimiento de ese segmento.

El envejecimiento de población es inversamente proporcional al número de nacimientos, factor que se ve también impactado por las características de una sociedad posmoderna. Asimismo, las estadísticas indican que más de la mitad de los niños nace fuera del matrimonio, mientras crecen las familias monoparentales y se extiende la decisión de permanecer soltero.

A su vez, la esperanza de vida en Chile tendrá un aumento en ambos sexos, alcanzando el 2050, a 83,2 años para los hombres y 87,8 años para las mujeres. Es una transformación de enorme magnitud con repercusiones en todos los niveles, como desafíos en políticas públicas y obras de todo tipo. Las pensiones son un asunto muy relevante, pero también la salud, la vivienda, la disposición de tiempo, ocio y entretenimiento para este segmento. Las ciudades deberán tener nuevos diseños, lo mismo que el transporte y el trabajo. En salud habrá que avanzar hacia la consecución de especialidades médicas que serán cada vez más demandadas para atender a la población de adultos mayores.

El cambio estructural de la nación es profundo y ante ello es urgente asimilar que habrá que generar políticas públicas bien precisas que alienten e incentiven la natalidad, pero que también cuiden a la tercera edad que va incrementando.

Recuadro
De acuerdo al INE, en 2029 la fecundidad tendrá su nivel más bajo, con un promedio de 1,57 hijos por mujer al final de su vida fértil, situación muy distinta a la que ocurría hace treinta o cuarenta años, cuando las familias tenían tres o cuatro hijos. Esta tasa es insuficiente para el recambio generacional.