Estaba en vivo en el matinal de Canal 13 cuando sonó su teléfono. El alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, venía anunciando desde este lunes el cierre del comercio en la comuna, decisión que reiteró ayer en el programa. Por eso se sorprendió cuando descubrió que tras el número desconocido estaba la voz del dueño de Cencosud, Horst Paulmann.

'No lo conozco en persona. Le entendía poco, por su acento alemán. Me dijo que iba a hacer lo que le indicáramos, que iba a ayudar. Se lo agradecí', comenta Carter, quien durante la mañana había emplazado al empresariado a responder a la emergencia sanitaria.

Nuevamente los alcaldes, principalmente de la coalición oficialista, jugando en el límite de la descoordinación con el Gobierno, empezaron a empujar una reacción política ante esta crisis. Frente a la expansión del coronavirus, el fin de semana pasado, ya habían logrado que el Ejecutivo cambiara de postura y decretara la suspensión de clases, cuestión que había sido resistida por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, y el panel de expertos.

'¿Realmente se cree que cerrar los centros de educación que dan comida, protección y seguridad a la mayoría de los niños (...) es una medida razonable?', tuiteó, por ejemplo, el sábado Mañalich, ante la presión por la medida, que ya habían tomado la UC y la U. de Chile.

No obstante, esa noche el alcalde Carter anunció en Twitter que seguiría el camino de las universidades, cuyos rectores (Ignacio Sánchez y Ennio Vivaldi) son médicos. Así, otros ediles se sumaron.

La intervención cayó mal en La Moneda. De hecho, el sábado y el domingo, algunos jefes comunales oficialistas que defendían la suspensión de clases recibieron llamados de Mañalich y del ministro de Educación, Raúl Figueroa. Pero la determinación de los alcaldes fue aplaudida a nivel popular.

La tensión con el Gobierno y la falta de coordinación se hizo más evidente ayer, cuando la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, se sumó a la idea de Carter de cerrar el comercio, que también fue recogida por otros ediles.

Tras las protestas protagonizadas por los trabajadores del Costanera Center (el mall con mayor afluencia del país), Matthei anunció que su concejo aprobó una norma que le permite suspender transitoriamente o restringir el horario del comercio, incluyendo restaurantes y bares.

Sin embargo, el ministro de Economía, Lucas Palacios, salió a contener esta segunda ofensiva sobre el comercio iniciada por Carter: 'No son los alcaldes los que pueden cancelar, bloquear o impedir el acceso a ningún centro comercial', dijo ayer Palacios, quien hoy, sin embargo, comenzó a allanarse a la presión de los jefes comunales (ver pág. siguiente).

El abogado Luis Cordero coincide con Palacios. Cree que, en caso de alerta sanitaria, solo la Seremi de Salud está facultada para prohibir el funcionamiento de establecimientos y lugares de trabajo. 'Esa atribución está señalada expresamente en el caso de esta emergencia. El municipio es incompetente, en mi opinión. La Contraloría ha señalado que los municipios no pueden, con sus ordenanzas, invadir las competencias sanitarias'.

Riesgo de descoordinación

Además de la suspensión de clases y el cierre del comercio, esta semana los alcaldes también intervinieron para descomprimir la aglomeración de personas en centros de salud, luego de que el Gobierno decidiera adelantar la vacunación contra la influenza. En apoyo, los jefes comunales ofrecieron disponer de lugares alternativos, pero ayer Carter salió nuevamente a criticar la cantidad de vacunas.

A esta presión, se sumó un cuarto tema. El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue,anunció que inició los trámites para traer un medicamento cubano para el tratamiento del coronavirus (ver recuadro).

Daniel Mansuy, académico de la U. de los Andes, advierte que 'los alcaldes corren el riesgo de sobregirarse. Si no están coordinados, no va a funcionar'. Aunque reconoce que las autoridades locales están más conectados con la ciudadanía, le preocupa que 'en el futuro cada uno quiera correr con colores propios y que el Gobierno avance lento'.

Mansuy considera que el Ejecutivo necesita 'mayor eficacia y rapidez; y que los alcaldes deben tener más pausa, mesura y prudencia'.

Desde Italia, donde lleva casi un mes en cuarentena, Kenneth Bunker ve que 'los alcaldes están poniendo los bemoles a esta pauta, marcando los tiempos. Igual que lo que ocurrió con el estallido social'.

En ambas ocasiones, dice, ha visto a un Gobierno más bien reactivo. Ante esto, agrega, los alcaldes aprovecharon la coyuntura, tal como lo hicieron cuando impulsaron un plebiscito días después del estallido social. 'El escenario requería medidas mucho más drásticas desde el comienzo y los alcaldes leyeron eso bien. Los alcaldes están utilizando esa demora (del Ejecutivo). Les sirve, porque es año electoral', comenta Bunker.

El académico de la U. de Chile Robert Funk también cree que 'aparentemente el Gobierno está reaccionando uno o dos días atrasado y eventualmente hace lo que las redes sociales o alcaldes dicen'. Aunque concuerda en que el Ejecutivo está siendo más cauteloso por consideraciones económicas: 'El Gobierno está pensando en las mejores formas de proceder. Los alcaldes están en actitud de cerremos todo. Hay que buscar un equilibrio'.