Un grupo de economistas ligados a la centro izquierda analizaron el plan de emergencia económica presentado por el gobierno para contener el impacto del avance del coronavirus, con recursos por US$ 11.750 millones, un 4,7% del PIB.

En una columna publicada en El Mercurio, titulada 'Salvar vidas, cuidar la economía', Andrea Repetto, Rodrigo Valdés, Eduardo Engel y José De Gregorio pusieron el acento en la posibilidad de que las empresas que han cerrado producto de las medidas de aislamiento social puedan suspender la relación laboral con sus trabajadores, quienes podrán percibir ingresos provenientes de sus fondos del Seguro de Cesantía.

'Si bien la medida contribuye a que los trabajadores puedan permanecer en sus hogares, adolece de dos problemas.

Primero, que de acuerdo a las reglas del seguro, los trabajadores pagarán sus sueldos sobre la base de sus ahorros previos; solo después que se agoten obtendrán recursos de la componente solidaria.

i el objetivo es ofrecer seguridad, se debiera considerar otros esquemas, como gastar primero los fondos solidarios, o fórmulas intermedias en que el costo sea compartido con el Estado. Por lo demás, es arriesgado licuar los recursos ahorrados, ya que podrían necesitarse en escenarios donde la crisis resulta prolongada', criticaron.

'El segundo problema -añaden- es que la medida no aplica a los trabajadores no cubiertos por el seguro, en su mayoría informales y por cuenta propia.

Para ellos el paquete contempla un bono de unos 55 mil pesos por carga familiar por una sola vez.

Este monto es a todas luces insuficiente y debiera incrementarse de manera importante'. Los economistas también abordaron el debate sobre la posibilidad de que el Fisco dé algún tipo de apoyo económico a empresas en riesgo de quebrar.

'Puede ser necesario el apoyo estatal a empresas grandes que serán viables una vez pasada la crisis.

En períodos normales, la quiebra es el camino adecuado cuando no son solventes. Sin embargo, en situaciones como la actual, es difícil distinguir solvencia de liquidez, y las repercusiones financieras y sobre el empleo pueden hacer necesario ayudas excepcionales', argumentaron.

¿De qué manera hacerlo? Proponen esquemas similares a una inyección de capital 'que se paga primero y extingue, como acciones preferentes o deuda subordinada a una tasa que refleje los riesgos que está asumiendo el fisco'.

'Dada la incertidumbre sobre la duración y profundidad de la pandemia y de la crisis económica, y la evolución que puede tener el mercado financiero global, es fundamental reservar espacio financiero y fiscal para acciones en el futuro', dijeron.