Señor Director:

El señor Andras Uthoff reconoce en su carta del 9 de abril que la brecha de gasto en salud entre el sistema público y el privado se ha ido cerrando. Yo le he agregado que en la práctica tiende a desaparecer o incluso ya desapareció. Incluso, entre los países de la OCDE, Chile es el segundo que más ha incrementado el gasto de salud pública en los últimos 18 años (casi cuatro veces). Pero el punto es otro: ¿Cómo avanzamos para lograr un sistema digno y justo? Por lo pronto, se ha avanzado mucho en garantizar el acceso a los beneficios universales.

De hecho, el aumento presupuestario ha tenido ese objetivo. Contamos con un marco legal para Fonasa; comparativamente en el mundo, nuestro GES parece un lujo en acceso universal y efectivo para la salud y ya opera una incipiente ley de fármacos. La pregunta es ¿se cumple con los pacientes de igual forma en ambos sistemas? La respuesta es lamentablemente no, pero no por diferencias de financiamiento, sino porque aún están presentes las brechas en la calidad y oportunidad en los servicios que recibe la gente. Entonces, es ahí donde se debe poner el énfasis en las posibles reformas. Hemos sido enfáticos en señalar que la normativa por la cual se regulan las isapres también necesita cambios urgentes para aumentar la solidaridad entre beneficiarios del sistema, aumentar la transparencia y terminar con las diferencias de tarifas por sexo, entre otros temas. Asimismo, el sistema público y la atención primaria necesitan una importante modernización. Finalmente, para disminuir las barreras que generan la segregación, existen modelos aplicados en muchos países, de subvenciones y compensación de riegos, que facultan a las personas a elegir libremente el sistema de salud de su preferencia, permitiéndoles así una diversidad de opciones para el acceso universal a la salud.