Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-03-08
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   D6-D7
Sección:   Reportajes
Centimetraje:   56x34
El Mercurio
Las fórmulas propuestas por expertos en seguridad pública:
18-O: ¿Cómo se frena la violencia en las calles?
El Presidente y varios sectores han llamado a un acuerdo nacional para terminar con la violencia. Sin embargo, esta continúa. Acá, especialistas entregan propuestas, basadas en la experiencia internacional, para avanzar en un tema que preocupa. Infiltración de grupos para su desactivación, grabación de los procedimientos, reenfocar el diálogo policial con los manifestantes y recopilar información sobre los líderes de las agrupaciones son parte de la receta.
'Chile ya ha tenido demasiada violencia. Llegó el tiempo de cumplir el Acuerdo por Paz, la Democracia y contra la Violencia', dijo el Presidente Sebastián Piñera en La Moneda, apenas volvió de sus vacaciones, marcando la prioridad que tiene para el Gobierno el orden público.

Sin embargo, las manifestaciones violentas, destrozos y sensación de inseguridad, no ha desaparecido y, en líneas generales, Carabineros no ha encontrado respuestas exitosas para enfrentar el fenómeno. Así, en la opinión pública se ha instalado una pregunta: ¿Cómo se recupera el orden público?

A esta, la acompañan otras como ¿cuáles son las medidas concretas que debería tomar Carabineros para obtener resultados? ¿Hay ejemplos a seguir en el mundo? En este marco, 'El Mercurio' llevó estas interrogantes a varios expertos en el tema, que acá dan sus recomendaciones, en la semana en que la policía pareció encontrar algo el rumbo, luego de que detuviera a un grupo de personas de la llamada 'Primera Línea', utilizando nuevas tácticas policiales.

Perfil de líderes

Una de las complejidades manifestadas por los expertos es que en este escenario existen distintos tipos de violencias, orquestadas por diferentes grupos. Por lo mismo, explican que un tema necesario es tener toda la información necesaria para focalizar la persecución de estos ilícitos. Algo que ha sido duramente criticado estos meses, como una carencia clave.

Para el exsubsecretario de Prevención del Delito del segundo gobierno de Michelle Bachelet, Antonio Frey, hacer este levantamiento es muy complejo dado el grado de dispersión de los hechos violentos. 'Aquí no hay formalidad, hay estallido. Aquí hay dispersión, no hay estructura, y es muy difícil enfrentar un movimiento que no tiene estructura ni liderazgo', explica.

Sin embargo, para Daniel Johnson, director ejecutivo de Fundación Paz Ciudadana, sí es posible determinar en ciertos casos estos liderazgos y es necesario enfrentar estas dificultades con antecedentes que se recaban por los policías durante los operativos. 'Que no existan líderes reconocidos no significa que sea inorgánica (la violencia) necesariamente. Si uno parte de que no hay una orgánica, renuncia a la posibilidad de identificarla. Algo clave para restablecer el orden público es el entender cuáles son las dinámicas que están funcionando para desactivarlas desde su origen'.

¿Cómo se obtiene esa información? Para Antonio Ramos, un exmiembro histórico de la Agencia Nacional de Inteligencia y exjefe del Departamento del Crimen Organizado de este organismo, se debe lograr un 'conocimiento profundo' de las estructuras internas y así diferenciar quiénes son los que cometen los actos violentos en cada episodio, dado que se trata de grupos diversos. Desde pobladores que piden soluciones habitacionales hasta anarquistas insurreccionales. Para él, cada grupo debe ser abordado de manera diferente, por lo que la desactivación debe ser eficaz y así evitar el hecho violento antes de que se produzca.

'Si miras por ejemplo al conjunto de personas de la ‘Primera Línea', los saqueadores, los tipos que incendian, no son siempre los mismos. Hay un enorme espectro de grupos con distintos objetivos, intencionalidades y orígenes que están actuando en el ámbito de violencia y de las manifestaciones. Entonces el primer paso requiere un trabajo de inteligencia profunda', dice, y luego agrega que es importante para el trabajo de la contención del orden público realizar labores de infiltración, e identificar qué grupos son los que se pueden manifestar violentamente y así desactivarlos a través de la gestión de la metodología de inteligencia. 'Esos infiltrados van a identificar a los tipos que están en las posiciones más irracionales, más violentas y con los cuales no hay ninguna posibilidad de dialogar, de convencer o de negociar sus demandas, entonces esa gente queda perfectamente identificada y debe ser detenida', explica.

En la misma línea, Lucía Dammert, académica de la Usach experta en seguridad pública y directora de Espacio Público, indica que 'lo más importante es la necesidad de hacer un buen diagnóstico. En la policía chilena no hay incapacidad, ni les falta la tecnología. Pero ni ellos, ni el poder político han hecho un buen diagnóstico de la situación'.

Enfoque de diálogo

Las multitudinarias marchas han sido cruzadas por hechos violentos. Durante los primeros meses del estallido social se registraron saqueos, incendios y agresiones a efectivos policiales, pero a la vez cientos de acusaciones de violencia injustificada de efectivos policiales hacia civiles. Algo que, al decir de los expertos, ha generado una creciente deslegitimación de Carabineros ante la opinión pública.

En esta situación, ¿cómo debe actuar Carabineros ante la multitud?

En Seattle, Estados Unidos, ocurrió una situación similar en 1999. 'Esas protestas mostraron la cara más dura del control de masas. Las violaciones a DD.HH. y, por sobre todo, el uso indiscriminado de armas por parte de la policía generaron diversas acciones. La policía cambió sus estrategias para lograr acorralar a quienes generaban desmanes y sacarlos de las marchas y demostraciones masivas. Además, se mejoró la identificación de las policías con nombres más visibles', señala Eduardo Vergara, director del centro de estudios Laboratorio de Seguridad.

Es por esto que, según el director ejecutivo de Paz Ciudadana, Daniel Johnson, hay que lograr que la ciudadanía entienda que la policía, además de controlar el orden público, también tiene un rol de defender a los manifestantes y permitir que ejerzan su derecho a protestar pacíficamente. Para esto, recalca, es importante la comunicación entre ambos mundos, la que —según la experiencia internacional— se compone de una serie de directrices: Entender cuáles son las dinámicas y el objetivo de la manifestación; tratar de identificar siempre líderes y si no los hay, tratar de generarlos; identificar en el territorio personas que pudieran ejercer un liderazgo para poder dialogar, y definir cuándo la policía se ve obligada a actuar y cuándo no.

Concuerda con él el exsubsecretario de Prevención del Delito, y actual alcalde de Lo Barnechea, Cristóbal Lira.

'En las policías exitosas del mundo, la estrategia tipo es que la policía identifica a los líderes y a quienes dirigen. Luego va una persona no vestido de choque, un policía de calle, común y corriente, a la marcha. Esto, porque a veces la gente, cuando ve las policías vestidas como antidisturbios, se sienten provocada'.

Para Johnson esto implica que 'si la ciudadanía y los manifestantes entienden que si ellos cumplen con las condiciones mínimas para que la manifestación se mantenga pacífica, las policías no deberían actuar reprimiendo esa manifestación. Y si estamos de acuerdo en que eso no va a ocurrir, la acción violenta o esta ‘Primera Línea' o grupos que ejercen violencia se transforman en un grupo que no es necesario y si no lo es, por sí solo pierde el respaldo que hoy día tiene en algunos sectores'.

Esto, según el exanalista de la ANI, y profesor de la Universidad de Chile, Sergio Salinas, tiene varios precedentes exitosos en el mundo. 'Como la 'Dialogue Policing', establecida en 2001 en Suecia, que se basa en cinco principios: negociación, mediación, proposición, comunicación y percepción. Policías de civil con un chaleco amarillo actúan como enlaces entre los manifestantes y los jefes policiales. Otro ejemplo es el 'Protest Liason Team' (Equipo de enlace con la protesta), creado en el Reino Unido en 2012, que está compuesto por 12 agentes negociadores'.

Ahora bien, en el caso de lo que sucede en Plaza Italia, sitio que hace meses está prácticamente tomado por manifestantes violentos, los expertos coinciden en que el trabajo policial debe tener la inteligencia como base, para luego efectuar procedimientos focalizados, en diferentes horas, para sorprender a los líderes. 'Copar Plaza Italia y sus alrededores es imposible. Solo logra mover focos de violencia, dispersar el conflicto y la policía se ve obligada a ceder el territorio que luego se termina por perder', dice Vergara.

Proporcionalidad

A veces, sin embargo, el diálogo va a fallar. O grupos violentistas van a contaminar una marcha mayoritariamente pacífica con acciones vandálicas. Algo que ha pasado en las marchas chilenas. ¿Cómo se controla a estos grupos con respeto a los Derechos Humanos?

Los expertos coinciden en que en esos momentos, en el país, se debiera poner en práctica con más disciplina un concepto que ya se está usando en Europa: 'proporcionalidad'. Es decir, las policías solo deben usar la fuerza en la misma medida en que la usan también los manifestantes. Siempre protegidos por el derecho a la legítima defensa.

'La agresividad de la fuerza policial debe estar de acuerdo con lo que está ocurriendo', dice Cristóbal Lira.

Según los expertos consultados, ha sido frecuente que en las manifestaciones en Chile aparezcan de inmediato los carros blindados y las fuerzas especiales. Algo que no es recomendado.

'Primero deben actuar, acompañar, los policías normales. Luego las fuerzas especiales. Y luego el lanzagua. Se hace esto en olas, en la medida en que la violencia escale. Además, afuera los camiones lanzagua son distintos. Tiran el agua de una forma regulada. Primero es suave, y cuando quieren controlar una situación compleja tiran un pulso de agua. No es un chorro permanente', explica.

Así, siempre debe haber un oficial de policías que esté a cargo de las manifestaciones, que está mirando qué aplicar y qué cantidad de fuerza, para no sobrepasarse.

Pero, ¿cómo disparar en caso de verse obligados?

'Se ha estudiado mucho el tema de las escopetas antidisturbios. Hay algunos que usan foam, que es una pelota más blanda, pero que significa que hay que tirar de más cerca del manifestante, por tanto la posibilidad de que le pegue a la cara es menor', dice Lira. Asimismo, detalla que la estrategia de disparar a los pies no siempre es tan efectiva, pues el rebote que puede generarse en el suelo es incontrolable.

Siguiendo el mismo principio, en el caso del uso de las armas de fuego, estas en Europa solo son usadas en caso de peligro de muerte de la policía, tras previa advertencia. Según Salinas, 'el protocolo en Chile es muy similar. Sin embargo, la crisis de legitimidad de Carabineros hace que estos procedimientos sean cuestionados'.

Para Lucía Dammert, en tanto, es esencial que la policía deje 'de buscar el enfrentamiento directo. Esto no es combo a combo. Eso genera siempre más enfrentamientos. Se genera un círculo vicioso. Erosiona el capital de las policías en la ciudadanía'.

El general en retiro, y exjefe de fuerzas especiales Claudio Arias explica que, según la ley, Carabineros 'podrá utilizar elementos, armas no letales y letales de acuerdo al nivel de amenaza, a la que está expuesto el carabinero en el cumplimiento de su misión'.

Él agrega que la policía uniformada ya cumple con varias de las sugerencias expresadas y que, de haber modificaciones, estas deben contar con un apoyo explícito de las autoridades. 'Las variaciones de estrategias y formas de actuación solo se podrán hacer cumplir cuando exista el consenso para el logro del resultado de restablecer el orden público en el marco del estado de derecho. La fuerza legal del Estado se debe aplicar con el respeto de la ley y el respaldo de sus autoridades, para que exista piso de actuación', dice.

La tecnología como prueba

Un insumo fundamental en las policías modernas es, de acuerdo con los entendidos consultados, el uso de la tecnología como parte integral de los procedimientos. Según se explica, en todo el mundo las leyes penales están dictadas con el foco puesto en los individuos que cometen los delitos. No en los grupos. De ahí que el uso de una cámara para cada policía —con el objetivo de aumentar el valor de las pruebas presentadas a los juzgados— se haya masificado en gran cantidad de países.

Es algo que se estaba haciendo en Chile, pero que sufrió un retroceso importante tras el caso Catrillanca.

'Lo más importante es que las policías deben estar todos concentrados en obtener las pruebas. En el mundo hay un máxima: ‘No se saca nada con detener a alguien si no lo tengo grabado'. Por eso todos deben tener cámaras', explica Lira.

Desde un punto de vista distinto, Frey complementa:

'Lo más importante es hacer un sistema de cámaras individuales que permitan saber qué hizo el funcionario, frente a qué se enfrentó y si usó la fuerza de forma proporcional; un sistema de denuncia que sea expedito para que la gente pueda de manera rápida y oportuna hacer las denuncias, que sean procesadas y tener un sistema eficiente de sanción al funcionario que se haya propasado en la fuerza. El uso legítimo de la fuerza requiere de la legitimidad'.

El alcalde de Lo Barnechea explica, además, que, dado los precios, 'cada vez más económicos de la tecnología', es importante apoyar a la policía con esos elementos. Y da dos ejemplos: El uso de las cámaras fijas en Baltimore, EE.UU., donde hay una en cada cuadra de los barrios más complejos, y los drones que utiliza Israel, que filman incluso sobre las nubes.

Otro punto, agrega, es que se deben modernizar algunos elementos de la policía, como los carros lanzagua. 'Hoy se usan, en el mundo, unos distintos. Que tiran el agua de forma regulada. Primero es suave, y cuando se quiere controlar una situación compleja tiran un pulso más violento'.

Pese a la cantidad de sugerencias que hay, hoy los expertos ven la situación con un poco más de optimismo. Esto tras la detención, el martes, de varios integrantes de la 'Primera Línea', tras un trabajo focalizado de Carabineros. Hoy, esperan que se siga esa línea.

Recuadro
Los expertos concuerdan en que es esencial el diálogo entre la policía y los manifestantes para establecer los límites. Por ejemplo, que los efectivos que dialoguen no estén con uniforme antiditurbios para evitar provocaciones.
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Matías Bakit y Andrés López-