El cambio de escenario político-social que se produjo a partir de octubre del año pasado colocará una mayor estrechez fiscal. No obstante, para la economista de la Universidad Adolfo Ibáñez y expresidenta del Consejo Fiscal Asesor (CFA), Andrea Repetto, la situación era ya de algún grado de preocupación, previo al 18 de octubre. 'De hecho, el deterioro fiscal comenzó en 2012', analiza.

Explica que los gastos fiscales, que tienen una inercia muy difícil de contener, han crecido sistemáticamente más rápido que el PIB. 'Por otro lado, la reforma tributaria de 2014 no ha recaudado lo esperado. Con ello, la deuda bruta ha crecido continuamente, y ya antes del 18 de octubre había una discusión importante sobre cómo afrontar esta tendencia fiscal', puntualiza.

—¿Cómo cambia esto después del inicio de la crisis?

'Después del 18 de octubre ha quedado mucho más claro que la ciudadanía tiene demandas sociales bastante mayores que las que se estaba dispuesto a atender en el corto y mediano plazo'.

'Los Estados tienden a crecer con el desarrollo. En algún momento deja de ser suficiente apoyar con una alta focalización solo a quienes están en situación de pobreza. Es natural que los grupos medios también demanden un mayor acceso a los beneficios del Estado como mejor educación, pensiones y salud, y una mayor protección ante la vulnerabilidad'.

A partir de esto, comenta Repetto, el hecho de que el Ministerio de Hacienda, a través del titular Ignacio Briones, no reintegrara el sistema tributario fue un acto de 'realismo'. 'Aquello iba a traer costos fiscales relevantes y un empeoramiento en la equidad tributaria. Lograr una situación fiscal sana va a requerir de nuevos acuerdos políticos. Es difícil tanto subir los impuestos como ajustar el gasto; es el Ministerio de Hacienda quien debe convocar a esos acuerdos', subraya.

—¿Qué alternativas recaudatorias ve usted para poder financiar la agenda social?

'En el corto plazo, es razonable utilizar deuda. Pero al mismo tiempo, el Gobierno debe trazar una ruta creíble de cómo se abordarán los nuevos gastos y cuál es el nivel de deuda al que es tolerable estabilizarse'.

—¿Cómo se logra esto?

'Avanzando en la idea de revisar cómo se gasta y cuáles son las exenciones tributarias que se justifican es importante. Para ello, el Gobierno ha anunciado la creación de comisiones de especialistas, pero puede que no sea suficiente'.

Para la economista, la proyección de recaudación de la boleta electrónica —contemplada en el proyecto de Modernización Tributaria— 'parece exagerada'.

Y agrega: 'Quizá no sea necesario subir los impuestos hoy; pero sí es necesario comenzar a hablar de cómo y cuánto recaudaremos en el futuro para hacer frente a un mayor gasto social permanente'.

—¿Qué espacios recaudatorios hay hacia futuro?

'Chile aún tiene un nivel de recaudación tributaria que está por debajo de lo que sugiere nuestro nivel de desarrollo, incluso descontando los gastos en seguridad social. La modernización tributaria traerá algunos ingresos más, pero no cerrará esa brecha'.

'Para adelante hay que comprender mejor cuáles son los mecanismos que permiten que los grupos de más altos ingresos tengan una carga personal tan baja. De acuerdo a estimaciones del Banco Mundial, el 1% más rico de Chile (unas 120 mil personas) paga una tasa media de impuestos de un 13%, más o menos lo mismo que un trabajador que gana 4 millones y medio al mes'.

—¿Qué riesgo corre la economía chilena en el mediano y largo plazo?

'Los riesgos fiscales son reales, algo que alertó hace poco el Consejo Fiscal Autónomo en su informe de sostenibilidad fiscal. Las proyecciones de recaudación de la Modernización Tributaria y el plan de gasto anunciado por Dipres para 2021 en adelante no son creíbles'.

—Se dice que para que la economía recupere la senda de crecimiento lo primordial es el orden público. ¿Cómo lo ve usted?

'El orden público y contener la violencia es una parte del problema. También será central acordar una agenda que se haga cargo de las condiciones de desigualdad económica, de dignidad y trato que arrastramos, y también de agobio que produce el alto costo de la vida y los bajos salarios que percibe la mayoría. Esto no se hace de un día para otro, pero debemos comenzar a construirlo'.

—¿El proceso constitucional generará incertidumbre para la inversión?

'Yo creo que sí, que el proceso constituyente traerá incertidumbre mientras se discute un nuevo marco. Sin embargo, no se puede olvidar que la falta de legitimidad y confianza en las instituciones es una carga para la inversión que había que reparar tarde o temprano. Tampoco se puede olvidar que la mayoría de los chilenos cree que se sale de esta crisis con acuerdos y una mejor democracia. Eso permite pensar que estamos invirtiendo en reglas compartidas que darán una nueva estabilidad al país'.