Señor Director:

La reciente polémica respecto de los medidores inteligentes ha develado una debilidad persistente en la generación de políticas públicas en lo energético: no se le entrega la importancia suficiente al hecho de que el sector energético es complejo, con dimensiones técnicas, económicas, sociales y ambientales que interactúan constantemente. Se requiere, entonces, una visión integral de los efectos de regulaciones y políticas. Cabe notar que rechazos similares se observaron en varios países en los cuales se implementó la medida, por lo que una revisión completa de esas experiencias pudo haber ayudado a evitar la situación actual, poniendo en evidencia que el problema no es solo 'qué hacer', sino 'cómo hacerlo'.

Hay buenas razones para avanzar en la instalación de medidores inteligentes, y las autoridades han hecho esfuerzos importantes por comunicar los beneficios potenciales que trae el cambio. Pero una política en que los costos son reales e inmediatos y los beneficios, de largo plazo e inciertos requiere una elaboración sofisticada, considerando diferentes realidades, tipos de costos y beneficios en que no hay una solución adecuada para todas las situaciones. La forma en que se resuelva esta controversia será clave para el desarrollo energético futuro.

En los próximos años el sector enfrentará grandes desafíos de transformación, desde la descarbonización hasta la generación distribuida, y para el éxito de estas se requerirán políticas robustas. Tomar en cuenta, estudiar y analizar todas las dimensiones de las políticas, someter a discusiones amplias las propuestas y recoger visiones interdisciplinarias serán fundamentales para ello.