El estallido social ha tenido efectos en el mercado laboral, y así lo entiende el grupo transversal de expertos convocados por el Gobierno para analizar la rebaja de la jornada laboral que concluyó su trabajo el pasado viernes. El informe final de 42 páginas fue entregado este fin de semana al Presidente Sebastián Piñera y contiene una serie de recomendaciones para implementar la reducción de la jornada de trabajo de 45 a 40 horas, pero una que seguro caerá como un balde de agua fría para los parlamentarios que apoyan el proyecto de 40 horas presentado por las diputadas del PC Camila Vallejo y Karol Cariola será la propuesta de suspender temporalmente la tramitación del proyecto que se discute en el Congreso.

Pero vamos por parte. En el documento se reafirma la necesidad de reducir la jornada de 45 a 40 horas de forma gradual, de manera que el mundo laboral se pueda adecuar a la reducción de jornada, principalmente por los efectos negativos colaterales que ella puede provocar. 'En concreto, evitar bajas de empleo y de salarios', dice el escrito. La opinión mayoritaria de los integrantes de la mesa es que dicha gradualidad se aplique en un plazo de cinco años y sin hacer distinciones basadas en el tamaño de la empresa. Para aquello se proponen dos fórmulas: una gradualidad escalonada en que al término del tercer año la jornada baje de 45 a 42 horas promedio semanales, y al término del quinto año reducirlo de 42 a 40 horas.

La otra alternativa es sin escalonamiento, haciéndose afectiva la rebaja, de una sola vez, cinco años después de la entrada en vigencia de la ley. La comisión también propone medidas de adaptabilidad para la reducción de la jornada 'que permitan reconocer la heterogeneidad en las formas de producción y de remuneración de los trabajadores'. En esa línea, se plantea cambiar el tradicional parámetro de distribución semanal de la jornada de trabajo, existente en el Código del Trabajo, por una jornada que se calcule sobre la base de un período de referencia mensual. Incluso se expone que dicha distribución se haga por un período mayor —hasta un cuatrimestre—, pero solo producto de un acuerdo colectivo entre empleadores y trabajadores.

Con todo, los expertos creen necesario mantener límites a la duración de la jornada de trabajo. Por ejemplo, que no se superen las 10 horas de trabajo por día, y que la jornada laboral semanal sea de máximo 6 días, con 1 día de descanso. No obstante, 'atendido el delicado contexto económico del país y sus proyecciones en materia de crecimiento y desempleo para los próximos trimestres', una mayoría de los miembros aconseja la suspensión temporal de la tramitación del proyecto de ley presentado por las diputadas comunistas. 'La experiencia internacional sugiere que reducciones de jornada que se producen en situaciones de desempleo alto tienden a producir bajas en el empleo de las personas con las consecuentes pérdidas de ingreso. Esto es además importante desde una mirada de la calidad de vida y salud mental de las personas, ya que un determinante importante es justamente las oportunidades de tener empleo', agrega el informe.

¿Cuál es el mejor momento para implementar la reducción de jornada? Acá las opiniones al interior del grupo estuvieron divididas. Por un lado, hay quienes creen que es necesario generar una instancia gubernamental con participación de organizaciones de trabajadores y empresariales 'que analice las condiciones económicas y sociales que deban ser consideradas para su efectiva aplicación'. Otro grupo sostiene que se determine a través del análisis de parámetros como la tasa de desempleo y de crecimiento que 'gatillen' el inicio del proceso de reducción de jornada. La mesa, integrada transversalmente, estuvo conformada por los economistas Andrea Repetto, Rodrigo Valdés, Rodrigo Vergara, Vittorio Corbo y José de Gregorio; los abogados Carmen Domínguez, Marcelo Albornoz, Osvaldo Andrade y Carlos Boada, entre otros profesionales. El subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, actuó como secretario técnico.