Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2019-07-28
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   E4
Sección:    - IDIOMA
Centimetraje:   39x28

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-Según Sánchez, el mapundungún vive una situación de retroceso. 'Y la existencia de una cultura va muy ligada a la práctica de su lengua', señala el profesor emérito de la Universidad de Chile y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua.

-Gilberto Sánchez ha estudiado latín, alemán, ruso, chino, quechua y aimara, entre otras lenguas. Gran conocedor del mapudungún, dice que 'revitalizarlo es una tarea urgente' .
El Mercurio
ENTREVISTA La visión de un especialista en lenguas de América:
“Todavía puede sobrevivir la lengua mapuche”
Reconocido investigador del mapudungún y otras lenguas americanas, el académico Gilberto Sánchez reflexiona aquí sobre los rasgos del idioma mapuche, su compleja situación actual—'recuperarlo es una tarea pendiente'— y las controversias sobre su enseñanza. Ahora prepara una esperada edición crítica de la primera recopilación del mapuche, realizada en 1606 por Luis de Valdivia.
'Sería bueno que todos los chilenos, cuando digan ‘al niño le duele la guatita', sepan que están usando un término mapuche. Aquí nadie habla de pancita o vientrecito', comenta con humor este profesor emérito de la Universidad de Chile y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua desde 1993. Hombre de trato sencillo, conocedor de decenas de idiomas y con una amplísima cultura —'nunca me aburro al lado de él', nos comenta su señora, también profesora universitaria—, Sánchez escogió como campo de investigación las lenguas originarias de América. Sobre el mapudungún ha realizado muchas estudios en terreno, en especial en el Alto Biobío, en la comunidad de Cauñicú. 'Allí tengo un compadre. Casi me nombran cacique honorario', bromea.

Hoy prepara la primera edición crítica de 'Arte y gramática general de la lengua hablada en todo el Reino de Chile', primera recopilación sobre la lengua mapuche, realizada por el padre Luis de Valdivia en 1606. Gilberto Sánchez —que usa en forma indistinta el término mapudungún y lengua mapuche— en la práctica ha debido 'reconstituir' la antigua obra.

El académico se define como un etnolingüista, es decir, un estudioso del lenguaje y de las lenguas en relación con la cultura. 'Difícilmente la cultura humana —que nos diferencia de otros seres vivos— habría llegado a tener la dimensión y complejidad que le conocemos sin el lenguaje. Gran parte de la cultura humana se reduce, en último término, a lenguaje. En las llamadas ‘visiones de mundo' —Weltansichten, en alemán— el lenguaje juega un papel fundamental, incluso se ha postulado que las determina. Cuanto mejor es el conocimiento y manejo de su lengua que posee un ser humano mayor será su libertad, podrá comprender mejor los mensajes y tomar decisiones', explica.

— ¿Por qué ese interés en la lengua que lo acompaña desde la infancia?

'En mi Puerto Varas natal, cuando era niño me llamaban la atención los apellidos mapuches —Chiguay, Huenante, Marilicán, Melipillán— y los topónimos de la zona: Calbuco, Llanquihue, Maullín, Pelluco, Petrohué. Después, en la universidad, me interesó su estructura gramatical polisintética. Una palabra puede equivaler a una oración en español. Por ejemplo: mapu-dungu-ke-la-n (‘no suelo hablar en mapuche') o katrü-mamüll-me-la-ya-n (‘no voy a ir a cortar leña'). Además de la rica cultura con que está relacionado (organización social, creencias, alimentación, etc.)'.

— Luego partió muy lejos, a Hungría y Alemania.

'Me doctoré en Hungría y después me fui a Alemania como becario. Desde niño sentí el deseo de estudiar en Alemania, país donde surgió la lingüística. El doctor Rodolfo Lenz se formó en esa tradición, me siento un discípulo suyo. Él inició la investigación del español hablado en Chile y del mapuche y obtuvo muestras de boca de hablantes competentes, las cuales transcribió con exactitud, dada su experticia como fonetista. Su interés no solo se centró en las estructuras lingüísticas, sino en expresiones culturales como los epew (cuentos), los nütramkan (relatos autobiográficos, históricos y míticos) y cantos y poesías (ülkantun)'.

— Entre las lenguas de América, ¿cuáles le parecen las más interesantes?

'Todas son ricas e interesantes. Solo conozco cuatro o cinco, aunque en América todavía se hablan ¡más de 700! Tales lenguas no son en absoluto ‘primitivas' y poseen estructuras adecuadas para que sus hablantes se expresen en relación con sus respectivas culturas. Una lengua como el mapuche posee una estructura gramatical muy regular, como si alguien la hubiera diseñado en un escritorio y, luego la hubiera puesto en movimiento, sin ningún verbo ‘irregular'. Pero, a la vez, es tan compleja que un extraño difícilmente llegará a hablarla bien. Y el mapudungún no tiene grandes diferencias dialectales, algo que ya notó el abate Molina. A veces cambia un poco el vocabulario. Por ejemplo, los pehuenches tienen más palabras para referirse a la araucaria y a sus usos'.

El mapuche hoy

Desde hace años, la ley estipula que los establecimientos educacionales con un 20 por ciento o más de presencia en su matrícula de algún pueblo originario —mapuche, rapanuí, aimara, etc.— pueden inscribirse para ofrecer un 'sector lengua y cultura indígena' en que el profesor debe ser apoyado por un educador tradicional que conozca y transmita esta lengua y cultura, aunque su elección por parte del alumno no es obligatoria. Pero los indicadores sobre la transmisión del mapudungún de padres a hijos y su habla no han sido positivos en los últimos años.

— ¿Cómo ve la situación del habla del mapudungún?

'En comparación con el pasado, la situación del mapuche es compleja, diría que es de retroceso. Según una encuesta del CEP (2016) un 67% de los mapuches ya no habla su lengua. Eso limita la transmisión intergeneracional, y vaticina que, en el futuro, habría menos hablantes. Según el abogado Sebastián Donoso, experto en Asuntos Indígenas de la UC, las conclusiones de este estudio daban cuenta de un rápido proceso de pérdida de la lengua, que se concluiría en un corto plazo, de no existir una reformulación de las políticas públicas. Para la profesora mapuche Elisa Loncón, la lengua está en una situación de ‘resistencia', y un 10 % de la población la habla y un 10% la entiende'.

— Pero la poesía mapuche, nuevas publicaciones y programas educativos dan la idea de una revitalización.

'Se trata de un proceso que está en curso. Todavía la lengua mapuche pueda sobrevivir, espero que se recupere y no desaparezca. Es una tarea urgente, por la importancia que tiene para la cultura e identidad de un grupo humano y para el patrimonio chileno y universal. La existencia de una cultura va muy ligada a la práctica de su lengua'.

—Una cosa es aprender sobre una lengua. Y otra distinta es aprender una lengua. ¿Cuál, a su juicio, constituye la estrategia apropiada para el mapudungún?

'A nivel nacional, es importante un reconocimiento por parte del Estado, y la educación debe acercar a los chilenos a esta lengua y, por tanto, a su cultura. Poder entender, por ejemplo, lo que significan los apellidos y topónimos mapuche evita malentendidos y nos acerca a su cosmovisión. El apellido Maripán no tiene nada que ver con pan, sino que significa ‘diez leones' y se vincula al carácter de protector totémico atribuido al león. Maripillán significa ‘diez pillanes'. Al volcán Villarrica se le decía Rucapillan (casa del pillan, espíritu protector de antepasados). Pero aprender la lengua puede ser complicado para quienes no son nativos'.

'Ahora, en el caso del pueblo mapuche, creo que el aprendizaje de la lengua es muy importante y esa transmisión en el ámbito educativo debe tener un sentido práctico y cotidiano, no solo teórico. Y ojalá haya carreras universitarias que se impartan en mapudungún'.

—¿Siente que a veces se politiza el uso de la lengua mapuche?

'Es posible, pero no puedo, en este momento, confirmarlo. En el caso de otros países que tienen lenguas llamadas ‘minoritarias', sí'.

— ¿Le parece importante que el pueblo mapuche sepa también español?

'Sin duda, pues mediante el español puede comunicarse con los demás habitantes del país y del mundo y acceder a la educación formal universitaria. El español es una lengua hablada por más de 500 millones de personas'.

Según Sánchez, los chilenos usamos en forma cotidiana términos del mapudungún que no solo tienen que ver con la flora y fauna. También empleamos sustantivos (chuico, copucha, guata, pichintún, pololo, poto, cahuín) y verbos derivados (achunchar, copuchar, pirquinear, pololear, trapicarse, entre otros).

— ¿El mapudungún entronca con otra lengua americana?

'No ha sido posible comprobar un parentesco con otras lenguas de América, pues falta documentación histórica. Se diferencia del quechua, del aimara, del kawesqar, del guaraní. El léxico para referirse al cuerpo humano, al parentesco, a los cuerpos celestes es completamente diferente. Sí posee, como otras lenguas americanas, una estructura gramatical aglutinante-polisintética. Es decir, tiene palabras largas que equivalen a oraciones en idiomas como el español'.

— ¿Cómo marcha la tarea de ‘grafemar' el mapudungún para su escritura?

'Ya ha habido varios alfabetos o ‘grafemarios', que tienen como base el alfabeto del español, con modificaciones para representar una vocal y algunas consonantes propias de la lengua. Los más conocidos son: el alfabeto Raguileo (lleva el nombre de un profesor básico mapuche), el Alfabeto Mapuche Unificado —empleado más por académicos— y el Azümchefe, que tiene apoyo de la Conadi'.

Recuadro
El tapiz que tejen el español, el quechua y el mapudungún

Los chilenos, al hablar español, usamos términos de distintas lenguas americanas. 'Empleamos un número importante de términos de origen quechua, como cancha, chacra, cocaví, cóndor, guagua, guanaco, humita, pampa, totora, vicuña, vizcacha y yapa', señala Sánchez, experto en estos trasvasijes lingüísticos. 'Pero también hay una cantidad de léxico de origen mapuche que utilizamos en forma cotidiana, como poncho, quique, curanto, curiche, pichín, pichiruche, pino (de empanada), merquén, charcha, pilcha, piñén, pirco, trutro, ulpo. En el campo de la alimentación sí abundan los quechuismos como chuchoca, chunchul, chupe, humita, mate, mote, papa, poroto, zapallo, palta'.

El académico agrega el caso del criollo charquicán, que une una palabra quechua (charqui) con una terminación mapuche (kan). En cambio, el ‘tuto' del pollo es de procedencia mapuche y para simplificar su fonética ha pasado de trutro a tuto.

'Los topónimos mapuche son muy abundantes en nuestra habla. De las 52 comunas de la Región Metropolitana, cerca de la mitad tiene nombre mapuche: Alhué, Curacaví, Huechuraba, Macul, Maipú, Melipilla, Peñalolén, Pudahuel, Quilicura, Renca, Vitacura, entre otros. También muchos términos de nuestra flora y fauna vienen del mapudungún. Por ejemplo: boldo, chilco, luche, luma, mañío, patagua, litre, raulí, pellín, quila, quintral, raulí, coligüe, chercán, chingue, coipo, colocolo, diuca, huemul, guarén, huiña, laucha, chingue, peuco, pudú, tiuque, treile, choroy y diuca'.
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ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ -