Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2019-11-09
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   33x47
La Tercera - Pulso
ENTREVISTA CON PRESIDENTE DE ICARE Y AGUAS ANDINAS
Claudio Muñoz: “Pensamos que teníamos más tiempo para resolver los problemas de la sociedad”
—El líder empresarial hace su autocrítica. Apoya la idea de que quienes tengan más ayuden a financiar las demandas, y no se cierra a discutir cambios a la Constitución.

—Respecto a Enade adelanta que mantendrá el nombre, y que es probable que se haga en Espacio Riesco, para que sea más amplia y diversa.
El Derrumbe del Modelo', de Alberto Mayol; 'Odio a los Indiferentes', de Antonio Gramsci; 'Cómo mueren las democracias', de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt... Seis portadas de libros, impresas en tamaño gigante y a color copan una de las paredes de una sala de Icare. 'Lecturas para reflexionar sobre la contingencia', se lee en la parte superior.

En otra ala, una decena de carteles reales de la multitudinaria marcha del 25 de octubre tapizan el lugar. Hace unas semanas, post estallido social del 18 de octubre, Icare habilitó un espacio para – revela el presidente de la organización, Claudio Muñoz- reflexionar. Habían decidido postergar Enade – previsto para el 5 de noviembre- y ahora debían ponerse a trabajar para entender las demandas de la sociedad. Los conversatorios comenzaron a avanzar. Y ciertas definiciones también. Enade mantendrá su nombre original (Concordia Discors (La conexión de la divergencia); durará dos días (7-8 de enero) y abandonaría CasaPiedra. 'Es muy probable que lo hagamos en Espacio Riesco. Queremos que sea más grande, más diverso', adelanta. Aún están analizando las bajadas. Están intentando entender la problemática. No existe diagnóstico, pero ya hay hipótesis.

¿Cuál es su diagnóstico a 20 días del estallido social?

—Todavía no tenemos un diagnóstico. Nadie tiene un diagnóstico de lo que está pasando, sí tenemos algunas hipótesis, y creo que la habilidad es, a partir de esas hipótesis, empezar a movernos. Quiero usar una analogía: este país en los 90’ estaba en su infancia, era un niño más bajo que el promedio latinoamericano, y la verdad es que crecimos rápido y probablemente lo que estamos sintiendo son los dolores de ese crecimiento.

¿Cuáles son las hipótesis de lo que ocurre?, ¿Esos dolores?

—Lo que todos tenemos que concluir es que quizás pensamos que teníamos más tiempo para resolver los problemas de la sociedad. ¿Qué problemas?

—Desafíos sociales, en el sentido de cómo estructuramos una sociedad que desde luego no tenga inequidades que nos hagan llegar a niveles como los de hoy; cómo reducimos elementos concretos que han aparecido de no equidad. Nosotros nos propusimos encontrarnos, hacer conversatorios y han aparecido desafíos súper concretos. Dentro de los próximos días vamos a distribuir una metodología que propone una guía de cómo llevar adelante un proceso de conversación dentro de la empresa. En esas conversaciones no se pretende decidir nada, lo que queremos es escuchar. Estamos sugiriendo tres preguntas: ¿Qué han sentido de la situación que está viviendo Chile? ¿Qué diría el afiche si estuvieras en la marcha? Con esto queremos entender los dolores. Y ¿qué podemos hacer cómo empresa?

¿Pero hay tiempo para eso? Uno percibe que el tiempo para conversar terminó, y que la población quiere medidas concretas.

—Evidentemente existe un sentido de urgencia, pero creo que esto es una oportunidad de entender bien qué nos están diciendo, porque creo que no lo entendemos bien. Queremos que salgan acciones para hacer una vida mejor. Estamos desarrollando una plataforma digital para que las empresas vayan registrando estos dolores, ideas.

¿Pero cuál es la autocrítica?, ¿Este trabajo debiera haber partido antes?

—Seguro que sí. Todos pensamos que teníamos más tiempo, y por lo tanto debimos haber partido antes, debimos haber sido más críticos de cómo estábamos actuando, trabajando. No me quiero quedar con el lado negativo de la crítica, sino que con el lado constructivo. Si nos ha explotado algo que todavía no terminamos de entender, lo primero que tenemos que reconocer es que no lo sabíamos y pongámonos a conocerlo. Esto no lo resuelve el gerente de la empresa que se las sabe todas, el dirigente sindical por sí mismo o un colaborador, lo resolvemos colaborando.

Pero, ¿qué tan complejo está el panorama?

—Evidentemente el panorama esta complejo, porque tenemos bastante más presión de la que había antes. Lo que me preocupa es que se ha mezclado una legitima expresión de insatisfacción con violencia, y espero que tengamos la habilidad como sociedad de resolver los desafíos y no caer en esta cosa casi de autodestrucción que uno empieza a ver con la violencia. A mí me ha gustado que el presidente haya convocado al Consejo de Seguridad Nacional. Espero que el Congreso pueda analizar estas propuestas y tener un país que tiene la madurez para decir ‘tenemos tanto que trabajar, que corregir, que la verdad es que necesitamos un espacio de paz social’.

¿Cuánto se puede sacrificar el crecimiento por paz social?

—Esto es como las izquierdas y las derechas, seguimos usando esquemas muy tradicionales del mundo cuando el mundo cambió. Quienes piensen que esto es sólo economía, probablemente tiene una mirada muy parcial de lo que es el desarrollo. Me gusta más hablar de desarrollo integral, que es una mezcla de economía, desarrollo y buena política y creo que las sociedades que estamos construyendo van a tener la habilidad de desanclarse de esas miradas históricas, mirarse de una manera distinta y estar dispuestos a tomar lo mejor de cada uno de estos mundos. Perfecto, pero en octubre el crecimiento va a ser negativo, bajaron la proyección para 2020, entonces se puede hablar de desarrollo integral, pero hay un pilar clave que es el crecimiento...

—Cuando hablo de desarrollo integral no quiero que se lea como que estoy minimizando uno de sus componentes, lo que estoy diciendo es que a esa componente hay que sumarle otros. Y efectivamente no partimos de cero después de esto, partimos en menos algo, porque vamos a tener que reconstruir lo que hemos destruido.

Hoy debemos ver cómo logramos resolver en poco tiempo demandas que son bastante efectivas. En nuestras conversaciones han aparecido cosas como endeudamiento de nuestros colaboradores, ¿cómo lo corregimos?; pensiones, ¿cómo ponemos sobre la mesa la opción de crear fondos que tengan aportes voluntarios?

Hoy uno ve que todas las reformas que el empresariado condenó y demonizó (40 horas) están avanzando. ¿El discurso empresarial fue exagerado?

—Todos los humanos muchas veces somos pendulares, y frente a determinados desafíos nos vamos a determinados extremos. La naturaleza es sabia y nos está enseñando que la verdadera habilidad es el equilibrio, cómo juntamos todos los talentos, y probablemente eso es lo que nos está pidiendo la sociedad. Cuando dicen no sentirse representados, bueno cómo cambiamos eso, cómo construimos un sistema social donde todos sintamos que somos partes, y toma tiempo...

¿Más tiempo?,¿Hay tiempo?

—Espero que tengamos tiempo. Quiero demasiado a mi país como para llegar a convencerme de que se nos acabó el tiempo.

Me imagino que se ve complejo recomponer las confianzas con el millón doscientos mil que marchó...

—Es muy probable que parte de quienes están en la calle también estén en las empresas. Los trabajadores de empresas privadas son 7,5 millones de personas, por lo que es probable que parte del 1,2 millón sea buena parte de las empresas, por ende, lo que no nos puede pasar es que disociemos al ciudadano del trabajador; sumemos a la empresa a ese ciudadano e intentemos entender qué le preocupa. Si desde las empresas privadas podemos trabajar con 7,5 millones de chilenos, yo te aseguro que esta crisis la resolvemos.

Una empresa al final es una institución que busca transformar una oportunidad en resultado, acá tenemos una oportunidad: mostremos que somos capaces de transformarlo en resultados, ese es el desafío.

¿Quién debe pagar la cuenta de las medidas anunciadas por el gobierno? ¿El impuesto al patrimonio es la solución?

—Hay que ser realista, en el corto plazo vamos a tener que usar el efecto redistribución, porque necesitamos soluciones rápidas; el punto es que no sólo tenemos urgencias de redistribución, sino de desarrollo, por lo tanto, tenemos que tener la habilidad para, además de redistribuir, generar más recursos que nos permita financiar la necesidad social a largo plazo. ¿Pero pasa por meterse la mano al bolsillo y los que tienen más aporten más?

—Me parece correcto eso. Me parece correcto que quienes hemos tenido más suerte, más privilegios en la vida, devolvamos eso a la sociedad. Y esto tiene que ver no sólo con una dimensión económica, a mí me hace sentido el desafío que tenemos en Chile de buscar una igualdad de trato, y por eso creo que no sólo se resuelve con más dinero, sino también con cómo tenemos más respeto en Chile, cómo aprendemos a no invisivilizarnos.

Difícil cuando hay personas que dada sus carencias, sienten que no se les ha respetado nunca...

—Acá mirar la historia sirve, hay sociedades que han pasado por guerras mundiales, y mira cómo están hoy. Entonces lo que no nos puede pasar es caer en el desánimo de que está todo perdido. Si la sensación de muchas personas es que no se han sentido parte de ese proyecto país, bueno, invitémoslas, hagamos que se sientan parte.

¿Cuánta confianza hay en el Estado como administrador de los recursos? Andrónico Luksic deslizó una crítica en ese sentido.

—Reconozco que hasta antes de esto era de los que pensaba que el Estado debía ser más pequeño y exigirle eficiencia, después de estos 20 días creo que hay que hacer una reflexión más amplia, porque hoy todos estamos pidiendo un Estado con más capacidad para responder a las demandas, para asegurar el orden público, entonces debemos ser coherentes con esta discusión. No tengo la respuesta y pienso que cuando hemos instalado el concepto de modernización del Estado, es súper relevante esa discusión.

¿En qué pie queda nuestra imagen país? ¿Dejamos de ser los jaguares de Latinoamérica?

—A lo mejor esa es otra cosa que tenemos que reconocer, quizás nos sentíamos más distintos de lo que en realidad éramos y más que si somos o no los jaguares a lo mejor preguntémonos cómo nos transformamos en un jaguar de verdad, cómo trabajamos en esa lógica.

¿Hay que cambiar la Constitución?

—Estoy de acuerdo en que mejoremos nuestras leyes y si hay que poner sobre la mesa revisar la Constitución, a priori no tengo problema. Mi problema es que perdamos la habilidad como sociedad de que cuando revisamos algo, lo revisemos para mejorarlo, esto no pude tener color político.

En ese escenario, ¿cómo ve la posibilidad de una Asamblea Constituyente (AC)?

—Me encantaría que nuestra clase política se hiciera una pregunta: ¿no será que la calle les está exigiendo más de lo que es el rol de ser político?, porque claro, podemos hacer una AC y generar cambios y quiebres en instituciones, pero no será que lo que quieren nuestros ciudadanos es otra cosa.

¿Lo que la gente nos está pidiendo afuera de verdad creen que se corrige si ponemos toda nuestra energía en AC y cambios de constituciones? ¿Qué cree usted?

—No tengo problema en que discutamos la Constitución y hagamos el método que sea para mejorarla, pero creo que se nos está pidiendo que hagamos cosas antes. Tengo una lista de 14 cosas que podemos corregir ya. Y mi invitación es pongámonos a trabajar en casa.

Recuadro
Caso Essal: 'Estoy poniendo todos mi esfuerzo para salir reforzados de esta situación'

Asumió la presidencia de Aguas Andinas hace tres meses, ¿qué está haciendo para abordar estos temas, entendiendo que es una empresa que ha sido muchas veces foco del malestar ciudadano?

—Estoy muy contento y trabajando mucho en la lógica que comento, con nuestros equipos, trabajando como una compañía que es fundamental para todos, que entrega algo esencial para la vida. Nosotros somos uno más de los socios que tiene Icare y queremos decir ‘nos sumamos, estamos avanzando’.

Ha tenido la oportunidad de ver cómo mejorar la imagen que tiene la compañía?

—Evidentemente estamos en una sociedad muy exigente. Una de las cosas que ha cambiado en Chile es la tolerancia a los fallos del servicio, todos tenemos la mecha más corta, lo que me parece bueno, porque nos exige más, y lo que estamos haciendo es justamente avanzar, aprender y ese día que tuvimos el problema en Avenida Providencia reaccionamos rápido y pienso que transmitimos, de alguna forma, que estas cosas nos molestan, nos duelen. Cuando nos equivocamos no quedamos indiferentes.

Tengo la certeza de que todo el equipo está trabajando en seguir mejorando.

En ese sentido, ¿cómo encuentra que se manejó el Caso Essal en Osorno?

—Como presidente del directorio y accionista de Essal estoy poniendo todo mi esfuerzo para no sólo aprender y mejorar, sino que salir reforzados de esta situación.

¿No hay temor a que les caduquen la concesión?

—Estamos poniendo todo nuestro esfuerzo en cómo un accidente -evitable, pero eso no quita que sea un accidente-, nos hace mejores como país, como sociedad. Lo que yo estoy haciendo desde la presidencia del directorio es poner todo mi foco, todo mi esfuerzo, para que una sociedad filial nuestra haga su mejor tarea en este tema. La gente de Essal está trabajando muy de cerca con las comunidades.

¿Cuál es el mandato de los controladores?

—Este es un perfecto ejemplo de colaboración. La colaboración que ha tenido una compañía como Aguas Andinas en esto ha sido enorme, nuestros accionistas Agbar o Suez han estado absolutamente dispuestos y apoyando.
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Una entrevista de MARÍA JOSÉ TAPIA-