A principios de los años 60, el promedio de hijos en Hong Kong era de cinco por familia. En la actualidad esa cifra es considerablemente menor: el número de hijos por mujer promedia 1,13.

La baja en la natalidad no es el único cambio importante de las últimas décadas. Con el paso del tiempo, el territorio —una de las dos regiones administrativas especiales que existen en China— se ha ido consolidando como uno de los grandes centros financieros de Asia y el mundo. Esto ha llevado a que miles de extranjeros se instalen en la zona.

Esta ola migrante también ha tenido un fuerte impacto en la matrícula escolar, explica Elson Szeto.

Académico e investigador de la Universidad de Educación de Hong Kong —donde es codirector del Centro para Necesidades Educativas Especiales y Educación Inclusiva e investigador del Centro Asia Pacífico para el Liderazgo y el Cambio—, Szeto fue uno de los expositores del Summit Internacional de Educación que organizó la Universidad Católica.

Durante su paso por el país, el profesor habló sobre cómo Hong Kong ha logrado incluir a estos alumnos internacionales sin necesariamente decaer en las mediciones internacionales que tildan al territorio como uno de los sistemas escolares más eficientes. Algunos ejemplos que lo prueban son la última prueba PISA, examen que mide el rendimiento académico de los jóvenes de 15 años alrededor del mundo, donde los estudiantes de Hong Kong obtuvieron el cuarto lugar en las evaluaciones de Matemáticas y Lectura a nivel global. En el Bachillerato Internacional, un programa educativo que se imparte en 127 países, los estudiantes de Hong Kong superaron el promedio mundial.

El tema es clave para Chile, tomando en cuenta el alza de matrículas de niños migrantes. Según un estudio del Servicio Jesuita a Migrantes, en 2017, el 9% de las escuelas a nivel nacional tenían entre 3% y 10% de matrícula extranjera. En 2019 la cifra creció hasta llegar al 19% de los establecimientos.

'Los colegios (en Hong Kong) en algún minuto se dieron cuenta de que no tenían alumnos locales para llenar sus vacantes. Y mientras esto ocurría, también veían que tenían la necesidad de mostrar su eficiencia ante el gobierno', comenta Szeto.

El riesgo de no hacerlo era su cierre. Entonces —continúa— se vieron en la necesidad de adaptar su forma de enseñar. A Szeto le gusta destacar especialmente el caso de una directora que fue pionera en el uso de inglés para enseñar materias.

'Llegó hasta los representantes del gobierno y les dijo que tenía más de 10 nacionalidades estudiando en su colegio y que no todas hablaban cantonés. Negoció con ellos hasta que llegaron a un acuerdo: el inglés sería el lenguaje común dentro de la sala de clases', comenta entusiasta. 'Fue una propuesta pionera e innovadora que se presentó en 2005 y que muchas otras escuelas siguieron, también con autorización'.

A diferencia de China continental, en Hong Kong la intervención del gobierno en las escuelas es poca, lo que permite adaptar los marcos curriculares para que cada establecimiento satisfaga mejor sus necesidades. Esa semiautonomía sería una de sus importantes ventajas.

'Otra tiene que ver con que se trabaja conscientemente con los profesores para capacitarlos en la forma de enseñar a alumnos de otros países. Existen ONGs especialmente enfocadas en esta tarea', dice Szeto. 'Si después de un tiempo de entrenamiento los profesores creen que no se la pueden, conversan con su director y este les ayuda a encontrar un trabajo donde la presencia de niños migrantes no sea tan alta'.

Apoderados voluntarios

Con los apoderados locales, muchos de ellos reticentes a que sus hijos estudien con niños de otras latitudes, también se trabaja. 'La Asociación de Apoderados es especialmente importante en Hong Kong. A ellos se les reúne con los representantes de los profesores y del directorio para que juntos se pongan de acuerdo para crear jornadas de voluntarios, donde, por ejemplo, se invite a los papás a distribuir o servir la comida del casino', explica.

El objetivo es que puedan ver in situ que las aulas heterogéneas no suponen algo que perjudica. Otro punto crucial de su éxito es la presencia de una asignatura en la que se debate sobre temas que atañen a la sociedad en sí.

'Desde nuestra gran reforma educativa —ocurrió en 1997, de la mano de la transferencia definitiva de su soberanía a China— tenemos una asignatura escolar llamada Estudios Liberales. Uno de sus pilares es el Pensamiento Crítico', indica el académico. Eso sí, Szeto advierte que en el último año, cuando parte importante de la población de Hong Kong ha salido a las calles a protestar, muchos directores se han visto preocupados de promoverlo.

'Varios están complicados con que los profesores hablen de algo sensible o demasiado político con sus estudiantes'. Aunque es cauto en sus palabras, él, en cambio, prefiere recordarles que 'los colegios son pequeñas sociedades condensadas que deben estar preparadas para responder a los desafíos'.

Eso supone no hacerle el quite a temas que pueden ser incómodos, pero que incumben a muchos. La autonomía de un territorio o la presencia de extranjeros son parte de ellos.