Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-02-23
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   E2
Sección:    - LENGUAJE
Centimetraje:   54x26

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PROPUESTA DE ACUERDO SOBRE EL LENGUAJE INCLUSIVO Álex Grijelmo Taurus, 2019, 293 páginas, $15.000. ENSAYO

'El libro intenta ser conciliador, no ridiculiza ningún argumento', dice Grijelmo.
El Mercurio
Lengua y feminismo, un debate…
En medio de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, algunas voces —en especial dentro del feminismo— identifican en la lengua una expresión de la desigualdad entre los sexos y proponen, para combatir el eventual machismo del idioma, intervenir sus lógicas, usar un lenguaje inclusivo. Por ejemplo, no decir 'los niños', sino 'los niños y las niñas' o 'les niñes', o escribir 'l@s niñ@s' o 'lxs niñxs'.

¿Hay una relación causal entre el patriarcado y la lengua? Algunos feminismos creen que sí. Por eso, puede resultar complejo compartir las reivindicaciones del feminismo y a la vez sentir que algunas imputaciones que se le hacen a la lengua, en particular al español, son injustas: que muestra la dominación de los hombres, que el 'masculino genérico' —los niños, los ciudadanos, los trabajadores— invisibiliza a las mujeres.

¿Son incompatibles la lucha contra el machismo con el respeto a las normas y usos del español? En ese asunto se mete el periodista español Álex Grijelmo (Burgos, 1956) en su nuevo ensayo, 'Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo' .

Autor de obras como 'La seducción de las palabras' y 'El genio del idioma', Grijelmo se declara feminista. Al teléfono desde su oficina en el diario El País de España, dice: 'El libro comparte las posturas del feminismo [la lucha por la igualdad entre los sexos], y especialmente las posturas de las filólogas feministas, que yo creo que hay que escuchar más a las filólogas feministas. El libro intenta ser conciliador, no ridiculiza ningún argumento, esto suele ocurrir en estos debates, que una parte ridiculiza a la contraria. Es un intento de aproximación y de encontrar un cauce común por el que nos podamos sentir cómodos todos'.

—¿Le parece válido como gesto político, reivindicatorio de la lucha por la igualdad, por ejemplo, el uso de la 'e'?

'Me parece que como campaña de comunicación es impecable. Ahora, si alguien quiere hacer creer a otro que eso se va a implantar en poco tiempo, estaría engañando. (...) Hombre, es muy difícil convencer a casi seiscientos millones de personas de que empiecen a decir ‘les niñes', porque eso es aprender otro idioma. ¿Traduciríamos todos lo millones de libros que se han escrito en español o castellano a esa nueva lengua? ¿Traduciríamos ‘Cien años de soledad' o ‘La ciudad y los perros' o ‘El Quijote', lo convertiríamos todo a esa nueva lengua?

Entonces, insisto, como maniobra que denuncia un problema —y yo comparto la visión de ese problema, me siento feminista, hay una desigualdad profunda en nuestras sociedades, hay que combatir eso— esta es una herramienta más. Pero siempre y cuando nadie se llame a engaño y crea que vamos a acabar hablando de aquí a cuatro o cinco años con el morfema ‘e''.

En el principio fue el femenino

El de Grijelmo no es el único volumen que —a dos semanas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer— se hace cargo del asunto del lenguaje inclusivo. En coedición con Catalonia, la Academia Chilena de la Lengua publicará en marzo 'Sexo, género y gramática: ideas sobre el lenguaje inclusivo'. El volumen aún no está disponible, pero la directora de dicha academia, la ensayista y crítica Adriana Valdés, ha opinado sobre este tema. En el programa Palabra Pública de la radio Universidad de Chile, dijo: 'En una sociedad democrática tú no puedes restringir a las personas hablar testimonialmente, o sea, si tú me quieres decir ‘todas, todos y todes' nadie te puede restringir; y las academias no están, hace muchos años, en un enfoque normativo. (...) Pero tampoco sería democrático que solo por la voluntad de un grupo se intentara modificar la manera en la que las personas quieren hablar. Entonces, el tema está en la sociedad, no está en las academias y no está en los diccionarios'.

El año pasado, en Buenos Aires, durante la octava Feria de Editores, la crítica y ensayista Beatriz Sarlo debatió con el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski sobre los vínculos entre 'lengua y realidad' y sobre cuán 'dueño/a/e es cada uno/a/e de su lengua'. La conversación la recoge el libro 'La lengua en disputa' (Godot), que llegará a Chile a fines de marzo o principios de abril. Sarlo dice, por ejemplo, que lo que le afecta del lenguaje inclusivo es la imposición; 'el uso del inclusivo no puede ser una orden de la ideología, porque no hay orden sobre la lengua'.

Por su parte, Kalinowski afirma: 'Durante miles y cientos de miles de años el hombre, el macho de la especie acaparó absolutamente todos los espacios de visibilidad'. 'El masculino genérico es prácticamente un universal lingüístico porque es un universal humano la desigualdad entre el hombre y la mujer'.

Grijelmo dice que el idioma no invisibiliza a la mujer: 'Una de las afirmaciones que se suelen hacer es que ‘lo que no se nombra no existe'. Y eso yo creo que no se puede sostener. En algún caso puede ocurrir, pero la comunicación está llena de sobrentendidos, de insinuaciones, de presuposiciones, en las cuales lo que no nombramos sí existe. Y el fenómeno del mal llamado genérico masculino es un fenómeno parecido al de la sinécdoque, en el que nombras una parte para representar un todo. Si alguien dice ‘los gladiadores blandieron el acero', el acero es una parte de la espada, es una parte que representa el todo. Si dices ‘la recogida de la patata se ha dado muy mal', no estamos hablando de una patata, es un singular que representa a un plural'.

Para mostrar que el español no es patriarcal y que es impreciso hablar de 'genérico masculino', Grijelmo se remite a la filología, en particular al indoeuropeo, 'nuestra lengua abuela', la madre de nuestra lengua madre: el latín.

—¿Por qué dice el 'mal llamado genérico masculino'?

'La aparición de los géneros se produce como consecuencia de la invención del género femenino: en el indoeuropeo hace cinco mil años había un género que nombraba los seres animados y uno que se refería a los seres inanimados. Dentro del género de los seres animados nació el género femenino, y entonces el género que antes servía para nombrar a los seres animados, por oposición con ese femenino, nombró también a lo masculino; en realidad era el género de lo no femenino.

Entonces, no es que el masculino ocupara el papel de hombres y mujeres, es que ese papel de hombres y mujeres lo ocupaba el genérico que se desdobla en masculino; no fue una invasión del género masculino sobre el género de todos. Si no lo llamáramos masculino genérico el problema se reduciría casi a la mitad'.

—¿O sea que en rigor, desde el indoeuropeo, no hay un masculino y, además, se distingue un femenino por la importancia social de las mujeres y de las hembras?

'Exacto. La visibilización de las mujeres, y de las hembras, en un momento determinado hizo que naciera el femenino. (...) La creación del femenino y el desdoblamiento del genérico en masculino ocurrió seguramente en sociedades patriarcales, pero no como consecuencia del patriarcado'.

—En la lengua hay expresiones sexistas como 'hijo de puta' o 'eres una cualquiera'. ¿Qué hacer en esos casos?

'Hay que acabar con todo eso. Pero no son problemas de la lengua, sino del uso que hacemos de ella. Son expresiones intolerables de las que podemos y debemos prescindir'.

Jueza y poeta

Otra prueba que entrega Grijelmo para descartar la relación causal entre patriarcado y lengua, entre ellas el español, es la siguiente: 'Hay lenguas (como el farsi o persa, que se habla en Irán; o el magiar, en Hungría, o como el turco) que no tienen géneros; y otras (como algunas lenguas del Caribe) emplean el genérico femenino. Y, sin embargo, unas y otras se hablan en sociedades tan patriarcales o más como las nuestras'.

Un ejemplo que da cuenta de los matices y oscilaciones de este asunto ocurre con el caso del sustantivo 'juez', cuyo femenino 'jueza' —reivindicado en pos de la igualdad— es cada vez más usado, especialmente en países como Chile y Argentina. Sin embargo, Grijelmo también muestra que en el caso de 'poetisa' ocurrió lo inverso: se reivindicó y ya se acepta el uso de un solo sustantivo, 'poeta', se trate de un hombre o de una mujer.

'Una moderada duplicación de géneros servirá legítimamente hoy como símbolo de que se comparte esa lucha por la igualdad; siempre que eso no implique considerar machista a quien prefiera usar el genérico masculino por creerlo igualmente inclusivo y más económico', escribe Grijelmo en su libro

—En España, la RAE consideró que no era pertinente el uso de la expresión 'Consejo de Ministras' como genérico. Sin embargo, usted muestra que a veces es válido el uso de un genérico femenino.

'Puede ocurrir en una profesión, al menos en España, como la de enfermeros o enfermeras: es tan abrumadora la presencia de mujeres que se podía hablar perfectamente de una ‘huelga de enfermeras', y en ese momento el contexto nos haría entender que la mayoría son enfermeras, pero que también estarán en huelga algunos enfermeros, que son minoría.

Hay veces que el contexto nos permite entender de lo que hablamos. En otros casos no. Si decimos ‘Consejo de Ministras', quien no participe de la información necesaria puede pensar que es un consejo solo de mujeres, porque el femenino es exclusivo; y es exclusivo no porque nadie lo haya decidido, sino porque esa ha sido la tradición de la lengua desde hace cinco mil años. No podemos echarle la culpa a nadie, somos herederos de eso. Si yo hablo de ‘mis hijas', en ese momento estoy excluyendo que tenga hijos; si hablo de ‘mis hijos' mi interlocutor puede entender que son chicos, solamente, o chicos y chicas. Así es la lengua, así nos la han trasmitido y así la trasmitiremos, seguramente, a no ser que hagamos un ejercicio colectivo de ingeniería filológica de hoy para mañana, que no es fácil'.

Violencia machista,

no de género

En vez de excluirse del genérico, Álex Grijelmo piensa que es más interesante que las mujeres se apropien de él. Como ha pasado con la palabra 'patrimonio', que literalmente apela al padre: 'La mujer se ha apropiado de la palabra, que en origen solo podía ser del pater. O la mujer tiene la ‘patria potestad' de los hijos, se ha apropiado la mujer de la palabra‘patria', no hablamos de la ‘matria potestad', sino la patria compartida. Es más interesante, y algunas filólogas feministas lo plantean así, que las mujeres se apropien del masculino a que se sientan excluidas de él'.

—Tras el libro parece que está la inquietud de que se crea que hay una contradicción entre la lengua y las reivindicaciones feministas. ¿Es un falso dilema?

'Es que la realidad va por un lado y la lengua por otro; y esto hay que entenderlo, que una cosa es el género y otra cosa es el sexo, que los lingüistas y los que han estudiado a fondo la lengua lo entienden bien, y si se explica se puede comprender. Pero ahora se da una confusión entre género y sexo por culpa, yo creo, de una mala traducción de gender, del inglés, a partir de la Conferencia de Pekín [se refiere a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en 1995]. Y creo que eso está enredando el debate, que quizás es mucho más sencillo de como lo pensamos'.

—Usted dice que, en favor de la lucha feminista, sería mejor usar la expresión 'violencia machista' y no 'violencia de género'.

Yo creo que cualquiera a quien se le hable de ‘violencia machista' sabe perfectamente de qué se le habla y qué significa la palabra machista. La palabra condena aquello que nombra, con lo cual es muy útil para una campaña de comunicación en contra de las agresiones a las mujeres, en contra de las actitudes que favorecen la desigualdad. Lo mejor para luchar contra el machismo es llamar a las cosas por su nombre: machismo. Entonces, si decimos ‘violencia machista', en el mismo momento en que nombramos eso ya lo estamos condenando. En cambio, ‘violencia de género', ahí ‘género' es una palabra que en la tradición del hispanohablante no tiene ningún contenido peyorativo, porque puede ser el género que venden en las tiendas o el género gramatical o el género literario; mientras que machismo no ofrece ninguna ambigüedad'.

Recuadro
-"Es muy difícil convencer a casi seiscientos millones de personas de que empiecen a decir ‘les niñes', porque eso es aprender otro idioma'.

-"Es más interesante, y algunas filólogas feministas lo plantean así, que las mujeres se apropien del masculino a que se sientan excluidas de él'.
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Juan Rodríguez M. -