Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-03-26
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   30
Sección:   Cultura
Centimetraje:   19x23

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'La aguja además es un objeto que penetra y que es penetrado', advierte la artista.
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Punzante exposición de Laura Quezada en la galería CV
Agujas gigantes zurcen hasta los ascensores en Vitacura
A través de instalaciones y esculturas, la autora simboliza la omnipresencia de esta herramienta en distintos ámbitos del quehacer cotidiano.
La aguja es un elemento que desde tiempos inmemoriales acompaña a la expresión artística a través de bordados que unen hilos y telas de distintas materialidades. Se trata de un objeto transversal que vincula a costureras, modistos y diseñadores de alta moda. La forma de la aguja además es un elemento de la arquitectura gótica y en el ámbito coloquial se le llama aguja a una persona inquisidora y aguda.

La escultora Laura Quezada se apropia de todo ese bagaje cultural para elaborar y presentar Hilvanes, exposición que ofrece la galería CV (Alonso de Córdova 4355). Se trata de piezas escultóricas de distinto tamaño que tienen como elemento principal las agujas, una de las cuales mide más de cuatro metros y que está clavada en la caja de un ascensor en el exterior de la sala, como si estuviera zurciendo la estructura que sobresale en la comuna de Vitacura.

'El significado de la aguja en el fondo es el ícono de lo omnipresente que está en todo y no está en nada, está en nuestra ropa, está en nuestras cirugías, en nuestro cuerpo y en nuestra casa, en las cosas cotidianas como sábanas y cortinas. Está en lo que usamos, pero tampoco está', explica la autora, quien hace siete años comenzó a trabajar con estas herramientas punzantes de acero y aluminio. Las decisiones materiales y estilísticas van en la línea de lo que la escultora ha mencionado como parte de su carta de navegación.

'Mi trabajo escultórico está directamente relacionado con la naturaleza, basado en los cuatro elementos a los que la filosofía oriental agregados más, la madera y el metal', puntualiza. En la instalación escultórica principal –que por estar a la intemperie puede ser apreciada desde el exterior de la sala– sobresale el ojo por donde pasa un hilo rojo que cae hasta tocar la superficie que sirve de base. 'La aguja además es un objeto que penetra y que es penetrado, y a la vez une dos materialidades diferentes. Es un elemento reparador que está ligado a la herida, la repara, repara costuras, es un ícono de la reparación', continúa la artista. El vínculo de este elemento con el mundo femenino también es relativizado por Laura Quezada.

'En el trabajo está la aguja para coser sacos, que era emblemática en su tiempo porque ayudaba a sellar los sacos de harina y de trigo. Eso se perdió por la manufactura, así como también se perdió la sastrería', argumenta. Recalca que igual la aguja está muy relacionada con lo femenino, 'aunque en el ámbito de la costura ha sido un poco discriminada porque el sastre siempre era el hombre el que se lucía y la mujer quedaba entonces destinada a coser el botón, zurcir, bordar, pero no era la que se lucía en este quehacer'.

Recuadro
Relato contemporáneo

Felipe Forteza, curador de la exposición 'Hilvanes', detalla que Laura Quezada toma como punto de partida 'las investigaciones de otras artistas mujeres y, al mismo tiempo, busca confrontar lo desarrollado por artistas hombres en esas lides'.

En esta categoría figuran nombres relevantes de la escena local como Eugenio Dittborn. Sin ser una puesta en escena feminista, acentúa Forteza, 'apela a lo femenino como una norma intrínseca en la construcción de un relato contemporáneo respecto de la escultura como lenguaje y forma de expresión visual'.


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FABIÁN LLANCA-