Según un estudio elaborado en 54 países por la consultora internacional McKinsey, dentro de 40 años la mitad del trabajo realizado por humanos será ejecutado por máquinas y robots. Para que esa predicción se cumpla en Chile, las industrias deben acelerar la aplicación de tecnologías como automatización, robótica o mecatrónica. Y los expertos observan que, hasta ahora, la implementación ha sido gradual y en algunos casos más decidida que en otros. Sin embargo, la rápida expansión del Covid-19, un jugador que no estaba en esa ecuación de McKinsey, podría apretar el acelerador en este camino.

Para Jaime Soto, secretario general de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI), los sectores minero y forestal son los que han tenido el avance 'más importante' en automatizar sus procesos, pese a que en robotización no han llevado el mismo ritmo que el de la industria de gas y petróleo en el resto del mundo. No obstante, lo que se ha hecho en casa es, a su juicio, un esfuerzo muy competitivo y destacable frente a otros países.

'Sabemos que la relevancia de la integración de sistemas de automatización y robótica se basa en la posibilidad de reducir riesgos, errores y variabilidad en las labores, con el objetivo de fortalecer la toma de decisiones de operación y de gestión de los recursos. En el caso de la robótica, es una forma específica de implementar la automatización de tareas, con el objetivo de que sean realizadas con mínima intervención humana, debido a que son repetitivas, tediosas, peligrosas o su ejecución manual implica altos costos', dice Soto.

Experiencias locales

Anglo American posee un robot autónomo para la inspección y mantención de tuberías mineras, desarrollado en alianza con la Universidad de Carnegie Mellon de Estados Unidos. Desde la compañía explican que funciona desplazándose por tuberías de diferentes diámetros y por largas distancias, tanto en subida como en bajada, registrando imágenes e información con 'precisión milimétrica' sobre el estado de cada una.

En esa línea, la compañía definió a su faena El Soldado como un polo de innovación tecnológica para la minería del cobre, y a la fecha ha invertido más de US$ 45 millones en proyectos de este tipo. Allí, como en Los Bronces, también hacen perforación remota automatizada, donde un solo operador es capaz de gestionar varios equipos al mismo tiempo.

Codelco, que ya ha incorporado varios robots para que se muevan y trabajen solos, avanzó en 2019 con el Programa de Automatización de Plantas Concentradoras (PAPC) en todas las divisiones, y en los cambios y mejoras en la infraestructura de automatización para Chuquicamata Subterránea.

Álvaro García, vicepresidente de Tecnología y Automatización en los Procesos de Negocio de la estatal, dice que otro hito clave fue 'formalizar la estrategia' de un CIO Estratégico con base en la casa matriz y tres CIO Tácticos para Calama y todas las divisiones que operan en el norte, Los Andes y Rancagua.

Desde Antofagasta Minerals destacan cómo la crisis por el Covid-19 les obligó a implementar automatización en algunas áreas que normalmente se realizaban desde las faenas, como el caso de dos supervisores del área de despacho de mina de Minera Centinela. 'Ambos están incluidos en el grupo de riesgo, por lo que no podían acceder hasta la operación.

Ahora tienen acceso directo desde sus domicilios al sistema de control de flota de camiones', explican fuentes de la compañía.

En el sector, los mayores desafíos están en incorporar robots para los procesos de perforación y tronadura, junto a otros aspectos de carácter logístico, como control de accesos y bloqueos de equipos que actualmente se hacen de forma manual y requieren mucho tiempo y personal, observa Alejandra Molina, gerente general de Minnovex AG.