Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-05-17
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A11
Sección:   Vida - Ciencia - Tecnología
Centimetraje:   33x27
El Mercurio
Casos de pacientes centenarios que se han recuperado son un ejemplo de esperanza:
Adultos mayores que sobreviven al covid-19 demuestran que el riesgo va más allá de la edad
Aunque el grueso de pacientes infectados y de muertes se ha dado en este grupo de la población, expertos aclaran que es un error atribuirlo solo a los años. La pandemia, dicen, ha favorecido los prejuicios hacia la vejez.
Tiene 113 años y esta semana hizo noticia en España por ser la persona más longeva en ese país en recuperarse de covid-19. María Branyas, nacida en 1907 y madre de tres hijos, y quien tiene nietos y bisnietos, contrajo la enfermedad el mes pasado, en la residencia en la que vive desde hace veinte años, en Cataluña. Salvo un poco de fiebre y una infección urinaria, tuvo síntomas muy leves.

'De salud me encuentro bien, con las pequeñas molestias que todo el mundo y que lo llevo acentuado por la edad..., pero me encuentro bien', comentó Branyas a la agencia EFE.

Como ella, otros casos de centenarios y adultos mayores que han sobrevivido a la pandemia de coronavirus en el planeta, aunque esporádicos, han llamado la atención debido a la noción de que son el grupo más golpeado por el Sars-CoV-2.

Sin embargo, además de un ejemplo de esperanza, los expertos ven estos casos como una oportunidad de aclarar dudas y estereotipos negativos en torno a la vejez y a la potencial vulnerabilidad que los mayores tendrían frente al virus.

'El coronavirus sacó a la luz los prejuicios sobre la vejez', precisa Viviana García, gerontóloga y directora del Centro Gerópolis de la U. de Valparaíso. Si bien hay una situación de vulnerabilidad en un porcentaje de la población mayor, 'es importante tener en cuenta que se trata de un grupo de personas muy diverso, con una gran heterogeneidad, y eso depende de características personales, pero también por sus historias y trayectorias de vida', agrega.

Un estudio con datos de pacientes chinos, publicado en la revista The Lancet a fines de marzo, muestra que la proporción de pacientes que requieren hospitalización aumenta con la edad: 4,3% para quienes tienen entre 40 y 49 años, 11,8% para los sexagenarios y 18,4% para los mayores de 80.

La tasa de mortalidad también crece: entre los 60 y los 69 años sería de 4%, superior a la de 1,4% del total de enfermos, 8,6% en personas sobre 70 y 13,4% en aquellos de 80 años y más.

Pese a ello, estos porcentajes deben matizarse.

'La edad no puede limitarse únicamente al número de años', ha dicho la Academia Nacional de Medicina de Francia, que agrega que esos 'datos estadísticos' son, ante todo, un 'reflejo' del estado de dependencia y de los problemas de salud, más frecuentes a medida que avanza la edad.

Idea con la que concuerda el doctor Felipe Salech, geriatra y académico de la U. de Chile, y miembro de la Sociedad Chilena de Geriatría y Gerontología. 'La edad por sí sola no es un factor de riesgo; los adultos mayores deben ser clasificados según su fragilidad —que se mide según diferentes parámetros, como rendimiento físico y fuerza, por ejemplo— y la presencia de comorbilidades' (enfermedad crónica o pulmonar, diabetes, obesidad, etc.).

Por eso, agrega, diferentes sociedades en el mundo enfatizan que 'limitar el acceso a tratamiento en la pandemia solo por la edad es un error'.

Viviana García recuerda que vejez no es sinónimo de enfermedad y que 'las personas añosas que sobreviven al covid-19 dan cuentan de que el riesgo no es solo un factor de edad, sino de capacidad funcional'.

'Una gran cantidad de personas mayores son autónomas y funcionales, aun cuando tienen una condición crónica', precisa la gerontóloga.

De allí la importancia, frente a un caso de covid-19, de 'hacer una evaluación estandarizada de la vulnerabilidad de un paciente mayor a partir de las comorbilidades, pero también a partir de su estado psicológico, nutricional y cognitivo', como ha dicho el doctor Olivier Guérin, presidente de la Sociedad Francesa de Geriatría y Gerontología.

Porque el riesgo no es igual para todos, complementa Salech. Mayor presencia de comorbilidades, sobre todo si están descompensadas o sin un buen manejo, así como 'personas dependientes, que requieren ayuda para cosas cotidianas, tienen más riesgo de complicaciones. Incluso después de la enfermedad, el proceso de rehabilitación será más difícil', dice el geriatra.

Recuadro
>>Impacto diferente

Las cuarentenas y el aislamiento físico, impuestos para minimizar el peligro asociado al covid-19, también tienen un impacto diferente en los adultos mayores. Los especialistas alertan que el confinamiento puede generar, en personas muy vulnerables, un mayor grado de angustia psicológica que puede ser perjudicial.

'Hay una ansiedad adicional en los mayores, no solo por miedo a morir, sino que también a no ser candidato a recibir atención o tratamiento cuando corresponda', agrega la gerontóloga Viviana García.

En otros casos, el desafío radica en preservar su autonomía, ya que el deterioro muscular causado por la falta de actividad física o por una mala alimentación puede favorecer la vulnerabilidad de una persona.

>>104 años

Ada Zanusso posa junto a una de las enfermeras del hogar en el que vive en Lessona, al norte de Italia, después de recuperarse del coronavirus. Comenzó con síntomas a inicios de marzo y pronto le confirmaron el diagnóstico; aunque logró sobreponerse, algunos de sus compañeros de residencia no tuvieron la misma suerte. "Es una mujer con un temperamento fuerte y vigoroso. Su fe y su costumbre de estar siempre al aire libre siempre le han ayudado", comentó Giampietro, uno de sus cuatro hijos.

>>101 años

Angelina Friedman celebró con una foto en Facebook el resultado negativo de la prueba de covid-19, luego de pasar varias semanas internada en un hospital de Nueva York debido a la enfermedad. Friedman, nacida en 1918 en un barco de inmigrantes italianos en ruta a EE.UU., vive en un hogar de ancianos y hace algunos años también logró vencer un cáncer. Lo primero que pidió al volver a su habitación fue lana para tejer. "Mi madre es una superviviente", comentó su hija Joanne Merola al diario The New York Times.

>>99 años

Ermando Armelino Piveta es un veterano de la Segunda Guerra Mundial: fue segundo teniente en las fuerzas del Ejército brasileño en Africa. Precisamente con su gorra militar y saludando con las manos en alto abandonó el hospital en Brasilia a mediados de abril, en medio de los aplausos del personal sanitario. Allí estuvo varias semanas internado por una neumonía, pero no necesitó respirador. "Ganar esta batalla fue para mí más grande que ganar la guerra. En la guerra matas o vives; aquí tienes que luchar para vivir", dijo a la prensa.

>>106 años

Connie Titchen nació en 1913 y ha sobrevivido a las dos guerras mundiales y a la gripe española. Esta bisabuela de Birmingham (Inglaterra) estuvo al menos tres semanas hospitalizada debido al covid-19. "Me siento muy afortunada de haber vencido a este virus. Estoy impaciente por ver a mi familia", dijo al ser dada de alta. "Creo que su secreto es que es físicamente activa y muy independiente. Siempre se hace la comida, aunque le gusta pecar en el McDonald's de vez en cuando. No le he dicho que ahora está cerrado", dijo una de sus nietas.
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C. González -