Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-05-24
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   E8
Sección:   Artes y Letras
Centimetraje:   50x27

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La reconocida escultora Paola Vezzani recrea la acción del viento en la naturaleza y en la geografía magallánica.

Detalle de la obra de Amelia Errázuriz: "Las rosas de los vientos", inspirada en las travesías de los navegantes. La artista juega con el movimiento y el color.

Las evocadoras piedras trabajadas por el escultor Carlos Edwards advierten sobre la sequía que estamos viviendo.

"Tierra de fuego", detalle de obra gráfica de Carolina Oltra.

El mural de Angela Wilson sacó a la luz niños que fueron invisibilizados, los niños cristaleros de principios del siglo XX. Hoy invita a mirar fragilidades del entorno.

La pintura de Lorenzo Moya se centra en el rescate del color, de la luz, de la materia pictórica. Celebra la belleza en al arte en el paisaje del sur, ajeno a modas.

Martín Eluchanz bordó en en una bandera con carga histórica. Y añadió allí un escrito crítico de Violeta Parra hacia las autoridades. La obra se inscribe en una investigación sobre los límites geográficos donde el Estrecho es clave.
El Mercurio
EXPOSICIÓN | Para celebrar los 500 años del descubrimiento del Estrecho de Magallanes:
29 ARTISTAS CHILENOS en muestra virtual desde Portugal
Una vuelta de tuerca tuvo la gran exposición de arte nacional programada para la ciudad de Cascais. La muestra fue producida e inaugurada esta semana -en modo virtual- por la Fundación Cultural Luis I de Portugal. Las diversas obras y sus artistas hablan del hecho histórico y de nuestra frágil situación actual.
Los 29 artistas se habían preparado hace más de un año para mostrar sus obras en Portugal y celebrar los 500 años del viaje de Hernando de Magallanes, que zarpó desde esa costa europea. Una de las participantes, incluso, la premiada escultora Paola Vezzani, había creado una obra a partir de los canales y los vientos magallánicos de su entorno. La exposición iba a estar, además, en la histórica y misteriosa Cascais, ubicada en la costa de Lisboa. Una hermosa y elegante ciudad balneario, otrora enclave de espionajes.

Así, la historia reciente, las travesías y el mar, y también la fragilidad de nuestra sociedad hoy fueron poblando las propuestas de artistas chilenos. "Lo que dio como resultado un conjunto notable de creaciones que asumen una identidad que emerge de sus propios contextos sociales, políticos o culturales", subraya el director de la prestigiosa revista portuguesa de arte y arquitectura Arqa, Luis Manuel Pereira. En tanto, el organizador de la muestra y curador chileno, vicepresidente mundial de AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte), Ernesto Muñoz, apunta que "estos artistas presentan un sustantivo mosaico de discursos conformados desde lo contemporáneo con una fuerte base en las corrientes investigativas".

Para las autoridades de Cascais esta era una de las exposiciones más importantes programadas en 2020. Pero ante la grave realidad de la pandemia (y al hecho de que alcanzaron a llegar solo algunas obras, precisa el curador), la Fundación Cultural Luis I de Cascais -presidida por Salvato Teles de Menezes- decidió producir toda la muestra en modalidad virtual. Se abrió el lunes pasado y permanecerá durante dos meses en el sitio del centro cultural (http:/ www.fundacaodomluis.pt/.).

Desde Magallanes a la ciudad donde "nació" 007
La visita virtual en 3D permite ir recorriendo todos los trabajos a través de las amplias y elegantes salas del recinto. Y el visitante con solo hacer un clic en el signo blanco junto a cada pieza de arte ingresa en otro video realizado por el propio autor de la obra. La sede de la muestra es la "Casa Cor de Rosa", un antiguo convento de Nuestra Señora de la Piedad, mandado a construir en el siglo XVII por el cuarto conde Monsanto para instalar allí, inicialmente, el primer Colegio de Filosofía portuguesa. El último propietario del edificio fue el vizconde de Gandarinha, a fines del siglo XIX, que lo convirtió en un palacio de veraneo, tal como sucedió con muchas de las construcciones de Cascais, donde iban la realeza europea, grandes familias portuguesas y también judías. Todas ellas convivían en animadas fiestas, lo que atrajo -durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría- a espías de toda Europa; entre ellos, al triple espía yugoslavo Popov y al Mismísimo lan Fleming, oficial de inteligencia del ejército británico y escritor, quien se inspiró ahí para dar vida al agente 007, James Bond.

Con toda esa carga histórica y de novela, la Fundación Luis I recibe la muestra "Tesoros de América". Una exhibición que revive la naturaleza magallánica a través de los volúmenes de la escultora Paola Vezzani, autora de notables piezas emplazadas en la Patagonia. "Este trabajo pertenece a mi serie 'Estrecho de Magallanes', en honor al lugar donde nací y vivo. Trabajé una plancha de acero que fui calando a altas temperaturas para dibujar una recreación del paisaje. El que se relaciona con la memoria visual y en el que las sensaciones e ideas confluyen en una síntesis plástica que evoca el movimiento de las nubes y la respuesta de la vegetación al viento magallánico", señala a "Artes y Letras". Y agrega: "La obra también alude a la compleja geografía de los canales y las islas de la región del estrecho, donde la tierra parece desintegrarse. Busco que el espectador sienta la delicada y frágil trama de la vida". Vezzani se encuentra afinando, en estos días, lo que podrá ser una gran sorpresa plástica para su ciudad, a orillas del estrecho.

El tumultuoso viaje de Magallanes en los veleros del siglo XVI fue la inspiración de la artista visual Amelia Errázuriz. 'Tomé las 'Rosas de los vientos', ese hermoso símbolo que marca el rumbo y los puntos cardinales a los navegantes. En mi nueva obra las llevé a viajar de vuelta hacia Portugal para conmemorar el viaje de Magallanes". Las decenas de rosas de los vientos las hizo en madera sobre soporte del mismo material con la forma del mapamundi, "las que juegan con lo lúdico y el movimiento de las travesías, aluden a las olas y reúnen una síntesis de colores con poesía", explica.

La bandera chilena como soporte y obra trabajó el artista Martín Eluchans. "Llevo seis años embarcado en un proyecto sobre el tema de las fronteras y límites, y el Estrecho de Magallanes es fundamental en ello, pues es lo que separa el continente de la isla Tierra del Fuego. Hablo mucho de ello en mi investigación". En la bandera estampó (con su conocida acción de bordar) la canción de Violeta Parra sobre el signo patrio y con un mensaje crítico. María José Mir también elaboró una obra muy matérica y manual. Es un delicado y estético tapiz pintado de un color, atravesado por espinas. La artista cuenta que se inspiró en el norte de Chile.

Visibilizar la invisibilidad
El monumental mural de Angela Wilson habla sobre la vulnerabilidad del ser humano. Las múltiples y semitranspagráficas van conformando imágenes que sacan a la luz a seres invisibilizados. "Alguna vez leí que el proceso creativo era como el viaje de un navegante, sin certezas. La única certeza que tenemos hoy es nuestra vulnerabilidad, pero hay personas más invisibles y vulnerables que otras. En esta obra muestro a los niños cristaleras, los niños obreros que trabajaron hasta la primera mitad del siglo XX, en Chile. Ahora, a través del arte, me interesa que pongamos la mirada en otros descubrimientos que tengan que ver con los seres humanos más frágiles y que ellos dejen de ser invisibles a nuestra mirada", señala a "Artes y Letras".

Una propuesta en volumen rotunda y sugerente es la del premiado escultor Carlos Edwards. Trabajó una gran piedra que simula permanecer junto a un río. "Son cantos labrados por el agua que advierten de la catástrofe ecológica, de la sequía que estamos viviendo. Esta obra podría estar en Portugal o en Australia, y contener el mismo mensaje. Porque las fronteras casi no existen y con la pandemia tenemos que plantearnos ahora muy bien cómo resolver las problemáticas como una sola humanidad", reflexiona.

Intimidad de la materia. Paisaje y el entorno social
Desde la ciudad de Colonia, en Alemania, Carolina Oltra nos cuenta que llegó allí, hace solo unos meses, para estudiar las técnicas antiguas de la fotografía. La artista se define como una etnógrafa y viajera del paisaje, y presenta un gran mural fotográfico que titula "Tierra de Fuego". "Se trata de un montaje que gira en torno a la fragilidad y el equilibrio de las energías del fuego. Parto de lo micro, una caja de fósforos marca Cordillera, para llegar hasta lo más macro: el fuego mismo".

Otra artista viajera y recolectora de testimonios de la naturaleza en los bosques y quebradas del sur y también en las fuentes ancestrales es Guadalupe Valdés: recrea paisajes primigenios inspirados en la geología, mientras los pintores Hernán Gana y Lorenzo Moya siguen en la persistencia de la pintura y su relación con el paisaje. Moya se centra en el color y en la belleza de distintos rincones del sur de Chile; Gana, por su parte, denuncia el cambio climático a través de una pintura sobre una inundación del paisaje urbano.

En tanto, el curador de esta muestra, Ernesto Muñoz, inspirado también en la rica atmósfera e historia portuguesas y en célebres autores chilenos que crearon allí, como Gabriela Mistral y Raúl Ruiz, invitó a participar a otros artistas como el joven y creativo artista Mario Morales, autor de una propuesta muy vinculada al op art. Integró ala premiada Paz Lira con sus genuinos volúmenes en fieltro que lleva a creaciones monumentales, y a la artista textil Maite Izquierdo, con unas evocadoras telas transparentes y desgarradas.

La curatoría seleccionó además el delicado trabajo de Denise Blanchard; el volumen geométrico de la artista Alicia Larraín; el objeto escultórico de la implacable Laura Quezada, y la instalación minimalista del reconocido artista Pedro Tyler.

La visita virtual pasa por obras que trabajan el papel, con juegos de texturas y volúmenes, como es el caso del trabajo de María Elena Covarrubias. Y sobresale la delicadeza de los grabados semiabstractos en papel fabricado por María Elena Vial. Hay un volumen de inspiración ancestral de Keka Ruiz Tagle y están las fotografías de Pablo Izquierdo, que hablan de nuestro contexto social, de su fragilidad y de las recientes manifestaciones. Suma y sigue.

Los 29 artistas no pierden las esperanzas, quizá en un futuro no tan cercano, de exponer in situ en las tierras musicales del fado y de grandes escritores y poetas como Luís de Camöes, Fernando Pessoa y José Saramago. Y poder estar junto a ese mar de los grandes navegantes portugueses, como Hernando de Magallanes.
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CECILIA VALDÉS URRUTIA-