Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-06-14
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6
Sección:   DOMINGO
Centimetraje:   26x21

Pie de Imagen
- Nikolay Oorzhak. Este maestro cultiva la tradición del canto khoomei en una localidad llamada Khorum-Dag, en el oeste de Tuva, Siberia. Él desciende del clan de chamanes de los Cielos Negros.

- Ayakcihuatl. La 'abuela niña' es una guía nahuatl conocida como la chamana más joven del mundo. Su nombre significa 'la mujer que es nadie' y vive en Tepoztlán, un pueblo al sur de Ciudad de México.

- Hiah Park. Esta ‘mundang' o chamana se especializó en danzas rituales. También es artista, sanadora y profesora, y realiza ceremonias muism, un tipo de chamanismo que se practica en Corea del Sur.

- David Steindl-Rast. El monje austríaco que vive en la pampa argentina fue el primer católico en recibir formación budista, y es pionero en establecer diálogos entre ambos mundos.

- Inquieta. Gaby Herbstein ya prepara la nueva temporada de esta serie.

- Angaangaq. Vive en Groenlandia y es jefe espiritual de las tribus kalaallit, la etnia predominante. Representa a los Indígenas Ancianos en la ONU.
El Mercurio - Domingo
Un recorrido por las creencias del mundo
De Siberia a México. De India a Viena o Groenlandia. La premiada fotógrafa Gaby Herbstein visitó doce países en busca de maestros espirituales para su recién estrenada serie documental Creer para ver . Una travesía de cuatro años en la que encontró más puntos de contacto que diferencias.
La fotógrafa y documentalista argentina Gaby Herbstein jamás olvidará el que ha sido uno de los momentos más intensos de su carrera. Sucedió hace casi exactos tres años, durante un viaje por los territorios cubiertos de milenarios hielos de Groenlandia. Era julio de 2017 cuando Herbstein llegó hasta esta isla para presenciar The Elders Gathering, una ceremonia de pueblos indígenas organizada por el líder espiritual inuit, o esquimal, Angaangaq, descendiente de un tradicional linaje de chamanes y sanadores de la tribu kalaallit, la etnia a la que pertenece el 90 por ciento de la población de ese lugar. El rito consistía en una reunión de seis días, celebrada en el noreste de la isla, justo en una zona que mira hacia enormes glaciares, que no por nada los nativos conocen como el Big Ice. En este lugar se reúnen para festejar la luna llena y dar esperanzas al mundo por el cambio climático, pero fue justo el lugar y momento donde Gaby Herbstein pudo presenciar claramente cómo el hielo se estaba derritiendo indefectiblemente.

Un momento rudo en que —recuerda hoy— se acercó a Angaangaq y le dijo: 'Esto que estamos viendo, ¿va a parar, cierto? ¿Estamos a tiempo?'. El líder espiritual, también representante de los pueblos originarios en la ONU, le respondió que el mal ya estaba hecho, que no había vuelta atrás.

'Fue muy fuerte. Estar ahí, frente a esas estructuras gigantescas, y ver el deterioro que ya le hicimos al planeta. Y no solo al planeta, sino que a nosotros mismos... Pareciera que se cree que el mundo es otra entidad que no nos afecta, que se regenera. Pero no es así y hay que cambiar el modo en que vivimos', dice la documentalista, todavía procesando el impacto de ese momento.

La experiencia de Gaby Herbstein (51) en Groenlandia fue parte del gran proyecto documental que esta reconocida fotógrafa —ganadora de la Medalla de Oro del Prix de la Photographie en su versión 2015, y del Latin American Photography and Illustration en 2017— emprendió hace cuatro años. Una iniciativa que la llevó a viajar por doce lugares del mundo —tan disímiles como Siberia, Viena, India o México— para documentar la sabiduría y las reflexiones de diferentes chamanes y maestros espirituales. Todo con el objetivo de mostrar 'el alma de estas personas y crear conciencia sobre otras formas de vida', dice Herbstein, al otro lado del teléfono, desde su casa en Tigre, en la provincia de Buenos Aires.

Un recorrido donde conoció historias tan diferentes como la del gran rabino de Malta y fundador de la Orden Unida de la Luz, Admor Hassaraf. O la de la mexicana conocida como la 'abuela niña', Ayakcihuatl, a la que se considera la sanadora más joven del mundo. O la del monje benedictino y cofundador del Center for Spiritual Studies, David Steindl-Rast.

Todos ellos son parte de Creer para ver, la serie documental de ocho capítulos que se propone mostrar diversas formas de abordar la espiritualidad en distintos rincones del mundo. Una realización que concretó gracias al apoyo de Naciones Unidas mediante su iniciativa Faith For Rights —que busca difundir mensajes de unidad en la diversidad de la fe en el planeta—, y una propuesta audiovisual que acaba de ser estrenada en el canal National Geographic (en Chile, lunes a las 21 horas).

Según la fotógrafa, durante su recorrido intentó 'mostrar diferentes piezas de un mismo rompecabezas. Las distintas formas que tienen estos maestros de comunicar y brindarnos herramientas para elevar nuestra conciencia'. Por eso, dice, en este trabajo hay una gran diversidad de testimonios. 'Podemos ver, por ejemplo, a Nikolay Oorzhak, un guía de Siberia que trabaja con la voz y con las formas de liberación que producen los sonidos de la garganta. Y también conocemos a Hiah Park, de Corea del Sur, que trabaja con la sanación a través de la danza. O el mismo Angaangaq, que nos abre los ojos a una mayor conciencia sobre nuestra tierra, sobre el planeta'.

De la cámara a la introspección

Para Gaby Herbstein, la magia de documentar momentos increíbles es algo casi intuitivo. Ya cuando tenía 18 años sabía que quería dedicarse profesionalmente a la fotografía y, luego de tomar algunos cursos sobre el tema, rápidamente se enamoró de una variante específica: el mundo de los retratos.

Fue por entonces cuando comenzó a destacar. Primero, en campañas dedicadas a la moda y en trabajos relacionados con el mundo del espectáculo. Luego, ya consagrada, a través de sus proyectos personales.

Esta segunda etapa, dice, comenzó específicamente hace 17 años, luego de colaborar en algunos proyectos en torno a personas de diferentes lugares del mundo y la ecología. 'Ahí me replanteé. Quise darle un giro a mi búsqueda. Sentí la responsabilidad de qué tipo de imágenes iba a mostrar al mundo', dice.

Esto la motivó a profundizar otras líneas de trabajo, y poco a poco fue desarrollando la veta que la ha llevado a exponer en Latinoamérica, Rusia, Japón, Estados Unidos, Francia y China, gracias a proyectos como Divina Belleza de 2015, donde muestra diferentes aspectos de la estética femenina, o Diablada de 2017, que abordaba el misticismo de las fiestas tradicionales andinas. Esta ya era una seña de lo que vendría.

Fue por esa época que nació en ella la curiosidad por conocer y experimentar diversas formas de fe. Es el mismo período, dice Gaby, en que despertó tras lo que parecía una noche cualquiera, pero donde tuvo una revelación: 'Soñé con el proyecto que realicé en Creer para ver. Un sueño de esos que te despiertas y te acuerdas de todo. Pocas veces pasa y me dije: tengo que hacerlo'.

Días después, ya se encontraba organizando lo que sería el documental. Una iniciativa en un comienzo autogestionada, que además sería su primera incursión en el formato audiovisual.

'Para lograrlo, trabajé con mucha gente que me ayudó a investigar a los guías que iban a documentar, a seleccionarlos, a grabar. Fue una gran cadena de favores de gente increíble que fui conociendo alrededor del mundo y que me fueron abriendo puertas para poder llegar a estos maestros, siempre con la inquietud de compartir sus conocimientos', dice.

Los guías del planeta

Por un concurrido mercado de León, ciudad del estado de Guanajuato, en el centro de México, Gaby Herbstein deambula con su cámara. Son las primeras imágenes de Creer para ver. Se observan muchos puestos y tiendas estrechas, donde venden velas, santitos, inciensos y guirnaldas de colores chillones. Todo es vistoso y, mientras dura el recorrido, cuatro personas, de una en una, le hablan a Gaby sobre las creencias del país. Después, el cuadro se dirige hacia un sector montañoso cercano a la ciudad para conocer al 'abuelo' —como llaman aquí a las personas sabias— Héctor Falcón. El chamán fuma una larga pipa, mientras habla de sus ancestros y del poder del fuego. Luego la cámara viaja hasta Tepoztlán, al sur de Ciudad de México, para encontrarse con Ayakcihuatl, la 'abuela' más joven de México —tiene 14 años—, rodeada de un entorno selvático, donde habla sobre la trascendencia de la ecología. Y la travesía seguirá en Tapalpa, junto a la ciudad de Jalisco, en el estado de Guadalajara, para presentar a la abuela Margarita Núñez, que habla sobre el rol de la naturaleza en el bienestar de las personas.

Son los maestros que guían el primer viaje de Gaby Herbstein por el mundo espiritual que retrata esta serie, que en su segundo capítulo aborda la mirada de una serie de chamanes reunidos en un colorido encuentro en Tuvá, una de las repúblicas que forma la federación rusa.

El trabajo documental de la fotógrafa empieza en México, que —dice— fue el lugar que más le gustó, 'por su cultura y entorno natural'. Pero llegar al resultado final no fue fácil.

Lo primero, y más obvio, por la cantidad de sitios a los que decidió ir para realizar las filmaciones (Malta, Siberia en Rusia, India, Chile, México, Argentina, Viena en Austria, Italia, Ginebra en Suiza, Corea del Sur, Groenlandia y Estados Unidos), pero sobre todo por los recursos necesarios: casi todo el presupuesto del proyecto venía de los ahorros de la fotógrafa. 'No fue fácil organizar y costear un equipo de trabajo que pudiera estar presente en todos los viajes. Durante el rodaje conté con un equipo muy reducido, cuatro personas, que tenían que hacer el trabajo de diez. Fue muy desafiante, pero funcionó', dice Gaby, que luego de la experiencia, prefiere concentrarse en los recuerdos que le dejó: como la memoria impresionante que tiene sobre 'la belleza y enormidad de los paisajes en Siberia. O la cultura, espiritualidad y colores de la India, por ejemplo'.

Luego de cuatro años de viajes buscando a los guías del mundo, hoy Gaby Herbstein asegura que, a pesar de que conoció una gran variedad de maestros espirituales que profesan diferentes creencias, pudo notar que tenían muchas cosas en común y que eso se evidencia, episodio tras episodio, en el documental. 'Finalmente, todos hablan de cosas parecidas, pero expresado de manera diferente. Entonces vas a escuchar a un cura benedictino como Brother David Steindl-Rast en San Antonio de Areco, en la pampa argentina, hablar con la misma terminología que un rabino en Malta y que un chamán en Siberia. Y te van a resonar palabras similares en Groenlandia, en Viena y en San Francisco', dice la fotógrafa, que también encontró otras similitudes: muchos de estos 'maestros' viven en montañas o zonas con naturaleza, y tienen una actitud hacia la vida que Gaby encontró similar a la de los niños: 'Son felices, se ríen de sí mismos. Por ejemplo, Brother David tiene 94 años y no se nota, porque es muy curioso. Tiene esa chispa que vamos perdiendo con los años… Y se ríe mucho de sí mismo'.

Para la fotógrafa, esta primera incursión en el mundo del documental fue toda una prueba, pero también un hallazgo: 'Un lenguaje nuevo donde quiero seguir experimentando', dice.

Por estos días, Gaby Herbstein ya se encuentra preparando lo que será la segunda temporada de Creer para ver, donde incorporará encuentros con otros maestros e intentará plasmar experiencias que vivió durante la realización de esta serie, pero que finalmente no se incluyeron en la temporada debut. Como una entrevista con el Papa Francisco en el Vaticano.

'Quiero seguir recorriendo este camino y seguir aprendiendo. La temporada dos la enfocaré desde otro lugar, y a cada paso sigo experimentando. Con el ímpetu de alguien curioso que decide compartir el conocimiento de estas personas tan únicas. Y así espero seguir con este proyecto de unidad en la diversidad aportando al acercamiento de filosofías y credos', dice.
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Marcela Saavedra Araya--