Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-06-18
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A7
Sección:   Cultura
Centimetraje:   19x19

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Vicente Castillo dice que cuando toca el 'Himno a la Alegría' se siente feliz.

Muriel Carrasco considera que su contrabajo no es tan pesado.
El Mercurio
Proyecto con la Corporación Cultural de la Cámara Chilena de la Construcción:
Niños músicos continúan con su aprendizaje a través de las pantallas
Cada alumno de la Orquesta Infantil del Colegio San José de Lampa, de la Fundación Astoreca, practica individualmente con sus profesores en un contacto por internet.
A Muriel Carrasco Sapiain, 10 años, 5{+o} básico en el Colegio San José de Lampa, estar en casa con clases de contrabajo vía Zoom no le gusta tanto. 'Echo de menos el grupo, nos reíamos, a veces nos ayudábamos', recuerda. Por el contrario, a Vicente Castillo Seyssel, también de 10 años y del mismo colegio, aunque no son compañeros de curso, la enseñanza virtual del violín le acomoda. Reconoce que es desordenado, y acá, con la profesora Bárbara Valdés solo para él, se concentra más y aprende.

Ambos niños son parte del proyecto de orquesta infantil del colegio, que pertenece a la Fundación Astoreca, y que con el apoyo de la Corporación Cultural de la Cámara Chilena de la Construcción, CChC, acogido a la ley de Donaciones Culturales, ha permitido que este aprendizaje musical no quedara interrumpido por culpa de la pandemia.

Un día a la semana, cada niño, de los 26 que componen esta orquesta, todos de cuarto y quinto básico, tiene clases vía Zoom con alguno de los seis profesores de música. Había tres alumnos que no tenían internet, pero se les entregó conexión a los celulares de sus padres. Es media hora de trabajo personalizado como nunca antes lo habían tenido. Ya van más de 200 clases utilizando este sistema, con alumnos de violín, contrabajo, chelo y viola.

Con sus pros y contras, tanto Muriel como Vicente se han acomodado a este sistema. Y así también se aburren menos en casa. A Vicente le gusta el 'Himno a la Alegría', y lo practica con su hermano, que toca chelo. A Muriel, su mamá le pide que interprete alguna canción en chelo para acompañarla.

'Nuestro objetivo siempre ha sido colaborar en el ámbito social desde la cultura, y no quisimos que esta pandemia que estamos enfrentando como país nos impidiera continuar con este gran proyecto que realizamos con niños más vulnerables', comenta Matías Awad, gerente general de la Corporación de la CChC.

'Queremos que nuestra orquesta pueda crecer incorporando nuevos instrumentos, sensibilidades y talentos, y consolidarla como un vehículo poderoso para que nuestros niños puedan descubrir y valorar sus habilidades, participar en proyectos desafiantes, influir en forma positiva en sus entornos y aumentar sus expectativas sobre sí mismos y su potencial', agrega Pelayo Herrera, gerente ejecutivo de la Fundación Astoreca.

Muriel y Vicente no conocen aún al director de la orquesta, Francisco Brunner, por lo que no saben cómo será cuando puedan tocar juntos con él. Para el director, el compromiso de los niños y sus padres, la adaptabilidad a las nuevas condiciones y el trabajo que han hecho es encomiable. Cuenta que, tras suspender las clases, fueron al colegio 'a buscar los instrumentos ahí guardados y entregarlos, uno a uno y con todos los cuidados necesarios, en las casas de los 26 alumnos de Lampa y Estación Colina'.

Reconoce que no es lo mismo tener clases presenciales que una a la distancia, pero no duda de que para los niños estos ensayos 'son momentos en los cuales se desconectan de las complejas realidades que los rodean'.

Francisco Brunner cree que el gran legado que dejarán estas clases virtuales será la resiliencia, una capacidad que será útil para enfrentar lo que viene después del covid-19. Para Pelayo Herrera, la enseñanza de un instrumento también les dará a los niños el conocimiento del trabajo en equipo y el respeto por el otro, todas habilidades preciadas para el futuro.
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María Soledad Ramírez R.-