Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-06-28
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   B8
Sección:   ECONOMÍA Y NEGOCIOS DOMINGO
Centimetraje:   55x28
El Mercurio
Rodrigo Vergara, expresidente del Banco Central:
“Más temprano que tarde tendrá que aumentarse la carga tributaria en Chile”
Nos guste o no, dice el economista, 'Chile va en una dirección más socialdemócrata que implica un Estado de bienestar más grande'. En el largo plazo —'es bueno que este país tenga un descanso tributario'— será necesario pensar en una reforma que eleve los impuestos gradualmente a las personas.
-Usted declinó participar en las propuestas económicas del Colegio Médico, ¿por qué le dijo que no a Izkia Siches?

'No me llamó ella', se ríe al otro lado de la pantalla, esquivando la pregunta. Rodrigo Vergara fue el único de los economistas, convocados por la presidenta de los médicos, que desestimó trabajar en ese primer paquete económico para enfrentar el shock del covid-19.

'Hay una mirada política en las posiciones que ha tomado la directiva del Colegio Médico' responde ante la insistencia, 'y me pareció que ese trabajo debía ser transversal y colaborativo para generar acuerdos, como consiguió el grupo de 16 economistas'. El expresidente del Banco Central se integró al grupo transversal de exautoridades y académicos, coordinado por Hacienda, que culminó en un plan económico de US$ 12.000 millones suscrito por casi todas las fuerzas políticas —a excepción del Frente Amplio y el Partido Comunista—, para combatir la emergencia de la pandemia y estimular la reactivación económica por los próximos 24 meses.

Fueron doce días muy intensos de trabajo y reuniones diarias que el expresidente del Banco Central sumó a sus otras ocupaciones, como el Centro de Estudios Públicos (CEP), como sus clases en la Facultad de Economía de la UC, que el día de esta conversación cerró su primer semestre online.

—¿Cómo evalúa el trabajo 'de los 16'? ¿Fue una reivindicación de los acuerdos y los técnicos, tan rechazados en los últimos años?

'Ambas cosas, un grupo transversal puede llegar a buenas soluciones técnicas, factibles políticamente y que generen acuerdos. Se consiguió acercar posiciones que destrabaron el acuerdo político. Cuando Chile tuvo acuerdos fue un extraordinario tiempo político, económico y social; todos ganaron'.

—¿Fue una excepción por la pandemia o los acuerdos están de vuelta?

'Me gustaría que sentara un camino, pero tengo razonables dudas, desgraciadamente no veo tanta voluntad de acuerdo en el mundo político'.

—Economistas como Axel Kaiser critican la 'ingenuidad' de ceder frente a una mirada asistencialista, que significará deudas y déficit para el Fisco.

'No estoy de acuerdo, ningún acuerdo se logra si uno no está dispuesto a ceder, aquí todos cedimos. Hay un plan fiscal muy potente, un apoyo muy grande a las familias, a las empresas, porque sería absurdo e insensible decirles que no pueden salir a trabajar y dejarlas que se arreglen solas. No veo ningún país que no lo haya hecho'.

—¿Y el riesgo de que beneficios transitorios se transformen en permanentes, como pasó con el 'bono marzo'? ¿Será posible quitar el ingreso de emergencia a las familias más pobres?

'Hay un riesgo, para la crisis financiera global del 2009, una parte del impulso fiscal quedó adentro, pero está diseñado de forma de minimizarlo al dar un plazo de 3 meses extensible por 2 más. Puede haber presión política para que no se acabe, pero espero que estos beneficios vayan extinguiéndose cuando la economía reabra y demos paso a estímulos más reactivadores en concesiones, viviendas, trámites e incentivos a la inversión. Los mismos proyectos de ingresos son reactivadores, en estas circunstancias nada va a poder compensar la caída, es demasiado brutal, pero mitigan los efectos'.

—¿Cómo se enfrentará esa presión política en un escenario de recesión económica, alto desempleo, como el que viene?

'Seguramente habrá excusas para mantener una política fiscal expansiva, habrá que ir cambiando el foco desde la emergencia a la reactivación. El acuerdo contempla 24 meses, porque sabemos que la actividad se demora y el empleo más aún. Habrá presión fiscal durante ese tiempo, pero luego tiene que venir una reducción significativa del déficit fiscal que este año será de 10% y alrededor de 5% el próximo. La deuda estará en torno al 40% del PIB a finales del 2021 y controlar gastos es difícil. Veo menos voluntad política que en el pasado para mantener las cuentas fiscales en orden, el valor de la responsabilidad fiscal se ha ido perdiendo en los últimos diez años, me preocupa. La deuda pública va a seguir creciendo, vamos a llegar rápidamente a niveles de 50% y ojalá logremos estabilizarla ahí. Eso cambia absolutamente el perfil de Chile, quizás para siempre'.

—¿Por qué se perdió ese consenso que ha sido tan celebrado como fundamental para el desarrollo del país en las últimas décadas?

'Hubo muy buenos políticos que defendieron la importancia del equilibrio fiscal, y quizás se fue perdiendo cuando empezó a perderse el crecimiento, sus beneficios dejaron de percibirse y se pensó en soluciones gratis. De tanto usar el espacio que había, se acabó. Qué duda cabe que nos van a bajar la clasificación de deuda, que vamos a tener menos acceso a endeudarnos y a mayor costo'.

—Desde el 2017 se habla de recuperar el grado de inversión, ¿cree que no es reversible?

'Nunca fue reversible y en el futuro previsible, Chile empeorará su condición crediticia y será muy difícil mejorarla'.

—¿Cómo se va a cumplir, en un escenario de deuda y déficit fiscal, con la agenda social acordada después del estallido de octubre, con reformas a las pensiones, la salud?

'El espacio fiscal se redujo significativamente y esas reformas tendrán que hacerse más lentamente de lo que se pensó. Una vez que pase la pandemia y la economía se recupere, necesitaremos ingresos permanentes para sumar gastos permanentes y más temprano que tarde tendrá que aumentarse la carga tributaria en Chile. Los últimos tres gobiernos han tenido reformas tributarias y es bueno que este país tenga un descanso tributario, ojalá está discusión pueda postergarse algunos años. Pero la carga tributaria en Chile no es tan alta como algunos dicen, es entre 2 y 3 puntos menor a la que tenían los países de la OCDE cuando tenían el PIB de Chile. Lo razonable es plantearse un programa gradual, que busque gradualmente el financiamiento y no dañe las posibilidades de recuperación de la economía'.

—¿Dónde hincaría el diente? ¿Nuevamente en las empresas o en las personas? Más de la mitad de los chilenos gana menos de $500.000.

'Uno piensa en tres grandes impuestos; el impuesto a las empresas, a los bienes con externalidades como petróleo, tabaco, etc., y al ingreso de las personas. La carga tributaria de las empresas es alta comparada con la OCDE, sería un error seguir gravándolas porque vamos a tener menos inversión, menos empleo y vamos a crecer menos. Incluso, ojalá pudiéramos bajar las tasas corporativas. El impuesto a los bienes es muy parecido a otros países cuando tenían nuestro PIB per cápita y el impuesto a las personas es muy bajo, porque hay muchas exentas y porque la tasa sube muy gradualmente según el ingreso. El espacio para una reforma está ahí; una mezcla entre el mínimo exento y la curva de las tasas, que es muy plana, sería progresivo porque el que gana más, paga más en promedio'.

—¿Acompañado de una reforma para que las personas reciban a cambio mejores servicio del Estado…?

'Por supuesto, a uno puede gustarle o no, pero Chile va en una dirección más socialdemócrata que implica un Estado de bienestar más grande. Me parece bien lo que está haciendo el ministro Briones con un presupuesto en base 0, para pensar bien cómo se está gastando y optimizar'.

—¿Hay espacio para un Estado de bienestar socialdemócrata al estilo nórdico en un país con déficit fiscal y deuda pública altos?

'No veo una contradicción, una cosa es la emergencia y sus efectos transitorios, y otra, una visión de más largo plazo. Hay demandas razonables como las pensiones y otras muy poco razonables como el 'No +Tag', que es muy regresivo. Veo una tendencia hacia un mayor gasto social, al estilo de Australia o Nueva Zelanda, y me parece una dirección posible; sería excesivo ir a ejemplos como Suecia o Dinamarca'.

—¿No desnudó esta pandemia que no éramos jaguares, sino 'osos polares' como dijo Sergio Urzúa o 'más pobres', como dijo Bloomberg?

'Obviamente esto dejó claro que nos falta mucho para el desarrollo y que tenemos bolsones importantes de la población en situaciones muy vulnerables, problemas de vivienda, de empleo que debemos enfrentar, lo importante es hacerlo con cierta racionalidad, evitando populismos y atajos que luego se pagan caro'.

—¿Es razonable proponer que las personas retiren sus fondos en las AFP por esta crisis, como propone el presidente del principal partido de gobierno?

'No. Coincido con el ministro, es una mala idea. Profundiza nuestro problema de pensiones y abre una puerta que será muy difícil cerrar.

Me preocupa el clima político e instituciones como el Poder Judicial; vemos parlamentarios saltándose la Constitución, jueces fallando por convicciones personales y no de acuerdo a la ley. Estamos en una encrucijada, veo muchos signos populistas, muchas decisiones que suponen atajos a los problemas de largo plazo del país y eso no existe, lleva finalmente a malas soluciones y más pobreza'.

—En ese sentido, ¿qué importancia le asigna al itinerario constitucional y al plebiscito, en la recuperación que demanda confianza e inversión?

'El debate ya se abrió, el plebiscito va a ser en octubre y la única opción de no hacerlo sería una situación sanitaria dramática que impida ir a votar. El debate constitucional trae incertidumbre y discusiones en temas particularmente sensibles como la propiedad, la autonomía del Banco Central, estoy seguro que se van a decir muchas locuras irracionales, populistas, pero confío en la racionalidad del país. Debiéramos llegar a una Constitución que no genere esa tremenda desconfianza que algunos temen'.

'Con resguardos, podría pensarse en abrir sectores'

—¿Cómo está proyectando la actividad, una vez que se abra la economía? ¿Coincide con las proyecciones oficiales?

'Sí, veo un escenario como el del Banco Central; una caída brutal este año y una recuperación sólida el próximo, con una actividad parecida a la que teníamos antes de la pandemia. Si a fines del 2021 vamos a estar como a fines del 2019, son dos años de crecimiento 0, por lo tanto crecimiento per cápita negativo. Es bien interesante mirar Europa y Estados Unidos que están mostrando una recuperación importante en manufacturas y servicios. Un rebote interesante. Evidentemente, esa recuperación depende mucho de cuánto dure la crisis sanitaria, si nos mantenemos en cuarentena por mucho tiempo más, esa probabilidad se empieza a reducir'.

—Los contagios siguen altos, las cifras económicas desastrosas, ¿cuál es su opinión de las cuarentenas como estrategia sanitaria?

'No soy experto sanitario y cada país ha seguido su estrategia, solo la historia nos va a decir cuál era la óptima. Evidentemente las cuarentenas, que pueden ser muy necesarias en lo sanitario, están teniendo costos económicos gigantescos en todo el mundo'.

—Expresidentes de la Cámara de la Construcción piden flexibilizar las restricciones y retomar obras con resguardos sanitarios, ¿es partidario?

'Sin ser experto en la materia, con resguardos y prudencia, podría pensarse en abrir sectores donde los riesgos de contagio masivo sean más bajos. El costo de las cuarentenas no es lineal, es creciente, porque en la medida que el encierro se expande e intensifica, disminuye la posibilidad de una recuperación rápida, las familias y empresas se van endeudando, tienen que vender activos, entonces después tienen que recuperar primero su balance y después empezar a crecer'.

—¿Y puede tomarse ese riesgo, estando en juego vidas humanas?

'Ese dilema es falso, las dos cosas son importantes y detrás de la economía también hay vidas'.

Recuadro
>>"Veo una tendencia hacia un mayor gasto social, al estilo de Australia o Nueva Zelanda, y me parece una dirección posible; sería excesivo ir a ejemplos como Suecia o Dinamarca'.

>>"Me preocupan el clima político e instituciones como el Poder Judicial; vemos parlamentarios saltándose la Constitución, jueces fallando por convicciones personales y no de acuerdo a la ley'.

>>Compra de bonos al fisco en el mercado secundario: 'Estoy de acuerdo'

—¿Qué opina de las críticas que han surgido al proyecto de ley que busca darle facultades al Banco Central para comprar deuda del fisco en el mercado secundario, entre otras, la del exministro Carlos Cáceres?

'Estoy de acuerdo con la iniciativa que presentó el Gobierno, esto no es darle crédito directo o indirecto al fisco, que está prohibido en la Constitución, no es comprar bonos en el mercado primario, solo en el secundario. Es un instrumento que tienen todos los bancos centrales autónomos del mundo para dar liquidez en momentos de crisis. Entiendo la aprensión por nuestra historia de fuerte déficit fiscal y financiamiento monetario. Esto no es eso, el proyecto del Ejecutivo pone salvaguardas para que solo se use en períodos extraordinarios'.

—¿No abre la puerta a una 'argentinización', como señaló un columnista esta semana, a que situaciones excepcionales se vuelvan más frecuentes?

'No, pone salvaguardas para eso. Argentina es muy distinto, el Banco Central no es autónomo, es propiedad del Estado y en el presupuesto del gobierno incluso hay una partida de traspasos directos. Los bonos del Banco Central se están acabando, lo natural es que disponga de instrumentos adicionales como el Banco Central europeo, la Fed norteamericana, entre otros'.
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María Soledad Vial A.-