Si bien la principal vía de propagación del Covid-19 es el contacto de persona a persona, el virus también puede habitar en ciertos materiales inertes. Esa peligrosa característica ha generado un movimiento global pro-lavarse las manos y una aversión generalizada a tocar puertas y superficies. 'Se ha visto que el virus logra mantenerse activo en diferentes superficies por horas e incluso días. Por lo tanto, sería posible infectarse a partir de un material que pudo haber sido expuesto al virus', explica la microbióloga Annette Trombert, directora de la escuela de Biotecnología de Universidad Mayor.

Las superficies donde mejor sobrevive el virus (hasta por una semana) son el plástico y el metal. 'Por eso, tanto las barras del Metro como lo botones del ascensor, que suelen ser tocados por muchísimas personas, son materiales de alto riesgo', advierte la doctora en Biociencia Molecular. ¿No sería mejor, entonces, andar enguantados si debemos viajar en el transporte público o ir a alguna oficina? 'Sí, se recomienda el uso de guantes en lugares de alto tráfico, donde se vuelve inevitable tomar contacto con superficies potencialmente contaminadas; por ejemplo, si uno viaja en el Metro o en la micro', responde Trombert.

-¿Tiene inconvenientes usar guantes?

-Hay que tener claro que los guantes dan una falsa sensación de seguridad; muchas veces las personas incluso se acostumbran, se olvidan que los llevan puestos y se tocan la cara u objetos personales. Los guantes deben sacarse desde dentro hacia afuera y no tirándolos desde los dedos o desde la superficie. Una manera segura de quitarse los guantes es colocarse alcohol gel antes de quitárselos y así disminuir la probabilidad de que la contaminación presente en el guante pase a las manos. Sin embargo, es importantísimo tener conciencia de que el uso de los guantes no implica que la persona se libre del lavado de manos.

Ojo innovador

Bacuplast es una compañía chilena que presta servicios de inyección de plástico. ¿Y eso qué es? Simple: otras empresas les entregan moldes y ellos elaboran piezas; así son proveedores de Electrolux y otras marcas. 'Pero con la crisis social hubo una contracción de la economía. Quisimos reinventarnos y pasar de prestar servicios a generar productos', cuenta Giovannino Baselli, representante de la marca (https:// bit.ly/Bacuplast). Su debut fue con el respirador MCU, lanzado junto a la crisis sanitaria; es reutilizable y elaborado con plástico y partículas de nanocobre. Fue un éxito e incluso han enviado despachos al extranjero.

Luego se pusieron de cabeza a pensar qué otro producto podrían elaborar: así llegaron a D2 One, un 'pulsador-tirador' que funciona como extensión de la mano. Es un gancho con una protuberancia que reemplaza al dedo índice y sirve para pagar con tarjeta, sacar plata del cajero, apretar un botón del ascensor, empujar o tirar puertas o engancharse en los pasamanos del transporte público. Todo, sin tocar nada. 'Calza perfecto con un pasamanos de un Transantiago, porque está hecho a la medida del contexto chileno. Es una solución para una necesidad que antes no existía', define Baselli. El producto se lanzó en junio y también es de plástico combinado con nanotecnología de cobre. 'Eso impide que se formen colonias de micobacterias', afirma el emprendedor, quien destaca que este polímero es altamente resistente: 'Puedes sostenerte de un fierro y no se va a romper. Es un plástico grueso, es imposible que lo rompas con la mano: puede pasar un auto por arriba y no se va a quebrar'.

-¿Cómo prevén que seguirán después del coronavirus?

-Creo que va a quedar la desconfianza a tocar cosas. Este producto te va a ayudar a sentirte más seguro porque nos vas a tocar superficies directamente. Es una compra inteligente, no es desechable y es más efectivo que un guante. Pablo Lillo, contador auditor, fue uno de los primeros compradores del producto. 'Lo encontré novedoso y extraño', admite. Él es bien mateo con las medidas preventivas contra el Covid-19 (lavarse las manos, no tocarse la cara); ahora, con este implemento, dice que no toca nada. 'Cuando voy al negocio a la vuelta de mi casa pido que me cuelguen la bolsa en el gancho, es una cosa de costumbre'.