Señor Director:

En el Consorcio Naturalis, en el cual convergen profesionales de primer nivel del ámbito de las ciencias exactas, nos hemos centrado hace ya más de 15 años, gracias al apoyo de Corfo, al estudio de productos naturales que ayuden a la mantención de la salud de la población. Nuestro foco ha sido hasta ahora la dislipidemia y en particular el desarrollo y aplicación de fitoesteroles para su manejo clínico.

Los fitoesteroles son los hermanos vegetales del colesterol animal. Y por eso pueden hasta cierto punto, engañar a nuestro cuerpo y reemplazarle, ayudando a regular nuestro colesterol malo circulante (colesterol LDL). Diversos centros de investigación en el mundo se han enfocado en otros ámbitos de acción de los fitoesteroles donde se les adjudica un papel regulador de la respuesta inmune, el cáncer y la infectividad viral. En efecto, ninguna de estas funciones se puede ver de manera aislada: una persona con sobrepeso y/o diabetes y/o hipertensión es una persona con un estado inflamatorio crónico. Eso genera un desbalance constante en sus respuestas metabólicas y celulares que tendrán repercusiones posteriores en cómo ese sujeto se defiende o responde a un agresor externo.

Los fitoesteroles tienen la propiedad de regular cada una de estas funciones por mecanismos que aún se estudian, pero tienen como resultado regular una exacerbada respuesta inmune —por ejemplo, en los asmáticos— y disminuir la carga viral infecciosa en cultivos celulares. Para lograr estos mismos efectos mediante cambios en el estilo de vida, o debimos ser siempre vegetarianos o ser omnívoros que ejercitan al menos por una hora tres veces por semana. Para el resto de la población, una posible oportunidad está en consumir productos enriquecidos en fitoesteroles. No quedaremos inmunes a la infección por SARS-CoV-2, pero la evidencia indica que nos entregaría herramientas para enfrentar mejor preparados la invasión viral.