Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-08-08
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7-8-9
Sección:   Reportajes
Centimetraje:   27x80

Pie de Imagen
- En Ciudad de México se encuentra esta casa que alcanza los 1.200 m2. Obra de Migdal Arquitectos.

- Las Tiny Cabin son ideales para ubicarse en medio de la naturaleza, como sitio de descanso. Tienen 24 m2.

- Felipe Assadi y Mathias Klotz han colaborado con diseños minimalistas para las Tiny Cabin de Tecnofast.

- Esta cabaña sostenible y prefabricada fue proyectada y construida por alumnos y docentes de la Texas Tech University.

- El volumen, en las llanuras estadounidenses, tiene 37 m2 y sirve de estación experimental sobre diseño y hábitat sostenibles.

- Las townhouses , de tamaño medio, son casas muy exitosas en ciudades como Londres o Nueva York. Estas tienen tres habitaciones.

- El 'cabanon' de Le Corbusier fue construido y ensamblado en su totalidad en Córcega. El exterior es de tablas de pino.

- Las unidades pequeñas generan un gran hacinamiento en un entorno poco grato, a diferencia de las cabañas mínimas en medio de la naturaleza.
El Mercurio - Vivienda y Decoración
Cuestión de espacio
¿Ha pensado alguna vez cuánto espacio necesita para vivir? Seguramente sí, y las repuestas deben ser muy diferentes por los diversos modos de vida. La pandemia ha puesto en relieve esta pregunta, y expertos opinan sobre cuál es el punto de equilibrio, tanto para el bienestar de las personas como de la ciudad.
'El confinamiento ha puesto en crisis una pregunta que es muy necesaria siempre', dice el arquitecto y académico Alejandro Soffia. Cuestionarse la cantidad de espacio habitable que realmente necesito como ser humano. Por una parte, hay quienes se sienten ahogados en los pocos metros de que disponen; y por otra, quienes se dan cuenta de la dificultad para mantener una casa sobredimensionada, con mucho equipamiento.

La reflexión también se planteó en un libro que nació de la experiencia del profesor suizo Urs Peter Flueckiger al diseñar una casa mínima y sustentable junto con sus alumnos de la Texas Tech University. Se titula ¿Cuánta casa necesitamos? Thoreau, Le Corbusier y la cabaña sostenible –disponible en Contrapunto–, y analiza tres casos de viviendas esenciales, incluyendo el clásico cabanon (cabaña) que proyectó Le Corbusier en la Costa Azul hacia 1950, y que, construido con el modulor –sistema de proporciones que según decía permitirían vivir en armonía con el entorno construido–, le posibilitó contar con un inmueble básico para sus vacaciones. Si bien los tres ejemplos de la publicación destacan por su simpleza y economía de recursos, ninguno fue pensado como una casa definitiva. Flueckiger, mediante este análisis, invita a pensar en nuestros espacios. E incluso advierte que los ejemplos descritos podrían caber en un típico garaje norteamericano de dos plazas, que actualmente, excesivos, rondan los 37 m2.

El arquitecto y académico Francisco Vergara, quien ha analizado por años el tema de la vivienda, dice que es muy difícil contestar la pregunta del libro, pero advierte que lo primero es distinguir entre una casa y un refugio o guarida. Esto último es un lugar para subsistir –un submarino, por ejemplo–, o para realizar una función específica como retirarse a escribir –el caso de la cabaña de Henry Thoreau– o un sitio de desconexión. Normalmente son construcciones mínimas (la de Le Corbusier tenía solo 15 m2), en entornos naturales y a las que se opta por decisión propia. En esto coincide Alejandro Soffia: 'Un espacio muy reducido no es confortable y no se puede mejorar con otros atributos. Salvo que lo hayas escogido y sea una experiencia, no debiese ser a lo único que puedes optar. Hay una mala costumbre de asociar el espacio mínimo al espacio pagable, y ahí el Estado ha sido negligente, porque no se ha preocupado de que los costos sean menores: utilidades de las constructoras, precio del suelo, etc.'. Soffia, incluso, dice que, de acuerdo con sus cálculos, un dormitorio con una cama de dos plazas no debiese tener nunca menos de 17 m2 de superficie útil.

Según explica Francisco Vergara, una casa es un lugar donde se debieran poder realizar adecuadamente diversas funciones. Con el avance de la tecnología, y sobre todo el reinado de las pantallas, los metros cuadrados se han ido reduciendo y la vida se ha hecho más inmóvil. 'Engañosamente uno podría decir que sí se pueden reducir más, pero a costa del desplazamiento e interacción grata de las personas en la casa. Porque esta no puede servir solo para cumplir las funciones básicas. Hoy, dado lo reducido de los recintos, la vida social se está haciendo afuera y lo triste es que en sectores de alta densidad tampoco hay buen equipamiento', dice.

No se ha logrado un punto de equilibrio, porque mientras las viviendas sociales bordean los 50 m2 y hay edificios con unidades tipo estudio en la parte más densa Santiago que llegan a los 20 m2, en el sector oriente se pueden encontrar fácilmente de 250 o 300 m2, y más. 'Durante años la vivienda fue sobria, se hacía de 140 m2 por los beneficios económicos que significaba, y solo una minoría sobresalía de ese margen. Ahora han aumentado los recursos y también hay algo de ostentación', dice Vergara. Soffia agrega: 'Puede ser que las personas con mayores ingresos tengan más intereses o actividades de desarrollo, y hasta más tiempo, pero también puede haber ejercicio del poder. A veces hay metraje innecesario o sobredimensionado, pero pienso que es muy personal; yo me enfocaría en aumentar los mínimos, que afecta a una mayor parte de la población, que a cuestionar los máximos'. Aun así, una vivienda más grande no implica necesariamente más comodidad, dado que es importante la organización de los espacios y características relevantes, como luz, vistas, acústica y temperatura. Aparte de que se hace más difícil de mantener para sus usuarios. 'En términos de sustentabilidad, no creo que el espacio de una casa tenga una huella de carbono considerable, lo que sí es cierto es que no ayuda a la ciudad a ser más eficiente, sobre todo cuando los terrenos son muy grandes', agrega.

En relación con esto, si bien Vergara considera que lo racional y sustentable es optar por casas de tamaño medio –más compacta destruiría menos el medioambiente–, enfatiza que la clave está en el gasto. 'Santiago es carísima porque es muy extensa, tienes una gran huella de carbono en pavimento y transporte'. Se le ha ido quitando espacio a la naturaleza, y la expansión, con casas de un piso, generó por contraste torres con departamentos mínimos, y eso hizo subir el valor del suelo. 'Si en todo Santiago se pudiese construir cuatro pisos, el precio de este bajaría y las casas podrían ser más holgadas, porque una de las cosas que restringen el tamaño es el precio del suelo'. Las townhouses son para él una opción muy válida, porque se va generando una ciudad de media altura, en relación con el suelo y se gasta la mitad del muro: 'En Ámsterdam pagas un impuesto por el metro de calle que ocupas', dice. 'Santiago como ciudad sería más pequeña, más eficiente y muchos podrían vivir en 140 m2', agrega Soffia.

Una de las tareas para la arquitectura es pensar casas flexibles y, por lo mismo, duraderas. Vergara asegura que cuando se baja de 80 o 90 m2 es difícil pensar en su adaptación futura y que pudiera conservarse por 100 o 200 años. 'La familia tipo no existe; una casa es un conjunto de recintos que acogen la vida y lo ideal sería ir acomodando los espacios según el momento que se está viviendo y sus usuarios, que van cambiando: llegan y se van hijos, recibes a un abuelo, arriendas una pieza si tienes un apuro. Hay que flexibilizar los interiores, mover paneles, ampliarlos, pero no jibarizarlos a través de estos departamentos que, además del hacinamiento, tienen restringida vida útil', apunta.
Pie de pagina
Soledad Salgado S.-