Una vez superada la actual crisis sanitaria, podrían asomarse nuevamente riesgos sociopolíticos como es el caso de un desarrollo conflictivo del plebiscito de octubre o de un eventual estallido social 2.0. Sobre los posibles efectos de estos factores en las expectativas y estrategias empresariales, se refirió la socia principal de EY, Macarena Navarrete.

-¿Qué efectos podrían tener el plebiscito y el clima político en las decisiones de las empresas?

-Todo va a depender de cuál sea la forma en que las organizaciones civiles, partidos políticos y la ciudadanía en general decidan enfrentar este proceso constituyente. Si se realiza de forma inclusiva y con una mirada constructiva, no debería tener un efecto negativo. Sin embargo, si lo hacen de un modo conflictivo y descalificador, habrá impacto. El ambiente empresarial es sensible al negativismo político y a la sensación de falta de gobernabilidad.

-¿Qué otros riesgos existen en el corto-mediano plazo?

-El mayor riesgo sigue siendo el humano; controlar la pandemia. Un nuevo aumento traería consigo un retroceso en la flexibilización de las medidas sanitarias con su respectivo impacto económico. Asimismo, la incertidumbre de cuándo se volverá a la normalidad y si veremos un nuevo estallido social afecta la posibilidad de planificar, invertir y, por ende, crecer.

-Este sondeo se tomó durante quizás la parte más dura de la pandemia. Ahora que estamos entrando en flexibilización, ¿podría verse mejora en el ánimo hacia fin de año?

-Es probable, a medida que ciertos aspectos comiencen a normalizarse. Noticias como la del Imacec de junio que cayó menos de lo previsto, también son positivas.

Sin embargo, no podemos subestimar los profundos efectos que la pandemia nos dejará tanto a nivel empresarial como humano.

-¿Qué tan profundo puede ser el efecto en las empresas de la caída en la inversión y aumento del desempleo?

-La pandemia ha hundido a la economía mundial y sus efectos aún están lejos de terminar. Muchas empresas pequeñas no han sobrevivido y las que lo han hecho, tardarán en recuperar niveles previos a la crisis. Por ello, las empresas deben repensar cómo mejorar los procesos para preparar a su negocio para la siguiente fase.

- Respecto de las cifras del efecto en los negocios, ¿es un catalizador de cambios al interior de las empresas?

-La pandemia nos obligó a acelerar muchos procesos que podrían haber demorado más tiempo, como el trabajo remoto, y las interacciones en línea entre clientes y empresas. Todo esto da cuenta de que ya se enfrentaba un escenario de transformación, que se ha profundizado dramáticamente por la crisis sanitaria.