Una 'paralización de las inversiones privadas', así como una 'fuga de proyectos hacia otras regiones', advierten dirigentes del agro de La Araucanía y explican que en ambos procesos influye el recrudecimiento que este año ha tenido la violencia rural y que sean, precisamente, los emprendedores agrícolas y sus campos tradicionales blancos de amenazas, tomas, cobros de 'peajes' y ataques incendiarios.

En abril, una encuesta conjunta entre la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) y la Sociedad de Fomento Agrícola (Sofo) de Temuco reveló que el 88,3% de las inversiones privadas en el sector agrícola de La Araucanía habían sido postergadas. El motivo era el riesgo de atentados. En ese mismo estudio, el 15,6% de los entrevistados ya había sido objeto de episodios de violencia y el 70,8% expresaba temor a sufrirlos. Cuatro meses después, el presidente de la Sofo, Roberto Heise, confirma que este año, debido al incremento de los atentados, 'se paralizó toda la inversión privada de nuestro sector en la región'.

Respecto de lo ocurrido con el agricultor Gregorio Correa, que en mayo de este año debió abandonar el predio que arrendó y cultivó por 36 años en Victoria, debido a continuos ataques, e incluso tuvo que irse a la Región del Maule, Heise asegura que 'no es el único caso'. Reconoce que 'se está produciendo una fuga de proyectos' que estaban pensados para La Araucanía, 'tanto hacia el norte como más al sur de la región'. Menciona, entre otros lugares que recibieron las inversiones, Parral, en la Región del Maule; Fresia y Osorno, en Los Lagos.

El presidente de Asociación de Viñateros de La Araucanía, Juan Pablo Lepin, coincide respecto del impacto que ha tenido la violencia rural en la inyección de recursos privados a la región. 'Al igual que muchos, tengo la percepción de que las inversiones agrícolas están paralizadas, sobre todo en la provincia de Malleco', plantea Lepin, y agrega que junto a los atentados, ataques incendiarios y usurpaciones de predios, 'también impacta la inestabilidad que hay en los mercados del mundo debido a la pandemia, lo que arma el ‘cóctel perfecto' para que los productores no se proyecten y vivan el día, centrados en sobrevivir'. Las consecuencias de todo ello, advierte Lepin, se verán 'en las cifras de desempleo de esta región, que ya están por sobre el promedio nacional'. Para el representante gremial de las viñas de la zona, 'el agro es una de las principales fuentes laborales de La Araucanía y en el caso de Malleco es la primordial'.

Lepin dice que 'tampoco se han visto las grandes inversiones en plantaciones frutícolas que se habían anunciado', y precisa que 'el Gobierno había comprometido alternativas de fomento a la inversión privada, subsidiando o con alguna modalidad crediticia para el recambio hacia lo frutícola, lo que no se ha materializado'.

Dentro de su sector específico, advierte que ninguna de las 15 viñas que integran su gremio ha concretado inversiones durante este año —las últimas fueron en el segundo semestre de 2019—, pese a que en los períodos precedentes 'veníamos creciendo anualmente en un 300%'.

Si a nivel regional en La Araucanía, el 88% de los agricultores tiene temor de sufrir un atentado, 'en la provincia de Malleco eso sube al 95%, si no es que al 100%', asegura la vocera del agro, Gloria Naveillán. También advierte que 'como nunca antes, hay muchísima preocupación respecto de si los grupos terroristas dejarán realizar las cosechas', y asegura que ya circulan amenazas de 'cobro de peajes' y de 'quemas de las siembras' para quienes no los paguen.

Naveillán reconoce que también hay 'fuga' de agricultores. 'Están probando suerte en San Carlos, Puerto Varas y en otros lados, pero mantienen campos acá, porque todavía tienen la esperanza de que se pueda erradicar la violencia', asegura.