A partir de mañana el Ministerio de Salud habilitará un permiso especial para que niños y adolescentes puedan salir a espacios públicos -hasta tres veces por semana- en las comunas que están en confinamiento en el marco de la pandemia del coronavirus. La medida surge tras la preocupación que existe por el impacto que tiene en la salud mental de los menores este tiempo de emergencia sanitaria, en que se han visto expuestos a una serie de cambios y restricciones como es la falta de interacción de forma presencial con otros niños y personas, estar fuera del ambiente escolar, las extensas cuarentenas y la imposibilidad de salir de sus casas.

CAMBIOS CONDUCTUALES

Los especialistas advierten que esta situación de permanente estrés a la que se han visto expuesto los niños, puede que genere en ellos una serie de cambios conductuales a los que hay que poner atención. Así lo plantea Milenko Del Valle, doctor en psicología y académico de la Universidad de Antofagasta. "Debido a lo que se ha reconocido como un evento traumático masivo, es muy probable que niños y niñas aumenten niveles de ansiedad, impotencia, aburrimiento, frustración, desmotivación para realizar todo tipo de actividades, se vea alterado el sueño, el apetito y en muchas ocasiones no sepan cómo expresarse o bien lo hagan de forma inadecuada", precisó el profesional.

Del Valle agrega que se recomienda utilizar estrategias que permitan contenerlos emocional y psicológicamente, por ejemplo, "tener cercanía y contacto físico, respetar sus opiniones, escucharlos, darles seguridad, ser empáticos con sus emociones, darse tiempo para compartir y tener espacios de recreación, entregarles confianza, ser positivos y propositivos, tener rutinas diarias, tener actividades físicas, mantener una base mínima de horarios (juegos, televisión, comidas, limpieza)", explicó. Por su parte, Marcela Andrade, jefa de carrera de Técnico en Educación Parvularia de la Universidad Santo Tomás, aclara que los niños y niñas, al igual que los adolescentes y adultos; son seres integrales, y no podemos hablar de su salud mental por separado de otras dimensiones (cognitiva, social, motora, sensorial, espiritual y emocional). "Los límites entre estas dimensiones se desdibujan y confunden sobre todo en los más pequeños. En tiempos de confinamiento-pandemia han debido representarse la muerte y muchas veces la pérdida, sin el acompañamiento de los adultos a su cuidado.

Los niños y niñas perciben los cambios y son mucho más sensibles a las emociones y actitudes de los adultos que los rodean, esto genera estados de alerta, ansiedad, preocupación y miedo", afirma Andrade. Hoy los niños están creciendo aislados de la sociedad, sin mayor interacción y socialización, factores que podrían repercutir de manera negativa a futuro en ellos. Respecto a este punto, Valentina Peri, psicóloga clínica y directora ejecutiva de La Casa del Encuentro, señala que actualmente estamos todos viviendo en aislamiento y sometidos al mismo estrés de la pandemia, sin embargo, enfatiza que "lo difícil para los niños es que no pueden participar de las decisiones sociales que los implican, como por ejemplo el retorno a clases o las características de los permisos para que puedan salir en cuarentena. Es importante aclarar que cuando hablamos de participación social en la niñez no significa que ellos decidan, pero sí que sean escuchados y considerados en su calidad de ciudadanos", comentó.

ADAPTACIÓN

En la misma línea, el psicólogo Milenko Del Valle, plantea que "es muy probable que (los niños) algunas repercusiones negativas tengan, ya que se ha cambiado las formas de generar vínculos sociales, afectivos y físicos, importantes para un desarrollo saludable psicológico y emocional, por lo mismo los esfuerzos deben estar puestos en aumentar factores protectores que rodean a niños y niñas, lo positivo es que la mayoría de ellos tienen por naturaleza una gran capacidad para adaptarse a nuevas situaciones y contextos". En cuanto a cómo suplir la necesidad básica de vinculación durante la etapa formativa de los niños, los especialistas plantean que la virtualidad también ofrece nuevos espacios de interacción. A ello agregan que el confinamiento genera la posibilidad de estar en familia más horas al día. "Esto es difícil de estandarizar, pero recordemos que los seres humanos tenemos plasticidad neuronal, y los niños y niñas bien guiados pueden volver a adaptarse rápidamente a la interacción social que tenían antes del confinamiento.

Lo más importante es tener un adulto que modele otras formas de vínculo, por ejemplo, conversaciones entre amigos por video llamada", enfatizó Marcela Andrade, académica de la Universidad Santo Tomás. Por último, Del Valle puntualiza que sería importante evaluar la creación de un plan regional para proteger la salud mental de los niños y niñas más vulnerables de la ciudad. "El encierro prolongado puede aumentar conductas de evitación vincular en niños y niñas, por lo que es importante que los adultos también cuiden su salud mental para mantener lazos afectivos sanos, permitir la expresión mutua de emociones con altos niveles de comprensión, con comunicación efectiva y buscando redes de apoyo (que entreguen seguridad y tranquilidad) para fortalecer la capacidad de adaptación", aclaró.