Las exportaciones chilenas en los primeros ocho meses del año acumularon un monto de US$ 45.380 millones, un 3,9% menos que en igual período de 2019, observándose en agosto una pérdida del impulso interanual que habían registrado en junio y julio, debido a la caída de los envíos mineros.

Las exportaciones no tradicionales, en tanto, mostraron un desempeño mejor que el previsto, favoreciendo la actividad en diversas regiones. En cifras del Banco Central, las importaciones sumaron US$ 35.138 millones en enero-agosto, con un descenso de 20,8% en comparación con igual lapso del año anterior, con lo cual la balanza comercial anota un superávit de US$ 10.242 millones. Tanto las exportaciones como las importaciones habían presentado una fuerte contracción en abril y mayo, luego los envíos remontaron, principalmente por la minería.

La caída en agosto modera las últimas cifras incipientes, explica Felipe Ruiz, economista senior del BCI, aludiendo a la baja de 9,4% que registran las exportaciones mineras y de 13,2% en el caso del cobre, con embarques por un monto de US$ 2.761 millones. Las importaciones de bienes de consumo alcanzaron a US$ 1.352 millones en agosto y, en lugar de mostrar un cambio de tendencia —como se esperaba, dado algunos signos positivos que se vieron en meses anteriores—, registraron una caída interanual de 27,2%.

El economista atribuye este resultado a que posiblemente el nivel de inventarios estaba alto. No obstante, dice Ruiz, estos son datos puntuales, porque la tendencia sigue evidenciando un punto de inflexión tanto en importaciones como en envíos al exterior. En exportaciones, el impulso lo está generando China por una mayor demanda de cobre y también por un mejor precio. También repara en un repunte en el margen de las exportaciones agrícolas. Por otro lado, vislumbra un aumento gradual en las importaciones de bienes de consumo acorde al mayor ritmo de la actividad económica asociado al desconfinamiento y el retiro del 10% de los fondos previsionales.