Dentro de los múltiples desafíos que el coro-navirus plantea a distintos Estados, uno ataca al corazón de la democracia: el derecho al voto, en tiempos en que las aglomeraciones son riesgosas yen que parte de la población debe confinarse. Ante ese problema, algunas naciones han echado mano a un mecanismo común en algunos países desarrollados: el sufragio por correo.

Y así como algunos ya lo han implementado, otros lo descartan. En tanto, países como Chile debaten sobre su conveniencia. A continuación un panorama del voto por correo en el mundo.

Estados Unidos

El Presidente Donald Trump dice que un masivo uso del voto por correo hará que los comicios de noviembre sean "fraudulentos". Pero esa opción es cada vez más usada en Estados Unidos.

Según el Pew Research Center entre los comicios de 1996 y 2016, la proporción de sufragios por esa vía aumentó del 7,8% al 20,9%.

EE.UU. tiene dos sistemas. El más generalizado es el voto en ausencia, donde el elector debe solicitar previamente votar por correo. En 29 estados, entre ellos California, no es necesario dar una excusa, mientras que en otros 16, como Texas o Nueva York, se piden ciertos requisitos. De todas formas,11 de estos estados han anunciado una flexibilización por el virus.

El otro sistema es el que ocupan los cinco estados restantes: Colorado, Utah, Oregón, Washington y Hawai, donde la totalidad de los electores reciben papeletas para votar por correo.

The Washington Post estima que el 77% de los estadounidenses tendrá la posibilidad de votar por esa vía, en medio de los temores levantados por el Presidente, que para gran parte de los expertos no tienen fundamento.

"Los funcionarios electorales tienen muchos controles para garantizar que los votantes emitan solo una papeleta y que sea suya. Realizan un seguimiento de cada papeleta y sobre con un código de barras. Ellos comparan las firmas de los votantes con la que tienen en el archivo", comenta Michael McDonald, politólogo de la Universidad de Florida, que ha sido testigo experto en juicios electorales. En esa línea, el Centro Brennan para la Justicia de la Universidad de Nueva York, insiste en que no hay evidencia de riesgo de fraude.

Europa

La situación del voto por correo en el Viejo Continente es dispar. Dentro de las cinco grandes economías, Reino Unido, Alemania y España lo permiten para ciudadanos dentro del país, mientras Italia y Francia solo lo disponen para sus ciudadanos en el extranjero. En los tres casos donde sí existe esa opción no es necesario dar ninguna razón para pedir el voto, salvo en la región británica de Irlanda del Norte.

En España, el sufragio puede ser solicitado en cualquier oficina de Correos. En las últimas elecciones generales de 2019, las solicitudes de votar por esa vía fueron de casi 920 mil personas. Ese sistema se vio enfrentado a la pandemia con las elecciones vascas y gallegas en julio. Entonces, la Junta Electoral innovó autorizando que los electores puedan entregar el voto a un cartero.

Las peticiones para votar por correo aumentaron un 52% en Galicia y un 129% en el País Vasco respecto de hace cuatro años.

Complicada también por la crisis en el balotaje de las municipales en junio, Francia debatió sobre reintroducir el voto por correo, abolido en 1975, pero optó por facilitar que un elector pueda darle un poder a otro para que vote por él.

Polonia también avanzó en la materia para las presidenciales que fueron aplazadas de mayo a junio, con segunda vuelta en julio. Antes del cambio, el gobierno propuso elecciones completamente por correo, lo cual fue rechazado por el Parlamento por supuestas faltas de garantías. Finalmente, las autoridades diseñaron un sistema mixto, presencial y por correo. Pero la oposición acusó supuestas irregularidades en los comicios.

"El voto por correo es una buena forma de llegar a los votantes que, de otro modo, podrían tener dificultades para acceder (...) Pero deben existir salvaguardias efectivas contra el fraude y que el país tenga un servicio postal confiable", asegura Katya Andrusz, portavoz de la Oficina de Instituciones Democráticas de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa.

Un país donde no parece haber dudas sobre el servicio postal es Suiza, donde los plebiscitos son frecuentes. Ahí se envía papeletas a todos los votantes, que pueden dejarlas en las urnas o enviarlas por correo, una opción tomada por el 90%.

Asia y Oceanía

Corea del Sur, elogiada en su combate a la pandemia, también innovó en las elecciones legislativas del 15 de abril, dando la posibilidad a los pacientes de coronavirus de votar por correo desde su domicilio. Con esa y otras facilidades, uno de cada cuatro surcoreanos votó anticipadamente, y la participación en el país alcanzó su máximo en 28 años (67%) en unos comicios en los que no hubo acusaciones de fraude.

En otras democracias del Asia Pacífico ya existía el voto por correo, pero con requisitos. En Australia se es elegible para registrase como votante postal si se cumplen características como tener dirección a más de 20 kilómetros de un lugar de votación, ser paciente en un hospital, entre otras. En India es más exclusivo: entre los beneficiados están los miembros del ejército o de la policía que están sirviendo fuera del estado en el que votan, y también empleados del gobierno en el extranjero.

América Latina

En la región, ninguna nación contempla el voto postal para los ciudadanos dentro del país. Sí existen tres casos que lo permiten para quienes viven en el extranjero: México desde los comicios de 2006 solo para las elecciones presidenciales, lo mismo que El Salvador desde 2014. En Sudamérica, Argentina lo aprobó el año pasado para sus ciudadanos en el exterior en elecciones generales.