Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-10-03
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   C10
Sección:   Nacional - LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS
Centimetraje:   25x18

Pie de Imagen
La falta de herramientas y experiencia en esta manera de evaluar, junto con el tiempo que demanda aplicarla en grupos numerosos de alumnos, son dificultades que detectan los profesores.
El Mercurio
Monitoreo de la Unesco a técnicas de evaluación formativa:
Dar feedback a cada alumno causa una sobrecarga, según 70% de los docentes
Sin embargo, en contraste con sus colegas de América Latina y el Caribe, los chilenos reportan un mayor impacto en la participación de los estudiantes.
Una vez enfrentado el problema de seguir educando a distancia, los profesores de todo el mundo encaran otra interrogante, no menos difícil: ¿Cómo saber si los estudiantes están aprendiendo algo?

En el contexto de la pandemia, hacer una prueba como se haría presencialmente no es tan sencillo. Así es como con las limitaciones de la enseñanza remota ha cobrado más fuerza el concepto de la evaluación formativa, que se enfoca más en la retroalimentación y en el proceso de aprendizaje que solamente en los resultados.

El Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), de la Unesco, ha estado monitoreando la experiencia de los docentes en este giro y organizando seminarios para compartir buenas prácticas. Dentro de las opiniones que han recogido están las de 81 profesores y directivos chilenos; una muestra acotada, pero que ofrece luces sobre cómo están adaptándose a esta tendencia a nivel local.

En comparación con sus colegas de la región, los chilenos aparecen más optimistas respecto de los efectos de este modo de evaluar. El 78% (versus 58%) dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo con que los estudiantes estaban más comprometidos, mientras que el 81% (ante un 47% en los otros países) aseguró que los docentes también parecían estar más motivados.

Pero el desafío ha sido intenso. Cuando se les preguntó por las dificultades que habían experimentado al evaluar de esta forma, el 57% (ante un 39% en la región) reconoció estar muy de acuerdo o de acuerdo con que la falta de conocimiento o experiencia sobre cómo retroalimentar adecuadamente le había complicado. El 70% (en contraste con el 56%) apuntó lo mismo sobre la saturación que le generaba dar feedback a un número alto de alumnos.

Carlos Henríquez, coordinador del LLECE, destaca la visión positiva que los profesores tienen sobre los resultados que da este tipo de trabajo: 'Quieren herramientas, formación. Yo diría que están ansiosos de seguir aprendiendo, y eso demuestra flexibilidad'. Sin embargo, añade, reconocen que esto 'es más demandante profesionalmente'. Ante esto, Henríquez sugiere 'simplificar o disminuir las labores administrativas' que los profesores realizan, para que puedan focalizarse en el trabajo pedagógico.

¿Cómo sacar lo mejor de esta metodología, evitando una sobrecarga? Rodrigo López, gerente general de la fundación educacional Aptus, afirma que su principal virtud es ofrecer al profesor información para definir sus próximos pasos.

Por esto, dice, en la evaluación formativa más cotidiana es mejor sacar conclusiones generales que poner puntaje a cada uno o hacer un feedback personalizado. Por ejemplo, cuántos alumnos no participaron (para hacerles seguimiento) y si la mayoría entendió o no. De ese modo, explica que se puede evitar que se transforme en 'una carga burocrática tremenda'.

'El feedback tiene que ser más trabajo para el que lo recibe que para el que lo da, para ser efectivo', añade, por lo que sugiere reservar los comentarios para las instancias donde los niños podrán aplicarlos.

Recuadro
22% de los directivos y profesores señaló que usaba portafolios para evaluar formativamente, por sobre trabajos o proyectos.

54% tenía pensado usar esta modalidad este año, pero la adaptó por la pandemia.
Pie de pagina
VALENTINA GONZÁLEZ-