El gerente general de la concesionaria Nuevo Pudahuel dice que el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, cerró la puerta a hablar del desequilibrio económico que enfrenta el contrato de esa obra, indicando que una caída de más del 93% del tráfico aéreo por las medidas de cierre de fronteras, confinamiento y distanciamiento derivadas de la pandemia era parte del riesgo.
Resulta muy difícil comprender la actitud descrita, ya que no solo se trata de un suceso tan imprevisible como devastador, sino porque una parte muy relevante de los efectos de paralización que se han generado a nivel mundial son producto de las decisiones de las propias autoridades a todo nivel, las que, por comprensibles y adecuadas que sean, no es posible prever en ningún modelo de negocio razonable. Es más, en un sinnúmero de actividades se han generado mecanismos de amortiguación solidaria de los efectos económicos de la crisis sin que por ello se asuma que quien los otorga es el culpable de la pandemia o que es el titular del riesgo. Tal es el caso de créditos privados, cánones de arriendo, entre muchos otros.
Actitudes comprensivas no representan una debilidad del Estado o de la autoridad a cargo, sino que son una forma de mitigar y distribuir los efectos de una crisis que nos afecta a todos, morigerando su impacto en actividades que son esenciales para el país en el largo plazo, manteniendo criterios de justicia distributiva y sanidad fiscal.
Estamos en un momento económicamente muy complejo, y para superarlo requerimos de colaboración, apertura e innovación. Así como en crisis económicas anteriores se crearon sistemas como el Mecanismo de Distribución de Ingresos (MDI), hoy es posible encontrar fórmulas para mitigar los efectos de la crisis, cuidar los activos reputacionales del país y fortalecer inversiones que forman parte de los pilares infraestructurales del desarrollo futuro.
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-Leonardo Daneri J. Presidente COPSA AG
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Desequilibrio en contrato
El Mercurio
Señor Director:
El gerente general de la concesionaria Nuevo Pudahuel dice que el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, cerró la puerta a hablar del desequilibrio económico que enfrenta el contrato de esa obra, indicando que una caída de más del 93% del tráfico aéreo por las medidas de cierre de fronteras, confinamiento y distanciamiento derivadas de la pandemia era parte del riesgo.
Resulta muy difícil comprender la actitud descrita, ya que no solo se trata de un suceso tan imprevisible como devastador, sino porque una parte muy relevante de los efectos de paralización que se han generado a nivel mundial son producto de las decisiones de las propias autoridades a todo nivel, las que, por comprensibles y adecuadas que sean, no es posible prever en ningún modelo de negocio razonable. Es más, en un sinnúmero de actividades se han generado mecanismos de amortiguación solidaria de los efectos económicos de la crisis sin que por ello se asuma que quien los otorga es el culpable de la pandemia o que es el titular del riesgo. Tal es el caso de créditos privados, cánones de arriendo, entre muchos otros.
Actitudes comprensivas no representan una debilidad del Estado o de la autoridad a cargo, sino que son una forma de mitigar y distribuir los efectos de una crisis que nos afecta a todos, morigerando su impacto en actividades que son esenciales para el país en el largo plazo, manteniendo criterios de justicia distributiva y sanidad fiscal.
Estamos en un momento económicamente muy complejo, y para superarlo requerimos de colaboración, apertura e innovación. Así como en crisis económicas anteriores se crearon sistemas como el Mecanismo de Distribución de Ingresos (MDI), hoy es posible encontrar fórmulas para mitigar los efectos de la crisis, cuidar los activos reputacionales del país y fortalecer inversiones que forman parte de los pilares infraestructurales del desarrollo futuro.