Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-12-06
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   C8
Sección:   Nacional
Centimetraje:   30x27
El Mercurio
Tenemos que hablar de Chile:
Los chilenos ven un Estado que produce malestar y cifran su esperanza en la nueva Constitución
Entre los primeros hallazgos de la plataforma de conversaciones liderada por las universidades Católica y de Chile surge que las emociones predominantes de este tiempo son la inseguridad y la incertidumbre.
Entre la incertidumbre, la inseguridad y la esperanza. Así están viviendo los chilenos, según se desprende de los primeros mil diálogos analizados en el proyecto 'Tenemos que hablar de Chile'. Como se puede observar en el gráfico adjunto, los estados de ánimo que prevalecen son los negativos —ansiedad, miedo, cansancio, entre otros— por sobre los positivos. Esto se agrava porque, al observar la intensidad de estas emociones, esta es 'preocupantemente alta', como señala el informe preliminar.

Hay una energía adversa intensa, y es con ella que las personas ingresan a las conversaciones propuestas. Sin embargo, también hay esperanza. La inseguridad y la incertidumbre surgen mayoritariamente como respuesta a la pregunta '¿cuál es la emoción predominante en la última semana?'. Y la mayoría de las respuestas se engloban en lo que el estudio llama 'mal-estar'. 'Este malestar es producido por diversas situaciones, y explicado a partir de diversas razones, pero en general es reportado como un sentir común entre los participantes. El momento de pandemia exacerba estos sentimientos. De allí que pueda afirmarse que este no es solo el Chile post estallido; es, además, el Chile en pandemia', explica Hernán Hochschild, director ejecutivo del proyecto que lideran la UC y la U. de Chile.

Sin embargo, la esperanza

El estado de incertidumbre reportado parece reflejar la profunda fragilidad con la que son percibidos 'principalmente la educación, las pensiones, la institucionalidad, la salud y el medio ambiente'. Sin embargo, esta situación multidimensional de malestar tendría cierta capacidad de transformación, pues en los diálogos, cuando las personas son invitadas a proyectarse y pensar el futuro, expresan sentimientos positivos. 'Podríamos describir esto en cómo opera uno de los factores esenciales de la ‘resiliencia social', la presencia de esperanza y optimismo para generar narrativas significativas para el grupo', indica el estudio.

Por esto es que el análisis observa que el diálogo es una 'conversación esperanzada', aunque 'es una esperanza precaria, porque la incertidumbre puede devenir en desesperanza'. Tal precaria esperanza se muestra como una oportunidad, pero también como exigencia y desafío: 'Nuestra reacción a este proceso histórico, enlazado con una pandemia mundial, es la de reemplazar un presente complejo, incluso doloroso, por una promesa de futuro', lo cual implica cuidar la esperanza, que aflora con claridad en la argumentación sobre una nueva Constitución, poniendo en ella una posibilidad de cambios en múltiples ámbitos: convivencia, política, Estado, derechos y temas económicos.

Un Estado que gobierna para sí

Un segundo hallazgo pone atención en el Estado, que es visto en las conversaciones, prioritariamente, como un problema en sí mismo, pero a la vez como una institución central para proveer soluciones a las múltiples dificultades de una vida incierta. En ese contexto, se describe un Estado que no apoya en la vulnerabilidad y que, incluso, a veces también vulnera.

El estudio advierte que 'vulnerabilidad' no es una palabra con una alta frecuencia en los diálogos, pero esta articula un conjunto de ideas asociadas a la incertidumbre de la vida y a una sensación de falta de seguridad y de protección. Así, se habla de un Estado que no 'apaña' (como dicen algunos). Un Estado que no funciona, que no integra a las personas, que no ve o no siente como suyas las preocupaciones de los ciudadanos, que no se conecta con el territorio en su particularidad y con el uso eficiente de los recursos públicos.

Si lo que se busca es un Estado que produzca soluciones, lo que se encuentra, en cambio, es un Estado que es factor de malestar, que no genera certidumbre. No se trata, en la voz de quienes dialogaron, de expectativas 'desmedidas', sino más bien, de mínimos no existentes. Se pide que el Estado garantice un piso básico, 'una base que ayude a reducir la vulnerabilidad y permita el desarrollo de los diversos proyectos de vida'.

Una segunda dimensión aporta una visión crítica del Estado como un espacio atrapado por intereses personales y por una política entendida como una acción de poder por el bien propio; una política que se protege a sí misma o que protege a los que ya tienen privilegios y no a los que tienen necesidades. Se observa, entonces, la interpretación de un espacio público politizado, pero cargado por una mirada negativa de la política. 'La impresión es que el Estado y la política se miran juntos. Se ve al gobierno y al Estado como un todo, a la política y al Estado como un todo, y esa dinámica es motivo de crítica. Es un Estado que deja de ser público, por estar gobernado para sí. Hay un desprestigio muy fuerte de los conceptos de política, Estado, políticos, gobierno'.

En las conversaciones se manifiesta también una alta expectativa en relación a lo que debe ser el Estado y que hoy no es. Una expectativa asociada a muchos temas y con un eje central en la discusión de la nueva Constitución. 'Hay un desafío muy importante en renovar y transformar la relación del Estado con las personas; de la política con las personas y de los gobiernos con las personas. De construir un Estado del que nos sintamos parte, que nos integre y que no responda a sí mismo, sino que a la ciudadanía. Y la esperanza está puesta en la discusión constitucional. Es el ‘comodín' de transformación de las instituciones, instituciones que puedan dar integridad, cohesión y estabilidad a las vidas de las personas'.

Recuadro
- "El Estado debe ser garante de derechos para terminar con el sentimiento de vulnerabilidad que tenemos los ciudadanos". Diálogo #88, 1 de agosto

- "(Se debe) cambiar la Constitución para que la vida en nuestro país pueda ser más digna". Diálogo #521, 21 de agosto
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Juan Antonio Muñoz H.-