Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-01-08
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   13
Sección:   Opiniones
Centimetraje:   14x18
La Segunda
Solidaridad y filantropía
Durante esta extendida pandemia no solo hemos visto preocupación, desesperanza y temor; también hemos descubierto la fuerza de la solidaridad humana, en una infinitud de formas de apoyo social, ya sea familias, vecinos y amigos, o a través de organizaciones de la sociedad civil que han recibido aportes de individuos, empresas, o gestionan recursos del Estado. No es sorprendente. En la historia de Chile se puede constatar el profundo arraigo de la conducta de dar, de hacerse presente, de empatizar.

Un reciente estudio de la Fundación Luksic, basado en una encuesta de Ekhos, muestra que en Chile la palabra filantropía se asocia en primer lugar con 'ayuda por parte de personas de mucho dinero', pero también, casi con igual importancia, con 'ayuda desinteresada', solidaridad, ayuda a personas que lo necesitan y menciones similares. En la opinión pública, la filantropía es percibida en forma asimétrica, con un cierto sesgo de desigualdad; para algunos se circunscribe a donar dinero de aquellos que lo pueden hacer. Sin embargo, en la práctica también se destaca que sea desprendida, solidaria y focalizada a los que lo necesitan. Investigaciones que hemos realizado comprueban la existencia una enorme cantidad de iniciativas sociales que se generan localmente, desde las mismas personas que se asocian o vinculan en torno a una preocupación común.

Como ejemplo, en los meses de pandemia se han identificado más de 300 ollas comunes que ofrecen alimentación a miles de hogares en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica. Estos modos de organización son horizontales y abiertos, aunque probablemente no sean tan conocidos a través de los medios. En este sentido, solidaridad y filantropía son formas de donación de recursos —tiempo de voluntariado, dinero y especies— que pueden involucrar colaborativamente no solo a personas de alto patrimonio, también a empresas y organismos públicos.

En la pandemia, y ante los desafíos sociales que enfrentamos, nuestro país necesita más, y no menos, colaboración entre el sector privado, la sociedad civil y el Estado. A modo de ejemplo; la iniciativa 'Siempre por Chile', promovida por la CPC, movilizó durante el año pasado más de $100.000 millones en aportes a fundaciones, universidades, organizaciones de base y al propio Estado, monto superior a toda la inversión del Estado a través del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis). Para que iniciativas de esta naturaleza y otras de carácter más local puedan desarrollarse necesitamos no solo facilitar el intrincado sistema de donaciones actual, sino también flexibilizar los mecanismos de articulación entre estos sectores que usualmente quedan entrampados en la burocracia. Para ello debemos partir desde un escenario de confianza y anhelo de colaboración mutua en pos del bien común.

Recuadro
'Nuestro país necesita más, y no menos, colaboración entre privados, sociedad civil y Estado'.
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Ignacio Irarrázaval Centro de Políticas Públicas UC -